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‘Bandersnatch’ se convierte en un éxito rotundo desde su estreno

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Stefan, protagonista de ‘Bandersnatch’. (Fuente: Netflix)

Cada decisión moldea nuestra vida. Todo depende de una suma de elecciones, hasta el gesto más irrelevante condiciona lo que vaya a venir después. Todo cuenta para cambiar el destino. Alrededor de esa idea Black Mirror trae Bandersnatch, la última entrega de esta serie que lleva al extremo el juego sobre el tiempo, las dimensiones existentes y la capacidad de decisión sobre sus protagonistas.

Con cinco finales, millones de permutaciones posibles y más de 300 minutos totales de grabación, Bandersnatch se presenta como un capítulo interactivo en el que el espectador puede decidir su rumbo como en un juego clásico de rol. Sobre una historia básica que se presenta ante nosotros, el puerto al que ésta llegue depende de qué camino hagamos que tome su protagonista vez tras vez. Ese enredo de decisiones tomadas por el espectador será el que conduzca a su personaje al éxito o al fracaso.

La historia

En la década de los ochenta, Stefan es un chaval amante de los videojuegos, no sólo ha probado todo lo que ha caído en sus manos, sino que además trabaja en su propio proyecto, basado en una novela de Jerome F. Davis que está planteada al puro estilo de elige tu propia aventura. En un momento en que la tecnología está aún en pañales y los juegos son elementos sencillos de lectura lineal, plantear la posibilidad de un título en el que el jugador sea el que haga sucesivas elecciones es algo novedoso y complejo. Para ello cuenta con la posibilidad de trabajar junto a una empresa en crecimiento en la que está Colin, un genio del gremio que ha lanzado ya múltiples títulos jugados por Stefan.

En un artículo normal aquí se dejaría de explicar por no destripar la historia, pero en este caso, lo que suceda a partir de este momento es consecuencia de nuestras propias decisiones viendo el episodio. Pero en un capítulo que habla de un juego en el que las elecciones serán lo que haga que lo puedas superar, y que además depende de nuestras propias voluntades que ese juego llegue a ser un éxito de ventas o un fracaso, es lógico que la discusión acerca del tiempo y momento en el que uno vive sea objeto de debate permanente.

“La gente cree que hay una realidad, pero hay muchas creciendo como raíces y lo que haces en una de ellas afecta a lo que pasa en otras otras. El tiempo es una construcción. La gente cree que no podemos volver y cambiar las cosas, pero se puede. Eso son los flashbacks, invitaciones para volver y cambiar las decisiones. Cuando tomas una decisión crees que lo haces tú, no es así. Es el espíritu que está ahí conectado a nuestro mundo quien decide qué hacemos, y nosotros sólo tenemos que acompañarle.”

Todo el episodio y el proyecto es en sí mismo una forma de reflexionar acerca de la importancia de los caminos que tomamos, pero también acerca de nuestra posibilidad real de elección en estos. En varios momentos vemos cómo Stefan intenta luchar contra lo que nosotros le decimos que haga, consciente cada vez más de que decidir sobre la propia vida, al final, no es un acto aislado del entorno y de aquello que nos condiciona. De nuevo, Black Mirror se presenta como una serie que abre la discusión acerca del libre albedrío y de sus consecuencias. No es la primera vez que cuestiona que éste sea algo real, y es uno de los signos distintivos que han hecho que sus capítulos tengan el éxito que tienen y den siempre de qué hablar.

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Pero, ¿cómo funciona? Manual de uso de ‘Bandersnatch’

El mecanismo de funcionamiento realmente es sencillo en cuanto usabilidad. Si no hacemos nada, la propia plataforma va escogiendo una posibilidad. Siempre la misma. Es decir, si nosotros decidimos ser unos espectadores pasivos la historia sigue su propia dirección pudiéndose ver como un capítulo tradicional en el que la propia trama habla de la posibilidad de reescribir nuestros pasos y de las consecuencias de nuestros actos. Pero no dejaría de ser un capítulo al uso en el que Netflix decide qué veamos.

