Todavía hay mucho por avanzar, pero hoy en día ya no es tanta novedad que un personaje LGTBIQ+ protagonice una ficción. Sin embargo, en 2004 las cosas no eran así, ni mucho menos. Por esta razón, cuando en ese año apareció L (The L Word en inglés), una serie protagonizada por lesbianas y bisexuales, la revolución se desató en toda una generación. Esta ficción se convirtió en un hito en la representación de esta parte del colectivo y L: Generación Q, su secuela que ha llegado diez años después, va por el mismo camino. Esta nueva producción no debería convertirse en una serie nicho, ya que hace tantas cosas bien por la visibilización y representación del colectivo, que todo el mundo debería verla y hablar de ella.
Unos potentes personajes femeninos
Bette Porter (Jennifer Beals), Shane McCutcheon (Katherine Moennig) y Alice Pieszecki (Leisha Hailey) son solamente algunos de los personajes protagonistas de esta historia. Son mujeres que viven intentando equilibrar su faceta profesional con la personal. Y ellas, junto a Arienne Mandi (Dani Nunez), Jacqueline Toboni (Sarah Finley), Rosanny Zayas (Sophie Suarez) y Leo Sheng (Micah Lee), son el principal punto fuerte de L: Generación Q.
Se trata de una serie coral en la que todas sus protagonistas son mujeres fuertes y empoderadas. En la ficción nos permiten conocer la vida de cada una de ellas: mientras que una se prepara para ser alcaldesa, otra es periodista y tiene un programa de televisión y la tercera es dueña de un negocio. Son personajes que no quedan marcados por el hecho de ser lesbianas y bisexuales, ni están relegados a tener una trama relacionada con su orientación sexual. Quizá a lo que menos da importancia esta ficción es precisamente a eso, a que sean lesbianas, y todavía es algo que puede sorprender, porque nos tienen acostumbrados a precisamente lo contrario.
Una fiel representación de la realidad
Como espectadora de ficciones lésbicas o que incluyan a personajes lésbicos, no he visto otra serie igual que L: Generación Q. Más allá de la buena construcción de sus personajes, esta ficción rompe muchos prejuicios y estereotipos y, además, nos acerca a la realidad de esta parte del colectivo. Una muestra de ello son las escenas de sexo: en la mayoría de ficciones que simplemente incluyen a una pareja de lesbianas entre sus tramas, muy pocas de ellas representan estas escenas íntimas entre mujeres con tanto cuidado y delicadeza. L: Generación Q se toma su tiempo para hacerlo, no sexualiza a sus personajes y se nota que detrás de todo hay mujeres realizándolo. Porque es enorme la diferencia en este tipo de escenas cuando es un hombre el que la ha escrito y dirigido o cuando es una mujer.
Otro de los aspectos positivos de esta ficción es cómo se relacionan los personajes entre sí. Simplemente la forma que tienen de conversar entre ellas no nos lleva en ningún caso a pensar que las están sexualizando, algo que otras series no pueden decir. Además, habla desde diferentes tipos de amor: desde la poligamia hasta las relaciones abiertas, lo que nos permite tener un espectro más amplio que nos hace salirnos de lo que consideramos normativo.
Si viste L, lo más probable es que te hayas acercado a esta secuela. Es como aquella ficción pionera, en cierto sentido, del 2004 pero renovada y evolucionada, lo que la convierte en una gran recomendación no solo para gente del colectivo. La primera temporada está compuesta por ocho capítulos de una hora y su segunda entrega se estrena en Movistar Series el próximo 15 de agosto, por lo que, si no la has visto, todavía estás a tiempo de ponerte al día con una de las mejores series de lesbianas de la historia.
La segunda temporada de ‘L: Generación Q’ se estrena el 15 de agosto en Movistar+.