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Crítica: ‘Star Trek: Discovery’ 1×05 — ‘Elige quién sufre’

Rainn Wilson, como Harry Mudd. (Fuente: Netflix)

Esta crítica tiene spoilers del episodio 1×05 de ‘Star Trek: Discovery’.

¿Es correcto aprovecharse del sufrimiento de otro ser vivo para lograr un avance tecnológico crucial? ¿Puede toda la tripulación de la Discovery mirar para otro lado mientras su preciado motor de curvatura de esporas se sirve de la tortura física y psicológica de lo que han decidido calificar como un monstruo? Las dudas éticas de Michael Burnham acerca del uso del tardígrado como navegante forzado de la nave se exploran más a fondo en un episodio que, probablemente, sea el de mayor sabor al Star Trek de siempre de los vistos hasta ahora.

Y no sólo porque la serie recupera uno de los personajes recurrentes de las aventuras originales de Kirk y Spock, Harry Mudd. Entonces, era un timador que se sacaba de la manga las estratagemas más peculiares. Pero diez años antes de que se encuentre con la Enterprise, Mudd tiene que sobrevivir apresado por los klingon, y es en uno de sus calabozos donde se encuentra con el capitán Lorca.

Este episodio de Star Trek: Discovery nos presenta a un nuevo miembro de la tripulación de la nave, Ash Tyler (Shazad Latif), rescatado por Lorca de manos de los klingon, y también nos cuenta algo más del pasado del capitán. Decidió sacrificar a toda la tripulación de su anterior nave, la Buran, antes que dejar que cayeran en manos enemigas, lo que sigue afianzando su retrato de que está dispuesto a llegar muy, muy lejos en su lucha por la victoria.

Los klingon personalizan sus torturas al “gusto” del prisionero. (Fuente: CBS All Access)

Pero las personas bajo su mando en la Discovery tienen una opinión diferente, lo que va a traer problemas más adelante. El episodio nos enseña que toda la Flota Estelar se ha puesto a buscar tardígrados para poder construir y poner en funcionamiento motores de esporas para todas sus naves, pasando por el alto que el uso de esos animales como copilotos de la nave los mata poco a poco, y en medio de un gran sufrimiento.

A Burnham le pesa en su conciencia porque ella fue quien descubrió ese uso y, ahora, le rompe el corazón ver como el tardígrado se apaga lentamente. Y no es la única a la que esa decisión le produce cierto malestar. Stamets, que hasta ahora parecía un arrogante científico también dispuesto a todo, demuestra aquí que tiene empatía y que es un poco más razonable de lo que parecía, aunque siga encantado de haberse conocido. Y Tilly va adquiriendo poco a poco más matices. Todavía está estancada en el alivio cómico, en el contraste optimista frente a la taciturna Burnham, pero no todo está perdido con ella.

Tampoco lo está para Saru, demasiado centrado en su enfado y sus celos hacia Michael, y en probar que tiene madera de capitán de la Flota Estelar, como para darse cuenta de que está poniendo en peligro la nave al ignorar los avisos sobre el motor de esporas. Es un toque muy significativo que la tortura del tardígrado se relaciona directamente con el bienestar de la Discovery; si siguen utilizándolo como “combustible inteligente”, acabarán matándolo y, de paso, probablemente poniendo en peligro la propia supervivencia de la nave.

Ese dilema entre utilizar todos los medios a su alcance para rescatar a Lorca (y ganar la guerra) y no esclavizar a otras especies para conseguir ese objetivo es muy trekkie y ayuda a perfilar a los personajes de cara a las crisis más graves que vivirán en el futuro.

Saru tiene que afrontar por fin sus sentimientos hacia Burnham. (Fuente: CBS All Access)

Especialmente, se va creando cierta camaradería entre los tripulantes de la Discovery. Tilly, Stamets y Burnham empiezan a trabajar bien en equipo, y ésta última y Saru por fin están alcanzando algo parecido a un entendimiento entre ellos. Sobre todo, desde el momento en el que el Primer Oficial reconoce que las razones por las que se opone a la presencia de Burnham en la Discovery son puramente egoístas; está enfadado porque considera que le robó su oportunidad de aprender al lado de la capitana Georghiou, y le cuesta ver más allá.

Burnham no ha dado, realmente, ninguna razón para que siga considerándola peligrosa. Lo único que ha hecho es mostrar que hay un corazón bajo el adiestramiento vulcaniano. ¿Lo tiene Lorca tras su firmeza en ganar a los klingon, cueste lo que cueste?

Notas al margen

  • Cuando Saru pide a la computadora de la Discovery que le muestre los registros de grandes capitanes pasados de la Flota Estelar, hay tres nombres que destacan. Uno es, claro, el de Philippa Georghiou, pero los otros son de viejos conocidos de los fans de Star Trek. Uno es Jonathan Archer, protagonista de Star Trek: Enterprise, y el otro es Christopher Pike, capitán original en el primer episodio piloto de Star Trek.
  • Stamets y el doctor Hugh Culbert son una de las escasas parejas abiertamente homosexuales de la saga, y están interpretados por dos actores que ya habían trabajado antes juntos en Broadway; Anthony Rapp y Wilson Cruz formaron parte del elenco de Rent.
  • Entre las naves de la Flota Estelar que Lorca y Tyler mencionan mientras están presos por los klingon, hay dos con nombres que hacen referencia a momentos importantes en la historia de la aeronáutica. La USS Yeager se llama así por Chuck Yeager, el primer piloto que rompió la barrera del sonido, mientras la USS Buran recuerda al intento de la URSS por construir un transbordador espacial como el de la NASA. Nunca llegó a volar al espacio.

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Los nuevos episodios de ‘Star Trek: Discovery’ están disponibles los lunes en Netflix.

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