La primera década del siglo estuvo marcada por las que se denominaron series de prestigio, los dramas de los canales de cable de 50–60 minutos de duración protagonizados por antihéroes. Esas fueron las series reconocidas por los premios de la industria, las que son recordadas como las mejores de ese período. Varias de ellas, como Breaking Bad o Mad Men, emitieron sus finales entre 2013 y 2015, un período de transición en el que empezaron a gestarse algunos de los títulos que marcaron la segunda mitad de la década de 2010.
En este contexto surgieron varios títulos que destacaron por su espíritu innovador y que tuvieron en común la duración de los episodios: los 30 minutos, independientemente de la temática, el género o su canal de distribución. La liberación del yugo de la parrilla televisiva que llegó con las plataformas de streaming no se tradujo, como pareció en un principio (con las primeras series de Netflix), en que la duración de los episodios rondara la hora.
En la que será recordada como la era del streaming y el peak TV, los cambios en la industria y los hábitos de consumo transformaron el panorama audiovisual con un aumento radical de la producción y una mayor predisposición a la experimentación en los formatos. Las líneas que demarcaban los géneros tradicionales se difuminaron, y tanto los canales de emisión lineal como el VOD apostaron por series dramáticas o de géneros híbridos con episodios de media hora, un formato que un principio estuvo asociado directamente a la comedia y la dramedia.
En los últimos años la tarea de etiquetar las series por su duración o clasificarlas por su género se convirtió en una tarea imposible (e inútil) y con esta libertad los espectadores salimos ganando: Fleabag, Atlanta, Master of None, Sorry For Your Loss, Homecoming, Maniac, Muñeca rusa, Better Things, One Mississippi, Insecure, SMILF, Modern Love, Barry, Ramy, Catastrophe, Broad City, Transparent, Lady Dynamite, Vida, Search Party, The Girlfriend Experience, Baskets, Casual, Queridos blancos y GLOW son algunas de las series más interesantes e innovadoras de la década. Ninguna necesitó extender la duración de sus episodios para contar buenas historias.
De los estrenos en 2012 de Girls y Louie a Servant, el thriller psicológico que estrenó Apple TV+ en noviembre, en esta década la televisión de autor nos llegó en formato pequeño.
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