Leonard y Penny, en el final de ‘The Big Bang Theory’. (Fuente: Neox)
Parece que los finales de serie deben ser aquello que cierre completamente la vida de los personajes a los que hemos podido espiar a través de un agujerito. En The Big Bang Theory ya nos avisaron de que esto no iba a ser así. Se pretendía un final tranquilo muy propio, por otro lado, de una sitcom. No era cosa de cerrar grandes tramas, sino de despedirse por decisión propia.
No por ello ha sido un adiós libre de polémicas. El tratamiendo que se ha hecho de una de las decisiones de Penny ha sido controvertido y, cuanto menos, poco coherente con lo que se ha planteado toda la temporada (aunque, con un poco de suerte,sirve para que alguno de los que me presionan con que me ponga a tener hijos se den cuenta de lo poco simpática que es esa presión). Pero por otro lado hablamos del tipo de serie que hablamos y, quizás, de una de las últimas que veamos triunfar de semejante manera con este formato.
De hecho, su emisión en Neox el pasado jueves se convirtió en la retransmisión no deportiva más vista en la historia de la TDT en España. Sus dos últimos capítulos tuvieron cuotas de pantalla del 9,8& y el 8,8%, respectivamente, lo que situó a la cadena como la cuarta privada en audiencia del día.
La sitcom clásica, que quiere contentar a una gran parte de la audiencia y ser amable con el espectador, no está especialmente de moda. No por ello dejan de estrenarse. Cada año lo intenta algún título. Un par de escenarios de vivienda, un perfil de sus protagonistas más o menos homogéneo y un tipo de chistes que sabes que agradará a quien va dirigido. El formato es aparentemente poco arriesgado, sin embargo tiene una dificultad: no ser excesivamente complaciente y común. Para ello necesitas personajes con personalidad y que tengan algo que enamore al público.
(Fuente: CBS)
The Big Bang Theory lo tenía. A pesar de que eso conllevara reír de cosas poco correctas y que de otra forma no nos parecería bien. Penny era divertida porque era una rubia tonta que trabajaba de camarera dado que su carrera de actriz no funcionaba, de la que también había muchas risas porque no era seria una profesión así. No olvidemos que partimos de ahí y de que cuando quisieron reflejar que era un personaje más maduro y con sustancia la cambiaron de posición, ropas y hasta de bromas. O de carcajearnos con el acento de Raj, tema que se debate en el recomendable documental El problema con Apu. La madre de Howard era divertida porque gritaba y comía mucho y Howard lo era porque se comportaba como un baboso.
No perdamos de vista que el punto de partida es ese. Bromas aparentemente primarias que, sin embargo, hacen muchísima gracia a mucha gente y que sirven de caballo de Troya para defender pequeñas batallas. Por eso se repetía que una mujer podía ser científica como cualquier hombre o que Leonard y Raj podían ser cursis. Y también se hacían risas de eso, pero no se bajaba del burro. Los hombres tienen que poder perseguir el amor y no quedarse conformes hasta que consigan encontrar a su media langosta.
Y todos ellos eran frikis. En doce años han cambiado muchas cosas, no sólo por The Big Bang Theory, obviamente. Pero tiene su papel. Jugar a rol no es algo de lo que se hable sólo en noticiarios sensacionalistas para tratar asesinatos. Los referentes que tiene la gente externa a ese mundo ahora también son divertidos. Sí, algo raritos, pero lejos de la imagen negativa que se tenía por costumbre al mostrar estos temas en televisión. Y, con un poco de suerte, estos doce años y discusiones como la que se ha abierto con el cierre de la serie sirvan para cambiar sensiblemente la opinión de una parte de la audiencia.
Sus protagonistas compraban tebeos, figuritas de plástico y cromos. Aquellos que hacemos alguna de esas cosas lo explicaríamos de forma distinta. Pero para una gran parte de la población sigue siendo así, sólo que ahora la imagen que les aparece en mente no es la de algún programa tétrico. Lo dicho, un caballo de Troya, uno que ha tenido enganchados a la pantalla durante doce años a millones de telespectadores que se reían cariñosamente cuando Sheldon se disfrazaba de efecto Doppler.
‘The Big Bang Theory’, a debate; ¿se ríe con los frikis o de los frikis?
Después de estas doce temporadas, repasamos una de las dudas más habitualesfueradeseries.com