Buscar
Buscar

Crítica: ‘Star Trek: Picard’ 1×04 — ‘La verdad absoluta’

(Fuente: Amazon)

La culpa que Picard siente por haber abandonado a todos aquellos romulanos a los que había prometido rescatar es uno de los principales motores del personaje en Star Trek: Picard. Le consumen los remordimientos, tener el convencimiento de que no hizo todo lo que estaba en su mano para cumplir su promesa de salvarlos a todos. Su sentido del deber, de que su palabra tiene valor, le causó más dolor que otra cosa en esa década que estuvo retirado (escondido en sus viñedos, más bien) y ahora es lo que lo impulsa a averiguar qué hay realmente detrás de Dahj.

De su hermana en el cubo Borg tenemos poquitos avances en su trama con Narek y su confusión por haber sido llamada la Destructora. Soji va a acabar averiguándolo todo, por supuesto, pero aún no ha llegado el momento de hacerlo, así que lo más interesante está en esa nave del capitán Ríos, con Santiago Cabrera divirtiéndose a tope con todas las versiones del holograma de asistencia y con Patrick Stewart y Michelle Hurd desarrollando una dinámica que nos hace añorar haberlos visto alguna vez juntos en el puente de mando de la Enterprise.

La parada en el planeta Vashti no sólo es el viejo truco para demorar un poco el encuentro con Bruce Maddox, sino que también permite a la serie profundizar un poco más en las consecuencias de aquel rescate fallido. Los grandes discursos de Picard, sus promesas y sus intentos de que la Federación aprobara su plan afectaron muy directamente a los miles de personas desplazadas para huir de la explosión de una supernova, sí, pero a las que se abandonó a su suerte después.

El ex almirante es consciente de ello, pero más como algo abstracto, intelectual. En Vahsti se da cuenta de lo realmente terrible que fue no sólo que la Flota Estelar decidiera no ayudar a los romulanos, sino que él optara por un ultimátum de “o todos o ninguno” que fue completamente fútil. Picard acabó fuera de la Flota y los romulanos, fastidiados y rumiando nuevos rencores.

(Fuente: Amazon)

El titulo del capítulo, La verdad absoluta, hace referencia a esos principios de honestidad brutal y sin filtro por los que se rigen las monjas guerreras romulanas, pero también habla de la mirada que Picard debe dirigir hacia sí mismo, una que sea honesta con sus equivocaciones, con sus motivaciones para lanzarse de nuevo al espacio y con sus propios principios.

La entrada en acción de Elnor, el espadachín romulano, pone el espectáculo en el episodio y también nos trae al clásico personaje de Star Trek que tiene que aprender a ser más flexible en sus convicciones, a manejar mejor sus sentimientos, un poco como el viaje que hizo Siete de Nueve en Star Trek: Voyager. De ella ya hablaremos en el próximo episodio, porque aquí es simplemente la sorpresa reservada para la última escena.

Picard mantiene su línea de extrema serialización de la trama, incluso aunque dé estas digresiones, también muy típicas del género. La nueva tripulación empieza a encajar bastante bien y, aunque la parte en el cubo Borg ha tenido poca tela que cortar, la curiosidad por saber qué ocurrió con esa nave romulana está ahí. Pero lo que estamos deseando ver es el papel que va a jugar Siete de Nueve, porque su reacción al ver al almirante no ha sido especialmente alegre.

Además, no te pierdas el podcast de ‘Universo Star Trek’

Un nuevo podcast de Fuera de Series en el que C.J. Navas y Dani Simón repasarán cada uno de los episodios de la serie de Star Trek en curso. Puedes suscribirte ya en iVoox, Apple Podcast, Spotify o en el canal de YouTube de Fuera de Series.

Todas las críticas de ‘Star Trek: Picard’ T1

‘Star Trek: Picard’ está disponible todos los viernes en Amazon Prime Video.

Further reading

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando, está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies. Pulse el enlace para más información. ACEPTAR

Aviso de cookies