Esta crítica se ha escrito después de ver el primer episodio de la segunda temporada de ‘Ted Lasso’ y no contiene spoilers.
Un año después de contagiar su optimismo a medio mundo el entrenador de fútbol más conocido de la ficción televisiva, Ted Lasso, ha regresado para hacernos más llevadero lo que queda de verano y el arranque del otoño. Doce episodios en los que el personaje interpretado por Jason Sudeikis tratará de mantener a flote su equipo, recién descendido, alejándolo de las amenazas externas, las internas y también las más personales.
Porque si algo nos ha quedado claro con el arranque de la temporada Ted Lasso es que llega dispuesta a cuestionarse a si misma. Empezando por el fogoso «fútbol es vida» que proclama a los cuatro vientos Dani Rojas (Cristo Fernández) y continuando por esa visión entusiasta del entrenador que, como ya pudimos ver en la primera entrega, esconde un dolor que desemboca en ataques de pánico.
Para plantear al espectador la duda de si el optimismo es una tendencia que a veces resulta engañosa el personaje elegido es, precisamente, Rojas. Porque lejos de sentirse cómodos en la nueva división a la que se han visto relegados tras los fracasos de la temporada anterior, el AFC Richmond que dirige Lasso encadena una racha de empates que pone en riesgo la propia supervivencia del club. Y el jovial delantero, que ya carga con el peso de su frustrada efectividad, vive un truculento episodio en el campo de juego que termina traumatizándolo.
A pesar de que intenta ayudarle, el optimismo de Lasso no es suficiente para Rojas, que además de su alegría, también ha perdido su puntería y sus ganas de jugar. Para ponerle remedio entra en escena la doctora Sharon Fieldstone (Sarah Niles), una psicóloga deportiva que trabajará con el jugador para saber qué es lo que le atormenta. Y aunque la mujer reconoce el buen ambiente reinante en el equipo Lasso la percibe como una amenaza para su vitalidad innata. Y tal vez para seguir siendo la persona a la que acudir cuando sus hombres más lo necesitan.
El primer capítulo también nos deja entrever por dónde se moverán el resto de los personajes, cuyas historias parece que tendrán más presencia en cada episodio. Nathan (Nick Mohammed), el último en incorporarse al equipo de entrenadores, ha dejado sus dudas y titubeos a un lado y ha abrazado su nueva posición con ganas de demostrar su poder. Rebecca (Hannah Wadingham), por su parte, luchará por mantener a flote el club mientras trata de rehacer su vida sentimental.
Fuera del AFC Richmond nos encontramos con el soberbio Jaime Tartt (Phil Dunster), que ha cambiado temporalmente los campos de fútbol por un escenario más apropiado para su personalidad y a Roy Kent (Brett Goldstein), disfrutando (no literalmente) de su jubilación. Y con la ayuda de Keeley (Juno Temple) tratará de asumir su nueva vida en la que, como no podría ser de otra manera, tendrá un papel importante su sobrina Phoebe (Elodie Blomfield).
Con más de cinco horas y media de metraje por delante parece asegurado que nos esperan muchos momentos de disfrute. Pero, como en su primera entrega, Ted Lasso regresa dispuesta a hacernos reflexionar sobre la forma de afrontar las dificultades que nos presenta la vida. Y, sin dejar de lado su característico optimismo, lo hace con planteamiento tan novedoso como conveniente, la necesidad de ayuda psicológica. A la vista de los últimos acontecimientos deportivos, la retirada de la gimnasta Simone Biles de buena parte de sus compromisos olímpicos, y el interés mediático que ha despertado, la propuesta de la ficción de Apple TV no podría ser más oportuna. Y estamos deseando que llegue el viernes para ver cómo nos enseña nuestro querido entrenador que para cuidar a los demás lo más importante es cuidarse a uno mismo.
La temporada 2 de ‘Ted Lasso’ se emite los viernes en Apple TV+.
