Michael Jordan, durante un partido contra los Pistons de Isiah Thomas. (Fuente: Andrew D. Bernstein)
La falta de retransmisiones deportivas en directo, el confinamiento en muchos países y el modo en el que está narrado han contribuido a que un documental sobre la carrera de Michael Jordan en los Bulls de los 90, El último baile, haya sido uno de los programas más comentados en las últimas semanas. La emisión semanal en Netflix (a razón de dos episodios cada lunes) también ha tenido algo que ver en que el boca a boca haya ido aumentando y haya alcanzado a un público más amplio que el aficionado a la NBA.
En sus diez capítulos se repasa el último campeonato de Jordan y aquel irrrepetible equipo de Chicago, entrelazado con un repaso a la carrera del número 23 y su ascenso a la categoría de estrella planetaria que el baloncesto no había visto hasta entonces. El centro en His Airness, no obstante, lleva a que se toquen de refilón o se obvien otras historias que ocurrieron también durante aquella época y que merecen su propia docuserie. Algunas, de hecho, la han tenido.
1. Magic Johnson anuncia que es seropositivo
Del primer anillo de los Bulls, en 1991, El último baile casi se centra más en la rivalidad contra Detroit Pistons, sus oponentes en la final de la Conferencia Este, que en las Finales contra los Lakers de Magic Johnson. Aquel campeonato de Chicago consolidaba el cambio de modelo en la NBA, que dejaba atrás la década en la que Larry Bird, en Boston, y Magic habían definido la Liga (y habían contribuido a hacerla enormemente popular), y también era un preámbulo para un capítulo de la historia que merece su propio documental.
En octubre de 1991, pocos meses después de perder las Finales, Magic anunciaba que era seropositivo y que se retiraba inmediatamente del baloncesto. La noticia fue un mazazo de grandes dimensiones para la NBA. En aquel tiempo, un diagnóstico positivo del VIH era prácticamente una sentencia de muerte, y así fue recibido el anuncio del jugador, que también contribuyó a cambiar la imagen que se tenía del sida, hasta entonces una enfermedad de marginados, de homosexuales y drogadictos.
Jordan y Magic, con el Dream Team. (Fuente: Andrew D. Bernstein)
La labor de concienciación en la prevención del sida que Magic inició a partir de entonces, más su participación en el Dream Team, su polémica elección para el All-Star de 1992 (unos cuantos jugadores se negaban a enfrentarse a él) y su breve regreso a las canchas en 1996 se narran en The Announcement, un documental que ESPN produjo en 2012.
2. Jordan, Wilkins y el All-Star de 1988
La leyenda de MJ se forjó en los 90, pero a finales de los 80 ya era toda una estrella emergente en la NBA, el jugador que iba a meter a la liga en el camino del baloncesto moderno. En El último baile se enseña el partido en el que Dios se disfrazó de él, como lo describió Larry Bird, el de los 63 puntos contra Boston Celtics en la primera ronda de los Playoffs de 1986, pero hubo otro momento que consolidó su posición como uno de los jóvenes a tener en cuenta, y ese fue el All-Star de 1988.
Curiosamente, poca gente recuerda cómo fue el partido de las estrellas o quién recibió el MVP. Lo que ha pasado a la posteridad es el concurso de mates, en el que Jordan participaba por segundo año consecutivo y que, además, se celebraba en Chicago. El jugador se impuso a alguien a quien se apodaba directamente The Human Highlight Film, un Dominique Wilkins que es uno de los mayores anotadores y “matadores” más atléticos que ha visto la NBA.
La sucesión de mates entre los dos para dilucidar al campeón aún se considera hoy el mejor concurso de la historia de los All-Star.
3. La oportunida perdida de los Knicks
La docuserie muestra la abierta enemistad que los Bulls sentían hacia dos equipos muy concretos: los Detroit Pistons de Isiah Thomas y los New York Knicks de Patrick Ewing. Estos últimos, además, tenían a mediados de los 90 una plantilla que les permitía soñar con reeditar los campeonatos que habían ganado en 1970 y 1973, sobre todo durante el año y medio que Jordan estuvo jugando al béisbol.
Los Playoffs de 1994 y 1995 parecían ser la gran oportunidad para los Knicks. Con los Bulls muy mermados por haber perdido a su estrella (y a quien les daba la ventaja competitiva sobre el resto), en Nueva York estaban convencidos de que Ewing, John Starks y los demás tenían la mejor oportunidad de regresar a unas Finales. Y, realmente, las de 1994 quedarán siempre como la gran espina clavada de un muy buen equipo, muy competitivo y con el gran talento interior de Ewing como su centro.
