Así lucía el cine Callao de Madrid en el estreno de la temporada de ‘Juego de tronos’. (Fuente: Twitter HBO España)
Por Sara Pérez
Reconozco que era un reto. Y me apasionan los retos. Una de las series más vistas, más aclamadas, que más expectación causa…. Y yo tenía que ir al estreno que HBO organizaba la madrugada del 17 de julio, sin haber visto nunca un solo episodio.
Mi acercamiento fue sin prejuicios. Igual que hay millones de seguidores de Juego de Tronos, tengo amigos que la detestan por su violencia salvaje, por sus enrevesadas tramas, por el furor que causa entre sus fans…
Si tratas de conocer la trama… ríete de Narcos o de Black Mirror. Aquí te enfrentas a los siete reinos con sus familias reinantes, que se han emparejado, matado, odiado y amado entre todas ellas.
Pero centrémonos en la crónica. La noche comenzaba con un calor sofocante de 34º a las nueve y media en el cine Callao, uno de los pocos que quedan en la mítica Gran Vía madrileña. Photocall con espuma simulando nieve, seguridad que te hacía sentir o que eras una estrella de cine, o que había muchas cerca. Entrando en la sala, éramos casi los últimos. Encontramos dos asientos libres justo en la última fila, con una bolsa de palomitas y un pack de supervivencia para resistir las horas que nos quedaban por delante: una botella de agua, un bocadillo, un brick de fruta y una bolsa de patatas fritas. Tengo que reconocer que todo estaba buenísimo, o sería el hambre que hacía mella, ya que al final salimos a las cuatro de la mañana a unas calles vacías y sí, algo más frescas. El invierno había llegado.
El evento lo presentaba Dani Mateo. Su personaje de El Intermedio sonaba un poco impostado en el cine, pero el guion sacó las primeras risas de la noche al comparar nuestra clase política con los habitantes de Poniente e Invernalia.
Tuvimos dos capítulos para refrescar los 381 días que habían pasado desde que se emitió el último: La batalla de los bastardos y Vientos de invierno. Sí hay que reconocer que ver a Jon Snow en una pantalla grande hace reaccionar a pesar del calor. Es verdad que la violencia es muy explícita, pero después de seguir con pasión Scandal o The Blacklist, ya no puedes tener ninguna queja.
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Entre capítulo y capítulo, Dani Mateo nos presenta Síndrome Valyrio, cuatro capítulos, realmente ingeniosos, de un estudiante sevillano que cae en la extraña enfermedad tras hacerse un maratón de las seis temporadas previas.
Los ánimos están ya muy impacientes. Ya se había roto el silencio con aplausos, en varias ocasiones, pero las horas dentro del cine y el cansancio empezaban a hacer mella.
A las tres de la mañana, por fin, se acabaron las esperas. Las pulseras que nos habían puesto a todos al entrar de repente cobraron vida, con los colores azules de Invernalia o rojos cuando Daenerys y sus dragones se acercaban con cientos de barcos a la costa.
Un detalle que le dio algo de emoción a un primer capítulo que, tras la intensidad de los dos anteriores, se queda algo flojo, donde, sin spoilers, el comienzo es más vibrante que el final, y donde queda claro que, a todos los seguidores, los siete capítulos que comprenden esta temporada les sabrán a poco, a poquísimo.
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