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Crítica: ‘The Handmaid’s Tale’ 2×11— ‘Holly’

(Fuente: HBO España)

La australiana Daina Reid ha sido la encargada de dirigir este episodio de The Handmaid’s Tale, ese que no podremos confundir con ningún otro, ese que cuando queramos hacer alguna referencia podremos identificar inmediatamente: el de June, la nieve y el lobo; el del parto.

Holly es una hora de televisión muy potente. Con June como absoluta protagonista, atrapada en una sola localización y enfrentándose a diferentes obstáculos, cada uno más complicado que el anterior. El episodio es una exploración intimista del instinto de supervivencia de una mujer que en última instancia se verá en la disyuntiva de elegir entre su libertad y la vida del bebé que está a punto de nacer.

La escena de apertura no tiene diálogo ni música, la banda sonora está compuesta por los sonidos de la respiración agitada de June y el ruido que hacen sus botas sobre la nieve mientras recorre el espacio intentando calcular sus opciones. Con 39 semanas de embarazo echar a correr por el bosque no es una opción (ni siquiera lo sería si no estuviera embarazada); lo primero será intentar encontrar las llaves para usar ese coche que hay en el garaje.

Esa es la primera vez que ve el lobo negro. Creo que la serie deja su presencia abierta a nuestra interpretación. Podemos asumir que es real, un animal de carne y hueso que la acecha. También podemos verlo como una manifestación emocional de la amenaza que siente. Incluso, como la representación de los problemas que debe resolver, como una idea que la interpela y le pregunta “¿Y ahora qué? Muévete, haz algo”.

Vuelve a ver el lobo en otras dos ocasiones, cuando rompe aguas frente a la puerta del garaje y cuando sale a disparar la escopeta para pedir ayuda. Si tenemos en cuenta los momentos en los que lo ve, quizá podríamos interpretarlo a la vez como una metáfora del peligro y también como una fuente en la que encuentra coraje y resolución para dar el siguiente paso, aceptando que no podrá huir.

“Lamento que haya tanto dolor en esta historia. Siento que esté contada en fragmentos, como un cuerpo atrapado en un tiroteo, o desmembrado a la fuerza. No puedo hacer nada para cambiarlo. También intenté incluir ciertas cosas buenas”.

Durante la serie hemos codificado los monólogos internos de June como una representación de sus emociones y pensamientos tal como se producen. Las dos veces que los escuchamos en este episodio parecen formar parte de una narración del pasado desde su futuro. Le está hablando a alguien más, no a ella misma, no a la realidad que está viviendo, no al bebé que lleva en el vientre.

Estas líneas que escuchamos al principio también podemos interpretarlas como un pacto establecido con el espectador, como si los guionistas se anticiparan a las quejas del tono oscuro de esta temporada, pero cuando escuchamos el monólogo interno final, ambos parecen formar una parte de un todo, se sienten como una historia que le cuenta a su madre, Holly. O a otras mujeres de Gilead, si ha conseguido escapar y está luchando por ellas fuera. En cualquier caso, nos dan esperanzas y nos piden paciencia, en algún momento todo va a acabar.

“-Esto no es lo mío. Quiero doctores, enfermeras, muchas medicinas y…
-Eres más fuerte de lo que crees”.

A través de los flashbacks, la serie nos ha dejado entrever que June y su madre tuvieron una relación complicada. En el tercer episodio, vimos que sentía que no cumplía las expectativas de su madre, pero el tiempo y la perspectiva le permitieron entender a qué se refería cuando criticaba su pasividad. En este episodio vemos que quizá resiente que su madre no haya estado tan disponible para ella como le hubiera gustado porque estaba muy dedicada a su trabajo. En la escena en la que recuerda el día en que se separó de Hannah cuando la dejó en sus primeros días de cole, la profesora le dice que apuesta a que ella vivió la misma situación con su madre y June dice que de hecho, no; y cuando su madre le dice que va a estar con ella el día en que nazca Hannah, June le dice que no haga promesas que no puede cumplir.

Pero June también le había hecho una promesa a su nuevo bebé y, por ahora, no ha podido cumplirla, no porque no haya luchado con todas sus fuerzas. Una vez más, la experiencia que vive la lleva a entender mejor a su madre, a recordar también las partes buenas, a darse cuenta de que en realidad nunca estuvo tan ausente y a reconciliarse definitivamente con ella, una reconciliación que se sella de forma preciosa cuando decide darle a su hija el nombre de Holly.