Se habían vengado de los Bulls en semifinales de conferencia y se habían plantado en la serie por el título contra Houston Rockets, que también tenían a su propio pívot repleto de talento como Hakeem Olajuwon. Los texanos se llevarían el anillo en el séptimo partido y, al año siguiente, serían los Pacers de Reggie Miller los que apearían a los Knicks de su sueño antes de la final del Este. Sobre la rivalidad entre Indiana y Nueva York hay un documental de ESPN, Winning Time: Reggie Miller Vs. The New York Knicks.
4. Petrovic, “el Jordan europeo”
En todos los equipos había jugadores que querían enfrentarse a Jordan, defenderlo y, si podían, anotar tanto como él en su misma cara. Durante un breve periodo de tiempo, uno de ellos fue Drazen Petrovic, el mejor jugador que ha dado el baloncesto europeo, alguien tan competitivo y dispuesto a dar el 200% por ganar como el propio MJ. Su salto a la NBA, tras triunfar en la Cibona de Zagreb y el Real Madrid, empezó siendo muy decepcionante en unos Blazers que no sabían qué hacer con él hasta que, en 1991, recaló en New Jersey Nets.
En El último baile, de los Juegos Olímpicos de Barcelona se cuenta el marcaje que Pippen y Jordan hicieron a Toni Kukoc porque Jerry Krause, general manager de Chicago, lo había puesto por las nubes, pero el enfrentamiento que de verdad generaba interés era el de Jordan y Petrovic. Con el croata en sus filas, aquellos Nets consiguieron entrar en Playoffs en 1992 y 1993, aunque perdieran en primera ronda, y Petrovic estaba en camino a convertirse en una estrella en la NBA. Sin embargo, su fallecimiento en un accidente de tráfico en el verano de 1993 lo truncó todo.
5. Los “herederos” de Michael Jordan
La docuserie toca brevemente el papel que Jordan tuvo a la hora de inspirar a nuevas generaciones de jugadores. Si él mismo había modelado parte de su juego en Julius Erving (hasta copiaba su mate desde la línea de tiros libres), los novatos que entraban en la liga en los 90 se habían fijado en él. Kobe Bryant es el caso más claro, pero en todos aquellos años hubo muchos jóvenes a los que se quiso colgar la etiqueta de herederos de Air Jordan, de ser las estrellas que debían sucederlo cuando se retirara.
Penny Hardaway, Grant Hill, Tracy McGrady, Jerry Stackhouse, el propio Bryant (que siempre quiso igualar a Jordan en anillos y se quedó corto por uno) o, más adelante, LeBron James convivieron con aquella sombra durante toda su carrera. El caso más trágico es el de Len Bias, que llegó a enfrentarse contra Jordan en su etapa universitaria y que estaba llamado a ser la nueva estrella de los Celtics, que lo eligieron el primero en el draft de 1986. Bias nunca llegó a debutar como profesional porque moriría poco después de una sobredosis.
6. Steve Kerr, el entrenador campeón
(Fuente: Netflix/ESPN)
El único equipo que se ha acercado a los logros de aquellos Bulls son los Golden State Warriors de la segunda mitad de los 2000. Su entrenador es Steve Kerr, base del último threepeat de Chicago, que con un grupo formado alrededor de Stephen Curry ganó los campeonatos de 2015, 2017 y 2018 y hasta consiguió mejorar el récord de 72 victorias y 10 derrotas de los Bulls de 1995/96 en la temporada 2015/16, logrando 73 victorias y 9 derrotas. Sin embargo, también se convirtieron en el único equipo que ha perdido una ventaja de 3–1 en unas Finales en las de 2016, que ganaron los Cavaliers de LeBron James.
7. Michael Jordan en Washington
La retirada de 1998 no fue la definitiva de MJ. En 2000 se convirtió en presidente de operaciones de baloncesto de los Washington Wizards, de los que también era propietario de una parte. Con ellos regresaría a las canchas en 2001, con 38 años, y con la intención de donar su sueldo a las víctimas de los atentados del 11-S. Estuvo con los Wizards hasta 2003, casi siempre siendo su máximo anotador pero muy descontento con el nivel general de la plantilla. Lo que sí consiguió fue que prácticamente todos los partidos en Washington vendieran todas las entradas.
‘El último baile’ está disponible en Netflix.
Crítica: ‘El último baile’, cuando la NBA tiene más drama que una ficción
La docuserie de Netflix y ESPN echa un exhaustivo vistazo a los míticos Chicago Bulls de 1997/98fueradeseries.com