Uno de los aspectos más definitorios de Girls era la claridad con la que veía a sus personajes. Perdida en medio del odio visceral de parte del público y del elogio desmedido de la otra parte se quedaba la capacidad de Lena Dunham para ver y retratar a sus personajes tal y como eran, para desnudarlas a un nivel mucho más profundo que lo que se veía en las tan comentadas escenas de sexo, y para no pasarles ni una: era gracioso escuchar a los haters de la serie quejarse de que todas las chicas eran insoportables y responderles que sí, lo eran, y la serie lo sabía y lo exponía bien clarito, para que todos pudieran verlo.
Salvando las distancias, lo que más destaca de Podría destruirte es, precisamente, esa misma claridad en el retrato de Arabella, de sus amigos y de todos los vericuetos del consentimiento en las relaciones sexuales y sentimentales actuales. Michaela Coel tampoco hace prisioneros. Arabella podría presentarse bajo una luz más amable, o con los clichés de lo que la sociedad cree que debería hacer una víctima de violación, aunque no la recuerde bien, pero eso invalidaría toda la propuesta. A la protagonista de la serie se le permite tener todas las aristas y matices que tiene una persona real, y sí, ha sido violada y ese trauma va a acompañarla toda la vida, pero también quiere disfrutar de su juventud, se equivoca al seguir los consejos de su terapeuta sobre cómo manejar el estrés postraumático, está ahí para apoyar a sus amigos y, al mismo tiempo, les da la espalda de vez en cuando…
Que Arabella sea un personaje tridimensional es lo que hace que la tesis de Podría destruirte funcione. Esto le pasa a cualquiera y, al mismo tiempo, no es lo que le define. Y otros personajes se ven en situaciones que empiezan siendo consentidas y acaban dejándoles la desagradable sensación de que, a lo mejor, se han aprovechado de ellos. Ahí, Coel también es muy clara con lo que enseña y cómo lo enseña. No existe la posibilidad de que sea ambiguo; sí, lo que has visto es lo que te parece que has visto, una agresión sexual.
La ventaja de Podría destruirte es el humor que aparece aquí y allá, como ocurre en la vida real, pero es justo la claridad en la mirada lo que la convierte en lo que es. Coel está más que segura de lo que quiere decir, de cómo quiere mostrar a sus personajes y de que no va a ser condescendiente con ellos, ni va a disimular con lo que ocurre.
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