(Fuente: Prime Video)
Esta crítica se ha escrito tras ver los cuatro primeros episodios de ‘Star Trek: Lower Decks’ y no contiene spoilers.
No todo el mundo puede ser el capitán Kirk o Picard. Y tampoco es posible que O’Brien mantenga primero el Enterprise y después Espacio Profundo 9 él solo, por mucho que en la primera nave contara con La Forge y Data alineando relés sin parar. Por eso es una genialidad hacer una serie de Star Trek, y nada menos que de animación, sobre esos tripulantes que no están en el puente de mando, pero que se encargan de que todas las pequeñas cosas funcionen… o estén limpias.
No es por su carácter de ficción animada por lo que llama la atención esta propuesta, pues no es la primera vez que vemos a los miembros de la Flota estelar en forma de dibujos animados. De hecho, el primer spin-off de la franquicia, allá por 1973, fue precisamente Star Trek: La serie animada, para la cual la mayor parte del casting de la ficción original prestó su voz. No, lo que llama la atención de Star Trek: Lower Decks es que va derecha a donde no ha ido ninguna otra serie del universo trekkie (al menos no como objetivo principal): la comedia. Desde los primeros minutos es evidente que está hecha por y para fans y las referencias son constantes: desde Star Trek: Espacio Profundo 9, hasta Star Trek: Enterprise, por supuesto sin olvidar Star Trek: La Nueva Generación.
Buscando el equilibrio
La fuerza de Star Trek: Lower Decks puede ser también su mayor debilidad. Las referencias constantes al resto de los títulos trekkies ayudan a establecer un contraste que funciona perfectamente para el humor y a conocer a los personajes, sumado la idea de recuperar la estructura episódica de las primeras ficciones de la saga con su situación inicialmente anodina, hasta que algo sale muy mal (ya sean seres de energía, bioesporas o cualquier cosa que se le ocurra a la siempre fértil imaginación de un guionista) y finalmente se arregla casi por arte de birlibirloque. Pero, ambos elementos corren el riesgo de convertirse en repetitivos si no se anda con cuidado.
Y lo mismo puede decirse de Mariner, un gran personaje con unas dinámicas que funcionan humorísticamente con casi cualquier compañero que le pongan delante; sin embargo, puede llegar a ser un Jack Sparrow si no se andan con cuidado. Quitando esto, ofrece una divertida perspectiva del universo de trekkie sin sacrificar lo que los fans amaban de él. A veces da algún traspié intentando equilibrar un humor en ocasiones cercano al de Rick & Morty con el espíritu positivo y esperanzado con el que imbuyó Roddenberry a su franquicia. Aún así, confiamos en que acabe encontrando el balance perfecto y tengamos entre nuestras manos una nueva The Orville.
Star Trek: Lower Decks todavía necesita espacio para crecer, es cierto, pero si uno repasa los títulos de grandes comedias de los últimos años se encontrará con que la mayoría de ellas tuvo una primera temporada más rígida, con la que te reías, pero no tanto como con la segunda o la tercera. Para hacer reír necesitas sentar las bases, dar a conocer los pequeños tics y peculiaridades de tus personajes para hacer cómplice a tu espectador. Eso, lo consigue. “It’s warp time!”
‘Star Trek: Lower Decks’ está disponible en Amazon Prime Video.