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Crítica: ‘The Good Fight’, 3×06 — ‘El del famoso divorcio’

Tituss Burgess (izquierda) es uno de los invitados especiales del episodio. (Fuente: CBS)

En los dos episodios de la temporada 3 de The Good Fight cuyas críticas nos hemos saltado (perdón por eso) hemos visto que Roland Blum es, al mismo tiempo, una presencia disruptiva y peligrosa y muy atractiva, un Mefistófeles que ofrece ganancias rápidas y te hace creer que eres el más listo del lugar porque engañas al sistema y sacas tajada de ello. Luego te pedirá cobrarse ese favor que le debes, pero ya será tarde. Julius Cain ha caído preso en sus redes y Adrian Boseman está a punto de caramelo, y eso no es lo más loco que ha ocurrido en este episodio.

No, eso ha sido el amago de divorcio de Melania Trump. O la estratagema para averiguar si Reddick, Boseman & Lockhart tiene el famoso vídeo de la lluvia dorada de Trump en Rusia. O un tanteo real de la Primera Dama para conocer sus opciones si quiere separarse de su marido. O una broma elaboradísima de una imitadora muy buena. No hay modo de averiguarlo. Cosas como que le den a Lucca una sombrerera repleta de móviles desechables es tan extraño, que puede indicar que no hay trampa ni cartón.

A ese punto se ha llegado en la realidad y en el mundo de la serie: que un peluquero y una ex representante de modelos de Nueva York digan ser los enlaces legales de la esposa del presidente de Estados Unidos puede ser perfectamente cierto. Igual que a nadie le extraña ya que Marissa trolee a Blum cantándole One, de A chorus line. Las bizarradas más inconcebibles acaba siendo verdad.

¿Puede ser que todo sea una estratagema de la NSA para conseguir esa cinta? Recordemos que siguen espiando a Diane (una trama que viene de los tiempos de The Good Wife) y que fue así como “desapareció” la timadora que había montado inicialmente el grupo de resistencia para robarles una buena cantidad de dinero a esas mujeres liberales con ganas de actuar. Cualquier explicación puede ser válida.

(Fuente: CBS)

Lo que hace bien la serie es dejarnos con la duda. Lucca nunca logra sacudirse la sensación de que, a lo mejor, hay un 1% de probabilidad de que esté hablando con la Melania real (interpretada aquí por Gina Gershon), y tampoco el convencimiento de siempre ha tratado con una impostora que la utiliza para acceder a dicha cinta. Como decimos, el mundo se ha vuelto tan extraño, que quién sabe.

Mientras esa trama deja algunos momentos simpáticos (toda la certeza inicial de que Lucca iba a llevar el divorcio de Kim Kardashian y Kanye West), la de Blum comienza a parecerse a aquellas de The Good Wife en la que Will Gardner invitaba a un nuevo socio al bufete, un socio que traía consigo contactos importantes y bastante dinero, sólo para descubrir después que era un lobo con piel de cordero. Blum entra aquí a la fuerza, es cierto, obligado por el acuerdo extrajudicial de la demanda con Second Helix, pero es él mismo quien impone esa condición y quien “soborna” básicamente a los socios con esos cuatro millones de dólares que van a ganar por soportarlo durante un año.

Lástima que la persona que mejor sabía manejarlo, y que había aprendido a leer entre líneas de todas sus tácticas, era Maia y está fuera del bufete. Que Blum logre resultados rápidos, como hace con el hijo de Bishop para que entre en Georgetown, endulza la situación. Que va a volverse amarga muy rápido está más que claro.

Todas las críticas de la temporada 3 de ‘The Good Fight’

La tercera temporada de ‘The Good Fight’ está disponible los jueves en el VOD de Movistar+. También se emite los viernes, a las 22:00, en Movistar Series.

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