La princesa Bean y sus secuaces. (Fuente: Netflix)
A estas alturas no debe quedar nadie sin conocer a Matt Groening. El creador de Los Simpson se ha convertido en un referente en las series de animación. Mientras que la familia de seres amarillos lleva más de dos décadas emitiendo capítulos, su creador demostró saber salir de ese mundo con la fantástica Futurama.
Con ese historial, las expectativas depositadas en (Des)encanto, la nueva serie de Groening para Netflix, eran altas y exigentes. Y ahí reside uno de sus problemas; se esperaba mucho de ella y no ha logrado estar a la altura.
(Des)encanto arranca el día de la boda de Bean, la princesa protagonista. No quiere casarse, o no si no es por amor, no busca esa vida. Ella prefiere vestir pantalones, beber cerveza y salir a ver el mundo que le espera fuera del castillo. Es malhablada, poco cortés y aún menos delicada. A su lado tendrá a su propio demonio y un elfo que verá en ella todo lo que se pueda desear.
Puede que sea algo pronto para opinar con rotundidad sobre la serie. Las comedias necesitan cierto margen para encontrar su lugar cómodo, y a las series de animación les pasa algo parecido. Doble razón para dar cierta tregua a las impresiones de esta primera tanda de capítulos, pero lo cierto es que no son lo esperado. Pese a que en ciertos momentos muestra lo que puede llegar a ser, la tónica general es más bien floja.
Uno de los motivos que le hace perder interés es la serialización. Al contrario que con sus dos predecesoras, (Des)encanto tiene una trama transversal que va desarrollando capítulo a capítulo. Y no es necesaria. La serie funcionaría mucho mejor teniendo sus propias historias en cada episodio y pudiendo volar libremente sin necesidad de ser coherentes con un arco superior. Genera ciertas escenas en donde se pierde el interés y que acaban convirtiéndose más en un lastre que en un elemento adictivo.
Cuando la serialización es una trampa
Contar una única historia para toda la temporada no garantiza que la serie vaya a ser mejorfueradeseries.com
Pese a ello consigue ser entretenida. No es brillante, y el estilo personal de dibujo de su creador hace tener presente en especial a Futurama y su genialidad, pero tomando distancia de las expectativas depositadas en ella, funciona bastante bien. Sus personajes son su punto fuerte, están claramente dibujados y todos tienen un carácter propio que genera divertidas situaciones, y aún tienen margen para crecer.
Fuente: Netflix
Si bien queda claro que la historia gira en torno a su princesa protagonista, los personajes a su alrededor, miembros de la corte o incluso el propio rey y su esposa se desenvuelven de una forma natural e independiente, estando llenos de bromas propias que acompañan perfectamente a la trama principal que se desarrolla en cada episodio.
Es en ellos donde reside uno de los grandes potenciales de la serie. Como ya vimos en Futurama, el que sus personajes secundarios sean potentes es lo que puede hacer que la trama no se agote cuando sus protagonistas hayan sido ya explotados. Ese mundo que los envuelve puede estar lleno de chascarrillos fantásticos y de situaciones distintas a las principales que hagan que la serie gane en complejidad.
Sin duda, Netflix es un lugar en donde a un nombre como el de Matt Groening se le puede dar algo más de margen para demostrar tener una buena comedia y, si bien no es todo lo que se le podría pedir, (Des)encanto logra ser una entretenida serie de animación con la que pasar las tardes de verano.
Los capítulos de la primera temporada de ‘(Des)encanto’ se pueden encontrar en Netflix.
