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‘White Lines’ y la duda razonable ante las series que no se promocionan

Daniel Mays es uno de los protagonistas de ‘White Lines’. (Fuente: Netflix)

White Lines es una serie que no está mal; ni viene a inventar la pólvora ni es estrepitosamente mala. Pero si hace unas semanas nos hubiesen hecho apostar a los periodistas especializados, probablemente habríamos jugado nuestro dinero a lo segundo. ¿Por qué? Pues porque Netflix decidió no promocionarla, a pesar de que tenían entre manos un argumento de venta tan jugoso como es “la nueva serie de los guionistas de La casa de papel”.

¿Qué razón puede llevar a que, después de una intensa matraca con la mediocre Valeria, se ignore la siguiente creación de Álex Pina en la plataforma tras su éxito internacional? Nos temíamos lo peor porque, normalmente, estas decisiones son por algo y hemos visto casos similares: aquellos estrenos casi de tapadillo de Spinning out y La facción Octubre, por ejemplo, que contrastaban con el bombo exagerado que tuvo The Witcher. Otro factor para sospechar es si muestran los episodios antes a la prensa y permiten lanzar críticas con antelación (lo que se conoce como “embargos”); si no dejan es porque, quizás, supongan que no serán positivas.

No es algo, ni mucho menos, que pase solo con Netflix, ojo. Las estrategias de Telecinco en este sentido, por ejemplo, también son siempre muy comentadas en los corrillos de periodistas: las buenas (y las normalitas) siempre las enseñan, pero de las malas evitan hacer presentación o visionado del episodio. Y claro, cuando no hay visionado, es que algo huele a podrido en Dinamarca. ¿Ejemplos de series de Telecinco que sí mostraron? Sé quién eres, Vivir sin permiso, El Pueblo, Brigada Costa del Sol. ¿Ejemplos de las que no mostraron antes de emisión? Secretos de Estado, Los Nuestros 2, Alatriste o la reciente Lejos de ti. Que cada uno saque sus conclusiones de por qué.

Entonces, ¿qué ha pasado con este particular caso de White Lines? Teorías tengo, tres nada menos. La primera es que se debe al doblaje (ya sabéis que durante la cuarentena en España no se están doblando series) y se habría optado por no promocionar la serie aquí y así evitar que el público que consume las series en este formato, y que sigue siendo mayoritario, eche pestes del doblaje latino, el único disponible por el momento.

La segunda opción es que querían esperar a ver la respuesta de la audiencia para, en función de cómo lo reciba, promocionarlo fuerte a posteriori o dejarlo pasar (y, de paso, venderlo como un milagro del boca-oreja). Eso fue lo que pasó, precisamente, con La casa de papel, que entró a Netflix como relleno de catálogo y cuando vieron que funcionaba sorprendentemente bien en todo el mundo empezaron a darle bombo y hasta la rescataron, y algo similar sucedió con Stranger Things, que antes de convertirse en el megahit de la plataforma se lanzó con muy pocos fuegos artificiales y pareceía que no tenía más interés que el del morbillo que pudiese generar el regreso de Winona Ryder.

Por último, la tercera teoría es que confíen tanto en su sistema de recomendaciones (ese que te dice que si te gustó La casa de papel veas White Lines) que han decidido que eso era suficiente. Es un arma que no debemos subestimar: tras el final de la cuarta temporada de La casa de papel, Netflix insistió en sugerir a sus espectadores que viesen Vis a vis y la popularidad de la serie repuntó hasta entrar en los rankings de TV Time. Tal vez ese es el futuro: lo que diga el algoritmo.

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