Durante un día entero June intentó aprovechar la oportunidad que tenía para escapar y superó cada obstáculo buscando una nueva alternativa, hasta que su cuerpo dijo basta y tuvo que aceptar la realidad, su hija iba a nacer allí y ahora. El momento más difícil fue cuando vio la hemorragia y supo que tenía que pedir ayuda, renunció a su libertad para garantizar el bienestar de su hija.

Los últimos diez minutos del episodio son de una carga emocional inmensa. Cuando se preparó para su primer parto, June tuvo opciones para elegir y estuvo acompañada, ahora sabía que sólo había una forma de hacerlo y, tal como le dijo su madre, descubrió que es más fuerte de lo que pensaba.

La escena del parto es potentísima por todo lo que implica, empezando porque, a pesar del dolor y el miedo, por lo menos June vivió un momento muy íntimo y a solas con su hija. Holly nació en libertad, June no se sometió a los rituales ridículos de Gilead y Serena no pudo disfrutar de su farsa con arpa de fondo.

No puedo ser categórica, porque no he visto todas las ficciones audiovisuales que se han hecho en la historia, pero creo que puedo permitirme decir que no debe haber muchos retratos como este. Sola, totalmente desnuda y de rodillas (la posición más natural para facilitar la salida del bebé); una escena visceral, un homenaje a la fortaleza de la mujer remarcado con ese coro de nacimientos en el pasado, el de Hannah, el de Charlotte, y con June encontrando fuerza en otras mujeres, incluso en las vivencias en el Centro rojo. Fue muy emocionante.

Al final, se ven las luces del coche que se acerca, parece una derrota, pero June nunca ha sido más poderosa.

“Lo hicimos, Holly”.

Notas al margen:

  • Los monólogos internos que abren y cierran el episodio son extractos del libro El cuento de la criada reubicados en otro contexto. Cuando finalice la temporada, y ya que se ha repetido tanto que la serie ya no tiene el libro como guía, haré un artículo recopilando todas las referencias de la obra original que han aparecido esta temporada.
  • Este es, seguramente, el episodio de la serie con menos líneas de diálogo. Durante la mayor parte del metraje June está sola en la casa y, durante esas escenas, aparte de los monólogos internos y las palabras que le dice a Holly al final, solo escuchamos su respiración, sus expresiones de frustración y los gemidos de dolor durante el parto. El guion, la dirección y la fotografía son exquisitos; la narración, solo con acciones y gestos, nos permite saber exactamente todo lo que está sintiendo y pensando June sin necesidad de recurrir a la voz en off.
  • Ya que decimos que está sola la mayor parte del tiempo, es el momento de comentar la escena de Serena y Fred. Lo más interesante fue escuchar a Serena reconocer que es muy consciente de que sabe que su vida y la de las otras mujeres son un infierno porque ella prefirió aceptar lo que venía a cambio de que le dieran un bebé. De paso, reconocieron en voz alta que violaron a June porque saben lo que hicieron aunque hayan querido justificarlo con razones médicas y lecturas sagradas. Serena está tan condenada que se ha obsesionado realmente con que merece ser madre, a costa de lo que sea y de quien sea.
  • Por supuesto, June apuntándolos con la escopeta. Qué momento tan intenso. Lo que June hace y no hace con el arma dice mucho sobre quién es. Decíamos que el episodio 2×10 era el que podía enviar Elisabeth Moss a los premios Emmy; no sé si podría enviar este porque se emitió cuando ya se habían cerrado las nominaciones pero, en cualquier caso, se merece que le den todos los premios de la noche de la gala. Lo que hace es sobrehumano.

(Fuente: HBO España)

  • De fondo pudimos ver estos mapas que pueden ser una cronología de los estados bajo el poder de Gilead a través de los años.
  • Es Gilead, y siempre será malo; es su hija y no está con ella, pero, a pesar de todo, al menos June ha visto que los padres a los que les ha sido entregada Hannah no son como los Waterford y la quieren. En el despacho de este Comandante hay una casa de muñecas para que ella juegue, una foto de la niña con su nueva madre, ambas sonrientes, y un dibujo de ella enmarcado en el escritorio. No es un detalle menor, porque ya hemos visto que para Fred su despacho es su santuario o su rincón de secretos.
  • La voz que se escucha en la radio es la de Oprah Winfrey, una elección perfecta para transmitir el mensaje de que hay una parte de Estados Unidos que se resiste y que hay esperanza. June necesitaba saberlo, y nosotros también. En este artículo de Deadline explican cómo organizaron el cameo de Oprah y también que el mensaje está inspirado en las emisiones radiofónicas de los aliados en la Segunda Guerra Mundial.

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