Esta crítica se ha escrito tras ver ‘Edelweiss’ completa y no contiene spoilers.
El true cime y la series documentales son, desde hace un tiempo, un formato en auge. Nos permiten revisar historias interesantes desde la perspectiva nueva que otorga el paso del tiempo o dar a conocer a nuevas audiencias eventos del pasado llamativos pero que ya habían caído en el olvido. Y, en términos más prácticos, resultan productos mucho más baratos que la ficción aunque también potentes, lo que los convierte en una opción ideal para dar profundidad a un catálogo de plataforma de streaming. Lo sabe Netflix (uno de sus mayores éxitos del año pasado fue Tiger King), lo sabe HBO y parece que RTVE Play también se ha aprendido la lección: su primera producción original es la serie documental Edelweiss.
Producida por Mediapro y creada y dirigida por Eulogio Romero, la producción nos lleva hasta uno de los episodios más oscuros de la España que vivía los últimos coletazos del franquismo: el que protagonizó la secta filonazi Edelweiss, en la que su líder, Eddie, captaba a niños de 11 y 12 años para un aparentemente inocente campamento en la naturaleza que, en realidad, era la tapadera de un grupo de pederastas. Y no solo eso, vendían a sus jóvenes fieles la idea de un Apocalipsis y una posible salvación viajando a un planeta lejano. Es una de esas historias que, como pasaba con Wild Wild Country, cuando te la cuentan no entiendes cómo has podido vivir sin conocerla hasta ese momento. Y por ello, la propuesta es inmediatamente interesante.
Sin embargo, Edelweiss flaquea en la forma. Y lo hace, especialmente, siguiendo un error común en el que ya caía Palomares: ceder demasiado tiempo a las recreaciones ficcionadas y perder el foco respecto a lo que realmente importa en una propuesta documental de este tipo, que no es otra cosa que el testimonio. Da igual lo cinematográficas que luzcan las escenas rodadas, pues no estamos aquí para ver una ficción (o fragmentos de ella), son las vivencias narradas por sus protagonistas lo que deben dar fuerza y contundencia al relato. Por eso no se entiende que Edelweiss se pierda tanto por el camino entre planos de iglesias y campamentos, queriendo brilar donde no debe. Las recreaciones, insisto, no tendrían que ser más que un recurso de apoyo para la palabra, no al revés.
Así, la serie documental pisa el freno demasiado y deja sensación de estar repartiendo su contenido hasta rellenar cuatro epispdios de media hora; quizás se podría haber contado en la mitad de tiempo. Para muestra, el primer episodio que no llega a contar mucho más de lo que ya sabemos al leer la sinopsis o echar un rápido vistazo a la Wikipedia. Aún con todo, queda un producto digno, que marca una línea interesante para la plataforma de la televisión pública con margen de mejora, y que se ve fácilmente. Y más allá de los detalles formales comentados anteriormente, no cabe duda de que la historia de la secta Edelweiss debía ser contada y los testimonios de sus supervivientes, reivindicados.
‘Edelweiss’ está disponible en RTVE Play.