Amelia y Luisita, en una escena de ‘Amar es para siempre’. (Fuente: Manuel Fiestas/Atresmedia)
Los que vemos y hablamos sobre series vivimos en la burbuja del prime time, el streaming y las producciones internacionales e ignoramos las series diarias que, a ritmo de 300 minutos semanales, mantienen un público fiel durante muchos años y generan una gran industria en nuestro país.
Y mientras todo ese esfuerzo y talento queda fuera de los márgenes de nuestra conversación seriéfila, surgen fenómenos que consiguen traspasar fronteras y son comentados a diario en español, ingles y portugués a través de redes sociales de usuarios de diferentes países.
Uno de los fenómenos internacionales de 2019 es el de la pareja de Luisita y Amelia (Paula Usero y Carol Rovira) de la serie de Antena 3, Amar es para siempre. La etiqueta #Luimelia domina la conversación en Twitter, Instagram y Tumblr durante la emisión de los episodios y en las horas posteriores, y las cuentas oficiales de la serie y la web de Antena 3 se han hecho eco publicando contenido centrado en la pareja.
Para hablar de cómo surgió la idea de incluir la trama de Luimelia, de representación de la diversidad en las series diarias y de los retos de los guionistas para no decepcionar a los fans que siguen la historia de amor de Luisita y Amelia con lupa, hemos entrevistado a Eva Baeza, una de las guionistas de Amar es para siempre.
Paula Usero y Carol Rovira interpretan a Luisita y Amelia. (Fuente: Manuel Fiestas/Atresmedia)
¿Cómo surge la idea de la historia de amor entre Luisita y Amelia?
Yo me incorporé al equipo de Amar es para siempre para colaborar en la biblia de la serie de este primer cuatrimestre, la temporada 7, junto a Ángel Turlán y Veronica Viñé. En realidad, la idea de desarrollar una historia de amor homosexual para Luisita fue de Verónica.
Buscando nuevas tramas pata los asturianos, los Gómez, surgió la idea de que un conflicto interesante podría ser que Luisita, la hija de la familia, tuviera una relación romántica con una chica. Estamos hablando de 1975, que es el año en el que la serie se desarrolla actualmente.
A partir de ahí, fuimos desarrollando su historia, una en la que yo, como todo el equipo, nos hemos implicado mucho porque somos conscientes de que puede despertar muchas sensibilidades y por eso la hemos querido hacer con todo el cariño y todo el respeto. Teniendo en cuenta también que es una serie histórica, con lo cual jugamos con situaciones que los espectadores pueden haber vivido en esa época; y que es una serie diaria, por lo cual tenemos que escribir muchos guiones en un período corto de tiempo.
Los ‘Luimeliers’ destacan el tono de comedia reservado para muchas escenas de la pareja, ¿os lo habéis planteado así?
No nos lo planteamos, surgió de forma inconsciente y muy natural, me he dado cuenta precisamente leyendo comentarios de los seguidores de la pareja en Twitter, y tienen toda la razón, su trama está tratada muchas veces desde la comedia.
Esta primera fase de la historia entre ellas es la más dulce, porque es el enamoramiento, el autodescubrimiento y el despertar, que son cosas muy bonitas de explicar. Sin quererlo, hemos contado muchas situaciones con un tono de comedia y de lo que te das cuenta es de que hay muchísimas narrativas homosexuales que están escritas con tonos más dramáticos, porque lamentablemente en la realidad hay discriminación, rechazo y violencia.
Los espectadores están deseosos de ver, no solamente la representación de la diversidad, también que esa representación sea positiva, porque a pesar de que la sociedad aún no acepta el amor homosexual en 2019, ya que nosotros estamos en este barco, queremos decir que se puede vivir desde la alegría, que es como se tendría que vivir.
Uno de esos momentos de comedia que ha revolucionado Twitter ha sido la escena del armario.
