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La ficción de TVE no sale del coma

Alexandra Jiménez ha protagonizado ‘Hospital Valle Norte’. (Fuente: TVE)

Televisión Española se ha condenado a sí misma a la irrelevancia en el terreno de la ficción nacional. Su última apuesta, el drama médico Hospital Valle Norte, cerró este lunes su primera temporada -y muy probablemente única- sin despertar ninguna emoción entre la audiencia. Cierra con un promedio de 1.296.000 espectadores y un 8% de cuota de pantalla, unas cifras raquíticas pero que, por otra parte, nada sorprenden viniendo de la primera cadena.

Atrás han quedado los días en que TVE competía contra Telecinco y Antena 3 en igualdad de condiciones, cuando Águila Roja arrasaba -llegó a congregar a 6 millones de espectadores en su cuarta temporada- e Isabel era una de las series más valoradas del momento. Ahora es tiempo, parece, de series mediocres y bajos índices de audiencia. Lo segundo no debería ser una obsesión de una televisión pública que no tiene obligación de ser comercial, pero la calidad claro que es exigible.

Hospital Valle Norte ha sido, grosso modo, un capítulo largo de Centro médico con filtro azul. La serie de José Frade Producciones era insustancial hasta el hartazgo, pero no ha sido, ni mucho menos, el único ejemplo de una mala elección de proyectos por parte de Televisión Española. Ya el año pasado firmó tres infamias que fueron Fugitiva, Sabuesos y El Continental, que jamás debieron ser fruto del dinero del contribuyente. Su nivel era bajísimo y su utilidad, ninguna.

Quizás La otra mirada sea lo único que se salve de esta última hornada: a pesar de tener una audiencia muy escasa, se entiende que una ficción como esta sea una digna propuesta para la televisión de todos. Bien producida, con un buen elenco y con unos guiones con mensaje. Y no soy yo su mayor fan, que me parece demasiado expositiva, pero entiendo lo que aporta. Y luego está Cuéntame cómo pasó, que sigue manteniendo viva su propia llama después de veinte temporadas.

Por llegar quedan La caza. Monteperdido, cuyo preestreno me dejó claro que tampoco supondrá un antes y un después para nada, y Promesas de arena, que huele a otro Un burka por amor. Y bastante más adelante, El ministerio del tiempo, que volverá para salvar los muebles de TVE. Hacen falta más series como esa; valientes, innovadoras, divulgadoras y amenas. Series que nos lleven a pensar que solo podrían concebirse en una televisión pública. Series de servicio público. ¿Qué es eso? Ni ellos lo saben, cómo lo voy a saber yo.

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