Suranne Jones y Sophie Rundle, en ‘Gentleman Jack’. (Fuente: HBO)
En medio de las acaloradas discusiones por Twitter por las más nimias minucias de Juego de tronos acaban pasando desapercibidas otras series que están también ahora en emisión, y que están proponiendo igualmente cosas interesantes y que merece la pena también comentar. Una de ellas es Gentleman Jack, el drama de época de BBC y HBO en el que la guionista Sally Wainwright cuenta la historia real de Anne Lister, una mujer que se salía de la norma de lo esperado en las aristócratas rurales del siglo XIX inglés.
Lister, interpretada con un carisma arrollador y una gran sensibilidad por Suranne Jones, pretendía dirigir su hacienda igual que lo hacían los hombres a su alrededor (lo que incluía explotar el carbón bajo sus tierras) y quería vivir libremente como una mujer con cierto dinero y posición, inteligente, con curiosidad por aprender cosas nuevas sobre el mundo y con aspiraciones de casarse, pero sólo con alguien a quien quisiera, lo que implicaba que sería otra mujer.
Aquí entra en escena Ann Walker, una rica heredera que vive muy cerca y a la que su familia trata entre algodones porque considera que sus nervios son demasiado frágiles. Ann es tímida (y huérfana), pero no le gusta que sus tíos y primos intenten escamotearle su dinero y que decidan por ella. Además, Lister se da cuenta, desde el principio, que la señorita Walker se siente intrigada y, de algún modo, hasta atraída por ella y se marca el objetivo de seducirla.
Lo que en un principio era casi más una excusa para acceder a su fortuna acaba derivando en una historia de amor que Gentleman Jack trata de una manera romántica, sensible y que nos muestra lo intrincada que era la relación entre Ann y Anne. Tenía que desarrollarse de puertas para dentro y debía tener mucho cuidado con generar cualquier tipo de rumor que pudiera arruinar sus reputaciones, y a las dificultades sociales se unen las dudas que se generan en la propia Ann.
Peter Davidson y Amelia Bullmore. (Fuente: HBO)
Aquí es donde el cuarto capítulo, Most women are dull and stupid, explora de dónde vienen esas inseguridades que están carcomiendo a la señorita Walker. Adora estar con Anne Lister pero, al mismo tiempo, tiene reparos, y no es sólo una cuestión de que no sea capaz de reconciliar sus sentimientos con su educación religiosa y las convenciones sociales. Hay un trauma en el que la serie se detiene para mostrar lo doloroso y difícil que es reconocer que se padece uno.
Durante el principio de Gentleman Jack se nos repite constantemente que la señorita Walker es frágil. Su familia la trata como si fuera una delicada pieza de porcelana, lo que empeora su situación porque ella se siente atrapada. Anne es un vendaval de aire fresco en su vida que se interesa de verdad por ella, que la quiere y que pretende que vivan como un matrimonio, dentro de las posibilidades de la época. Pero esa proposición plantea una angustia en Ann Walker, una reticencia que se desencadena con la carta de ese reverendo Ainsworth en la que anuncia su inminente llegada a Halifax.
Ann está convencida de que le va a proponer matrimonio; el reverendo enviudó recientemente y ella era muy amiga de su esposa. Ni Lister ni los espectadores comprendemos por qué la señorita Walker se siente obligada a aceptar una propuesta que aún no se le ha hecho formalmente y, por supuesto, Anne inmediatamente se pone la misma armadura que se ha construido cada vez que una de sus amantes le anuncia que va a casarse con un hombre. Pero aquí hay algo mucho más complejo.
Y es que Ann Walker sufrió abusos sexuales a manos de Ainsworth durante una visita que le hizo al matrimonio. Con su mujer en la misma casa, el reverendo se aprovechó de la timidez, la inexperiencia y la educación de Ann para acostarse con ella, y el estrés postraumático que le quedó a ella está tratado en el episodio con mucha veracidad.
Sophie Rundle, como Ann Walker. (Fuente: HBO)
La interpretación de Sophie Rundle muestra la agonía que representa para Ann enfrentarse al recuerdo de lo que esencialmente fue una violación, sentir el peso de la obligación social de casarse con ese hombre porque, si no, es ella la que quedará deshonrada, más la sensación de que, tal vez, ella dio pie de alguna manera a que ocurriera. Y a eso se añade el conflicto emocional que le genera darse cuenta de que está enamorada de Anne Lister y de que realmente quiere ser su esposa, aunque jamás vayan a tener los papeles legales que lo acrediten.
Es comprensible que Walker sea como es llevando a cuestas semejante carga psicológica. Sus propias inseguridades y las constricciones sociales y morales decimonónicas de cómo debía comportarse una mujer aumentan el trauma todavía más. Que dé el paso de confesarle a Anne lo que le ocurre, de decirle el verdadero motivo por el que siente que no puede estar con ella es muy importante, y también mete a Gentleman Jack en la conversación más amplia sobre el #MeToo que estamos teniendo en el último año.
Para las víctimas no es nada sencillo reconciliarse con lo que les ha pasado, afrontarlo. La culpa, la humillación y la vergüenza son abrumadoras. Las vemos todas aflorando en Ann Walker en las escenas en las que rechaza a Anne Lister y le mortifica no ser capaz de contarle por qué. Y el alivio al reunir las fuerzas para hacerlo no elimina el trauma.
Suranne Jones, como Anne Lister. (Fuente: HBO)
La serie equilibra así la balanza entre sus dos principales protagonistas. Cada una se enfrenta a sus propios obstáculos y lo hace de la manera que cree mejor. Lister va de frente, rápido, sin soportar tonterías; a Walker le cuesta más darse cuenta de lo que quiere y actuar en consecuencia, pero lo hace.
Los primeros tres capítulos de la serie podían llevarnos a creer que estábamos ante un título con un tono más o menos amable, pero no es así. Los miedos y rencores sociales hacia ellas han estado siempre acechando, igual que los miedos internos y personales. En este cuarto capítulo empiezan a asomar la cabeza.
‘Gentleman Jack’ está disponible todos los martes en HBO España.
Crítica: ‘Gentleman Jack’ logra que cobre vida la fascinante Anne Lister
Estamos de suerte, Sally Wainwright es la persona perfecta para contar esta historia. Y Suranne Jones para…fueradeseries.com