Qué sucede cuando queremos intervenir en la historia. En diferentes momentos (y no se pueden decir cuántos, porque cambian en función de nuestro recorrido) aparecerá bajo nosotros una banda negra y en la trama se plantearán diferentes preguntas. Entre ambas señales, nos daremos cuenta de que en ese momento podemos tomar una decisión. Así, con nuestro ratón, o nuestra mano si estamos en una tablet, seleccionaremos siempre entre dos opciones. Por poner un ejemplo, ¿qué cereales quieres que desayune Stefan, A o B? Siempre se nos presentarán dos elecciones, como en una aventura gráfica del estilo del Monkey Island o los videojuegos que Telltale desarrolló sobre The Walking Dead, por ejemplo.

Lo más interesante, por encima de la propia historia y del debate que presenta sobre la influencia del contexto para que realmente nuestras elecciones dependan sólo de nosotros, es la propia herramienta. Si bien un capítulo en el que podemos escoger entre dos finales es algo que se ha hablado varias veces, y hasta demandado ante cierres insatisfactorios para una parte de la audiencia, lo realmente curioso es que la frontera entre la serie y el videojuego queda muy difuminada cuando se plantea de esta forma. Aquellos acostumbrados a juegos en donde la historia sea rica y compleja darán un salto relativamente pequeño, porque aunque el medio sea diferente sí están hechos a la herramienta. Pero, de cualquiera de las maneras, plantear algo así en una historia de carne y hueso y en la que sus actores deben entender en qué están trabajando para darle verosimilitud es lo que hace de Bandersnatch un experimento interesante.

Un ejemplo práctico

Ya hemos establecido que lo que seleccionemos modificará el contenido de la historia. Hagamos un caso práctico para entender su complejidad.

Pongamos como ejemplo qué sucedería si siguiéramos siempre la elección izquierda. Siempre que nos dejen escoger decidiremos la opción que queda a nuestra izquierda. Esto es en realidad lo que hace el episodio si no tocamos nada hasta su final, de hecho.

Acabaremos viendo un capítulo de unos 40 minutos en los que Stefan se tiene que enfrentar a dos tipos de situaciones: en la primera de ellas su juego llega a un programa de televisión y se le da una puntuación en función de lo bueno que llegue a ser, pero en la segunda se ve superado por el entorno y no logra acabar el videojuego. Es decir, fracasamos, porque no llegamos a vender un producto exitoso. Para esos finales parciales, la propia serie plantea qué pasaría si hubiera elegido de diferente forma. Es decir, aunque nosotros no toquemos nada, la propia trama ya plantea que haya diferentes dimensiones en las que las consecuencias sean distintas.

Lo que sería algo relativamente normal en un capítulo tradicional, como es el plantear que las cosas se pueden cambiar, y que lo incluiría más bien en una serie de ciencia ficción (o con toques de sci-fi) pasa a ser abrir el abanico hasta números altísimos de tramas en el momento en que se incluye la componente de espectador activo.

En el siguiente gráfico se explica el funcionamiento de este ejemplo (recordatorio, siempre escogemos la opción izquierda). El pentagrama superior representa el hito sobre el que tenemos que decidir. En el caso de la elección del tipo de cereales a esto le llamaríamos cereales, y en el dibujo inferior marcaríamos la opción izquierda-marca de cereales que queremos comer. Esta elección te lleva a unos minutos de capítulo tradicional tras los que hay una nueva toma de decisión.

Como se ve, en algunos casos nuestra decisión nos hace retroceder. Hemos fracasado y nuestro protagonista quiere ver cómo evitarlo. Por poner un supuesto inventado, si la marca A de cereales llevara cicuta, Stefan diría eh, no es esto lo que quiero, y dentro de nuestro capítulo pasivo en el que no tomamos decisiones habría un flashback.

De esta manera, el mapa del capítulo estándar de Bandersnatch quedaría de la siguiente forma.

Como se ve, incluso disfrutando del capítulo sin entrar a tomar partido por ninguna opción ya es una trama compleja en la que la discusión de la elección tiene cabida (más aún si tenemos en cuenta los contenidos de los diálogos y las múltiples referencias a este tema). Pero es cuando entramos a ser espectadores activos que pasa a tener un nivel de complejidad mucho mayor y a convertirse en un juego más allá de un capítulo al uso.

Ahora sólo nos queda comparar resultados, volver atrás en nuestros pasos, ver qué pasaría si siempre escogiéramos la opción derecha, o si las decisiones son aleatorias. Es decir, consumir el producto, hablar de él y hacer que la nueva propuesta de Black Mirror se haya convertido en un éxito completo desde su lanzamiento.

Todas las temporadas de ‘Black Mirror’ pueden verse en Netflix.

maritxu

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