’45 Revoluciones’ fue la primera serie de 50 minutos de Antena 3 en estrenarse. (Fuente: Atresmedia)
La gran trampa de las audiencias en España es que sea el share, la cuota de pantalla, lo que determina los éxitos y los fracasos. Maquilla que los espectadores totales sean menos de los esperados si estaban en un horario en el que había menos gente viendo la tele en general y, por lo tanto, el porcentaje que tenía sintonizado nuestro canal era mayor que en una hora de mayor consumo televisivo. Es más fácil conseguir un 20% de share a las 23:30 que a las 21:30.
Quizás por esa trampa, y por la competencia alocada que lleva a contraprogramaciones a última hora y a estrenos de series que se aplazan sine die aunque estuvieran promocionándose durante dos semanas, los visionados de ficciones en directo y en abierto han caído en picado en esta temporada. Ni los episodios de 50–60 minutos ni los estrenos de géneros, a priori, con buena acogida entre la audiencia han parado esa sangría. El consumo de series ha cambiado enormemente en los últimos años, con cada vez más espectadores prefiriendo el diferido o esperando a que la temporada esté completa en alguna plataforma para verla en maratón, pero parece que los canales siguen programando sus series como se ha hecho siempre.
Y nadie se ha planteado si, tal vez, es el horario una de las razones por las que la audiencia termina huyendo de la emisión en directo. 45 revoluciones tenía episodios de 50 minutos, una vieja reivindicación de creadores y del público, pero eso no consiguió atraer a la suficiente audiencia. ¿Tuvo algo que ver que todas las semanas arrancara más cerca de las 23 que de las 22? ¿Están los espectadores dispuestos a esperar hasta esa hora para ver sus series o, para entonces, ya han decidido ver otra cosa o pasar de la tele en directo y buscar algo en Netflix?
Los ejecutivos de las cadenas afirman en público que lo que importa no es el horario de inicio, sino el de final. Que si sus ficciones acaban antes de la medianoche, la gente las va a ver. ¿Lo harán?
Por supuesto, no tengo estudios que refrenden esta idea; es más una sensación. ¿Estamos dispuestos a esperar hasta las 23 para ver una serie, aunque acabe a las doce de la noche como tarde? ¿Somos más indulgentes con la hora de finalización si la ficción ha comenzado a las 22 o las 22:30? Mi impresión es que un inicio tan tardío espanta cada vez a más espectadores, pero sólo es eso, una impresión. In my opinion, your Honor.
El suspense es el rey en las series españolas
Un informe de GECA detalla qué tipo de ficciones se producen en España, y su bajo porcentaje de éxitofueradeseries.com