Sí (risas), tratar la trama de Luimelia con esta frescura ha sido un acierto. En el tono también han ayudado otros personajes secundarios cercanos como Maria, cuya reacción fue muy natural porque ella ya había tenido un referente en un amigo. O Benigna, el personaje de Anabel Alonso, que podría ser más conservador pero también nos ha jugado a favor. O Jesús, el botones del Hotel La Estrella, que cuando se entera también reacciona fantásticamente.
No tuvimos que forzarlo, porque las chicas estaban rodeadas de muy buena gente. Pero, claro, también recuerdas que estamos haciendo una serie de época, y te planteas que, estando en la España de 1975, no es del todo justo que digamos que todo es maravilloso, porque hay personas que sufrieron mucho y la homosexualidad estuvo penada con la cárcel hasta 1978; hasta 1981 no se les dio amnistía a quienes habían sido encarcelados por su orientación sexual.
El personaje de Anabel Alonso ha sido de los principales aliados de Luimelia. (Fuente: Javier de Agustín/Atresmedia)
No todo puede ser comedia…
No podemos inventarnos un mundo ideal, por eso también estamos viendo los problemas de Manolita, la madre de Luisita, porque aunque en el pasado tuvo dos amigas lesbianas (Ana y Teresa de Amar en tiempos revueltos), no deja de ser una madre y sufre por su hija porque le preocupa cómo puede reaccionar la sociedad y que le hagan daño.
Aunque la voluntad sea contar una historia feliz, también estamos obligados a mostrar cómo era la realidad de la época, y si toca drama, pues toca drama. Pero, sí, es verdad que los personajes son muy luminosos y Paula y Carol, que son actrices fantásticas, nos han aportado aún más luz.
¿Os habéis basado en experiencias personales para desarrollar la trama o habéis contado con un asesor externo?
Hay secuencias que están sacadas de la vida real, de cosas que hemos vivido. Sin ir más lejos, yo, que soy lesbiana, he podido aportar mi experiencia personal. Es un trabajo de equipo y cuando la gente dice que que hay mucha verdad, es porque nos basamos en cosas que nos han pasado, hay algunas que han pasado casi literalmente.
¿Pensasteis en cómo podría recibir el público de la serie la historia de amor entre Luisita y Amelia?
Tenía un poco de miedo por saber cómo lo recibiría el público que ve la serie cada tarde, porque una cosa es Amelia, que es nueva y resulta que es lesbiana, que te puede gustar o no, pero es diferente con los personajes fijos, porque el público ya se los ha hecho suyos.
Estaba expectante por ver cómo se lo podían tomar, pero las audiencias van muy bien y la cadena no nos ha transmitido ninguna queja. Por lo que vemos, la aceptación es muy buena. Hay muchísimo interés alrededor de la pareja y eso nos alegra, pero también indica que hay un problema, y es que hay muy poca representación LGBTQ.
Que este interés sirva también para que los que tienen que decidir vean que la diversidad no es para una minoría, que puede estar presente en una serie mainstream, e incluyéndola, no solo mantienes tu público sino que puedes añadir uno nuevo. Incluir minorías no implica crear para un nicho y, aparte, das más riqueza al universo de la serie.
Sí, claro. Hay gente que vive en ciudades más cosmopolitas, pero hay otras personas que viven en pueblos de 500 habitantes que pueden sentirse muy solas porque creen que son los únicos a los que le pasan ciertas cosas. No se ven representados en la tele. Es importante la representación porque esos personajes están 50 minutos en sus casas cada día; yo veo más a Manolita que a mi madre.
Los personajes de Amar se convierten en sus amigos, en sus familiares, y si nunca han conocido a nadie que tenga una orientación sexual diferente, y ven toda la evolución de Luisita, que a lo mejor la quieren como una hija o una hermana, es importante que quieran que esté tranquila con su novia y que sea feliz. He leído mensajes en Twitter de algunas personas que decían estar contentas porque veían la serie con su madre y ahora, cuando quisieran explicarle cómo se sienten, sabían que ya tenía un referente para entenderlos.
