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Crítica: ‘El ferrocarril subterráneo’ es un viaje épico tan emocionante como aterrador

(Fuente: Amazon Prime Video)

Esta crítica se ha escrito después de ver dos episodios de ‘El ferrocarril subterráneo’ y no contiene spoilers.

La diversidad que se ha instalado en la ficción audiovisual estadounidense ha hecho que en la actualidad vivamos un momento único, con una televisión en la que todo es posible. Más allá de la presencia femenina en papeles protagonistas y la de la comunidad LGTB en todo tipo de repartos, las series norteamericanas han apostado por echar la vista atrás y poner sobre la mesa algunos de los temas más peliagudos de la historia del país. O lo que es lo mismo, han convertido el racismo que durante siglos han sufrido millones de personas en el centro de sus historias, en un acto de contrición que hace años parecía impensable. Y los aficionados a las series somos afortunados de poder verlo. Pero también han hecho de nosotros una especie de masoquistas.

En los últimos meses hemos disfrutado enormemente con series como Territorio Lovecraft, El pájaro carpintero o Them. Producciones de calidad, sí, pero también cargadas de un dolor apabullante que reflejan las condiciones de vida a las que se han visto sometidos los negros durante siglos. Con el racismo como excusa han visto como sus vidas se veían sometidas al dolor físico, a la humillación y a la discriminación por el simple hecho de que su piel era de un color diferente. Y por si no habíamos tenido suficiente ha llegado Barry Jenkins para llevar un poco más lejos nuestro disfrute audiovisual a través de una historia tan apasionante como dolorosa.

Amazon Prime Video estrena hoy El ferrocarril subterráneo, la adaptación de la novela reconocida con el premio Pulitzer de Colson Whitehead que el propio Jenkins se ha encargado de dirigir y adaptar. Y que se centra en la red clandestina que los esclavos utilizaron en el siglo XIX en busca de la libertad.

(Fuente: Amazon Prime Video)

La protagonista de esta miniserie, compuesta por diez episodios, es Cora (Thuso Mbedu), una joven que vive y se ve obligada a trabajar en una plantación de algodón en Georgia. Abandonada años atrás por su madre, Mabel (Sheila Atim), que tiene el honor de ser una de las pocas esclavas que se fugó y no fue capturada, Cora vive atormentada por esta ausencia y por la crueldad que respira en cada minuto de su vida. Pero Caesar (Aaron Pierre), un joven que acaba de llegar a la plantación, le insiste para que sigan el mismo camino que su madre. Y, a pesar de sus reticencias iniciales, tras la última atrocidad (y el nombre es literal) de sus amos decide aceptar.

Cora comienza así un viaje en el que los miedos, a que los capturen y los manden de vuelta o a que simplemente los maten, empujan casi tanto como la esperanza de alcanzar un lugar en el que puedan ser libres. Subida a bordo del ferrocarril subterráneo sueña con encontrar un destino mejor. Pero en sus diferentes paradas a lo largo del trayecto solo conseguirá encontrarse con un interlocutor que, ante una situación horrible, le pregunte si eso no es mejor que la plantación. Porque si algo quiere dejar claro Jenkins con esta adaptación, que los que han leído el libro consideran sobresaliente aunque no exacta, es que el racismo tenía, y tiene, muchas formas. Y Cora se enfrenta al terror físico en el primer episodio, pero al terror psicológico en el segundo. En su camino se cruzan falsos aliados y enemigos visibles, para confirmar que la esclavitud no era algo que sucedía exclusivamente en los campos de algodón.

Paralela a la historia de Cora, o más bien pisándole los pies, trascurre la de Ridgeway (Joel Edgerton), un cazador de esclavos profesional que no tiene reparos en reconocer la superioridad de la raza blanca ante quien le interese saberlo. Y buena prueba de ello es que viaja con su propio esclavo, Homer, interpretado por el robaescenas Chase Dillon. Como la joven protagonista, el cazarrecompensas vive obsesionado por la fuga de Mabel y encuentra en su nuevo encargo una especie de redención. O al menos eso espera él.

(Fuente: Amazon Prime Video)

Para contar todo esto, Jenkins se toma su tiempo, porque como bien experimentará Cora la libertad no está a la vuelta de la esquina. Pero también porque el director de Moonlight quiere dibujar un retrato completo, amplio y diverso del momento histórico más vergonzante de la historia de su país. Y para ello cuenta con la inestimable ayuda de James Laxton, el director de fotografía con el que ya trabajó en sus anteriores producciones y que hace que su creación sea tan cautivadora visualmente como lo es narrativamente. En El ferrocarril subterráneo todo es notable, pero merece una mención especial el trabajo de Thuso Mbedu a la hora de ponerse en la piel de un personaje como el de Cora. Conocida en Sudáfrica, su país de nacimiento, por ser protagonista de telenovelas, la actriz interpreta excepcionalmente a esa joven que trata de superar su trauma siguiendo el mismo camino que su madre, mientras la búsqueda de lo que anhela no termina de llegar y las personas en las que puede confiar escasean.

Para terminar, una advertencia. Por muy notable que sea El ferrocarril subterráneo y por muy tentador que resulte tener todos sus capítulos a mano, en este caso el atracón no es recomendable por el difícil poso que deja. E incluso habría sido deseable que Amazon Prime Video le hubiese concedido un estreno semanal. Pero probablemente eso es mucho pedir cuando no se trata de una serie mainstream, sino de una producción hecha para los afortunados masoquistas audiovisuales.

‘El ferrocarril subterráneo’ está disponible en Amazon Prime Video.

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