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El verano del reencuentro con ‘KochiKame’, ‘Doraemon’ y ‘Sargento Keroro’ (que están gratis en Pluto TV)

(Fuente: Pluto TV)

Ni darse de alta ni iniciar sesión; mucho menos pasar por caja. Nada de eso hace falta para asomarse al cargamento de grandes éxitos del anime que se ha volcado en el catálogo de Pluto TV, la plataforma de ViacomCBS. Con joyas más o menos vetustas como KochiKame, Doraemon, Kiteretsu o Sargento Keroro al alcance de los ojos, los sudores que ya empiezan a gotear anticipan un precioso verano del reencuentro.

El movimiento no desentona con la oferta para nostálgicos por la que se rige Pluto TV: si sus canales de emisión lineal o su muro bajo demanda satisfacen los recuerdos de los espectadores que añoraban Sin tetas no hay paraíso o Ana y los 7, tiene sentido que vuelvan también los animes que veían los hijos de estos, incapaces entonces de comprender tanta fascinación por los deltoides del Duque.

En concreto, Anime Clásico (así se llama la señal que retransmite ininterrumpidamente estas series) nace de la colaboración entre la plataforma del conglomerado estadounidense y la distribuidora LUK Internacional, un veterano actor en el mercado del anime cuya emblemática cortinilla seguro que repiquetea en las memorias de algunos lectores. La compañía tiene mucho que ver con la importación española de series niponas de referencia de la talla de Shin Chan. De hecho, algunas de ellas, como Reborn!, llevan años licenciadas pero no se han emitido nunca en nuestro país hasta ahora.

De la series que LUK ha trasladado a la VOD, el lector reconocerá casi todas, desde la Loca academia de policía a la japonesa que es KochiKame hasta la refrescante comedia alienígena de Sargento Keroro. Pero lo fundamental está en otro sitio: Ninja Hattori, Doraemon y Kiteretsu (la serie del considerado primo listo de Nobita) presentan una panorámica ideal de la obra del dúo de mangakas Fujiko Fujio. Ahí se incluyen tanto creaciones cosidas a cuatro manos como las que se inventó cada uno con recelo individual, tras sajar la dupla. Ni una de esas maldades oscurece el hecho prístino de que todas aquellas viejas maravillas están por fin a un clic.

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