Como cuando piensas en la novela de Patricia Highsmith, El precio de la sal, que fue la primera en la que dos lesbianas acababan bien y dices, ostras, qué fuerte, nadie se había planteado que pudieran tener un final feliz. Son pequeños pasitos que se dan en la ficción; humildemente, con que ayuden a cambiar la mentalidad de una sola persona, una ya se siente más que satisfecha.
¿Cuáles son los retos al abordar una trama LGBTQ en la ficción?
Como creadores estamos frente a un dilema porque, por ejemplo, poner en una serie contemporánea el conflicto de alguien que tiene dificultades para decirle a su familia que es gay, parece que es algo que hemos visto mil veces. Pero en la realidad sigue pasando, y te preguntas qué es lo que tienes que hacer, porque si no lo cuentas, estás negando una realidad que viven muchas personas y también estás dejando de denunciar una problemática que sigue vigente en 2019. Y ya no hablemos de otros países.
¿Sentís la presión del fandom que sigue a diario las novedades de Luimelia?
Sí (risas), un poco. Yo vivo la trama como guionista y como espectadora, las sigo a ellas como la que más, pero también estoy del otro lado.Creo que como hay tan poca representación LGTBQ en pantalla, cuando aparece una pareja del colectivo se le pone la lupa de forma tan brutal, que se analiza el más mínimo detalle, algo que no pasa con el resto de parejas. Y es lógico, porque romances hetero hemos visto siete mil millones, y si hay uno en el que se separan, o uno de los dos es un estúpido, no pasa nada porque hay mil parejas más como ellos.
Me parece estupendo, no critico esa atención, al contrario, me hace muy feliz porque eso significa que estamos conectando. La presión viene porque no queremos decepcionar a nadie, pero también hay que tener en cuenta que jugamos con las mismas reglas dramáticas con las que juegan otras tramas y todas las series del mundo.
Abruma un poco porque lo quieres hacer lo mejor posible, porque sabes la esperanza y la ilusión que hay detrás de una historia de amor como la de ellas. Cuando Luisita y Amelia discuten también me duele a mí, pero como guionistas tenemos que buscar conflictos, esto es una serie. Si hay capítulos en los que ellas no estén de acuerdo, que sepan que lo hemos hecho siempre con el máximo cariño. Estamos muy agradecidos.
La pareja es una de las más populares en internet. (Fuente: Manuel Fiestas/Atresmedia)
Ya que casi nunca hablamos de las series diarias en este espacio, ¿hay alguna cosa que te gustaría reivindicar?
Sí. Las series diarias están hechas con una dedicación brutal por parte de todo el equipo, hay un trabajo enorme detrás, enorme, que se ignora, mucho talento y un ritmo de producción en el que hacemos lo que equivale a dos películas y media a la semana; con todo lo que eso implica de preparación, rodaje y el texto que se tienen que aprender los actores.
Además, cumplen una función de servir de compañía a mucha gente que no se tiene en cuenta. Es un género que no tiene la repercusión que se merece, los que están en las diarias son guerreros y luchadores. Y para que una serie dure 14 años, algo se estará haciendo bien.
Para finalizar, ¿cuál es tu serie preferida?
Me gusta mucho ver series, pero cuando estoy trabajando me gusta alejarme de lo que estoy haciendo. Breaking Bad, Urgencias y Curb your Enthusiasm son series que me gustan mucho. Aprovecho para recordar una serie que se hizo en TV3 que se llama Teresina S.A., es una obra maestra. Ya puestos, la reivindico.
‘Amar es para siempre’ se emite de lunes a viernes a las 16:30 en Antena 3.
Dejémoslo claro: la diversidad no está metida con calzador
Y un beso, siempre es un besofueradeseries.com