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British TV: ‘Wolf Hall’, una lección en series históricas

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Mark Rylance, Damian Lewis y Claire Foy, protagonistas de ‘Wolf Hall’. (Fuente: Filmin)

Cuando te enfrentas a una película o a una serie en la que ya conoces el comienzo y el final, muy bueno ha de ser el nudo de la historia para que te seduzca y pienses, durante un momento al menos, que el desenlace no será el que ya sabes. En este tipo de narración siempre pongo como ejemplo Titanic, de James Cameron: todos sabemos su historia, la historia del iceberg, y la más que famosa historia de los compartimentos estancos del buque que, a la postre, no lo fueron.

Su nudo, personalmente, siempre me pareció decepcionante. Más reciente, y sin pena ni gloria, y como ejemplo del mismo caso, está Éxodo: Dioses y Reyes, de Ridley Scott. Moisés y familia, primero egipcia, luego judía, y su huida por el Mar Rojo que se abrió como por ensalmo. Principio y final, pero, ¿y el nudo? Un aburrimiento del tamaño de la pirámide de Keops. Sin embargo, en el caso que nos reúne hoy, sabiendo como sabemos cómo comienza y cómo acaba la historia (y la Historia), Wolf Hall nos traslada con una exquisitez rayando la perfección a un nudo que invita a pensar que es posible olvidar el final. O creerse uno nuevo.

Ajústense los caballeros sus jubones, acicálense los pajes las gorgueras, afilen los conspiradores las dagas, exhiban las damas los palabras de honor y aceite el verdugo su mandoble, porque la BBC, cómo no, nos sorprende con una miniserie histórica de gran rigor que nos traslada al tumultuoso reinado de Enrique VIII. La miniserie está basada en la novela de Hilary Mantel del mismo nombre, y traducida en España como En la Corte del Lobo.

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Situémonos: Inglaterra, primer tercio del siglo XVI. Enrique VIII gobierna el reino de manera autócrata y absolutista. Obsesionado por la descendencia masculina que “le exigía el pueblo inglés para garantizar la estabilidad del reino”, su matrimonio con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y sobrina del Emperador Carlos V, no da el fruto deseado: un hijo varón. Desterrada Catalina de sus derechos como monarca, Enrique pone los ojos en Ana Bolena. Y vuelta a empezar, boda incluida.

Pero Ana dio a luz a una hija (Isabel I, a la sazón), Enrique, de nuevo, tuvo un mal día y la condenó a la decapitación acusada de traición, adulterio e incesto, porque el díscolo Enrique se había encaprichado por Jane Seymour, la que a la postre sí le daría un hijo.

La historia de Enrique VIII y sus mujeres es de sobra conocida, y quizás un tanto aburrida. Wolf Hall nos relata esta atribulada sucesión de reinas, conspiraciones, alianzas, traiciones, justas y bailes desde los ojos de Thomas Cromwell (ojo, no confundir con su pariente Oliver, que un siglo después pasaría a la historia como el republicano), un astuto, maquiavélico y capaz consejero real que supo navegar, casi siempre con éxito, en las procelosas corrientes que transitaban por la corte inglesa. De hecho, en sus manos recaerá la misión de convertir al rey en la cabeza de la Iglesia Anglicana, conseguir el divorcio de Enrique con Catalina, llevar al cadalso a Ana Bolena, favorecer a la Seymour como futura reina e, incluso, expropiar bienes a la Iglesia de Roma en favor de la monarquía inglesa. Un dechado de virtudes para el hijo de un plebeyo que, como el mismo se define en la serie: “no, no soy luterano; soy banquero”.

Cuando hablamos de la BBC y de sus producciones no hay “peros” que valgan. Son intachables. Los diseños de época, decorados, la profusión de detalles y la riqueza del atrezzo no tienen parangón; ahora bien, lo que me ha cautivado sobremanera de Wolf Hall no son estos detalles que, como imaginaba, están siempre a la altura, sino el elenco que nutre la narración durante los seis capítulos de la miniserie.

Joanne Whalley como Catalina de Aragón; Claire Foy, como Ana Bolena; Kate Phillips, como Jane Seymour; Damian Lewis, como Enrique VIII; Bernard Hill, como el Duque de Norfolk; Jonathan Pryce, como el cardenal Wolsey; Anton Leser, como Tomás Moro; Mark Gatiss, como Gardiner; Mathieu Amalric, como Chapyus; Tom Holland, como Richard Cromwell y, por último, entre muchos más, el alma de Wolf Hall: Mark Rylance, como Thomas Cromwell. Y podría seguir.

Hablar de cada uno de ellos supondría hacer seis artículos de la serie, a uno por capítulo, y entre mis aficiones no está la de aburrir al lector. Ahora bien, el éxito de Wolf Hall, premios BAFTA, Globos de Oro y Emmy aparte, reside, además del equipo actoral, en la magistral adaptación de Peter Straughan (guionista de la mejor, para mi gusto, película reciente sobre espías, El Topo, y de El Muñeco de Nieve, ya en ciernes), que logra trasladar al espectador, con un lenguaje actual y en absoluto anacrónico, a la Inglaterra del XVI; Peter Kominsky dirige los seis capítulos y, al César lo que es del César, consigue que elenco y guión rayen a la misma altura.

Joanne Whalley es Catalina de Aragón. (Fuente: Filmin)

Wolf Hall tiene muchos alicientes para engullirla (que es lo que me sucedió a mí en las dos veces que la he visto), pero hay uno por encima de todos, a mi parecer: una lección de actuación difícil de encontrar en cualquier producción. Si bien es cierto que los diálogos están muy conseguidos, que no retranquean la narración y que siempre permiten avanzar y crear expectación, los sonoros silencios y la acciones sin texto juegan un papel tan o más importante que las voces. Sobre todo en el caso de Mark Rylance, que deslumbra desde el principio hasta el final. Y es que el teatro inglés sigue siendo la gran cantera. El Olimpo de la interpretación.

“¿Conoces a algún hombre cuyo único amigo sea el Rey de Inglaterra?”

¿Por qué hay que verla? Premios aparte, y no siendo una serie para todos los públicos, es única como miniserie y, aunque podría desgranar parecidos con otras, no lo merece.

Puntos fuertes: Guión soberbio e interpretaciones soberbias. SOBERBIAS.

Claves de su éxito: Para mí, y a pesar de que lo conocía de El Puente de los Espías, Mark Rylance. Genial. Es fiel a la novela, pero más importante aún, fiel a la Historia.

‘Wolf Hall’ está disponible en Filmin y Rakuten TV.

juan

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