Debi Mazar recreó el alma de Ava Gardner en ‘Arde Madrid’. (Fuente: Movistar+)
Arde Madrid es la mejor serie española en años. Y no lo digo por lo mucho que me gustó en su momento sino por cuánto la echo de menos. Quiero volver a ver a Ava, a Pilar y a los Perón, pero sobre todo a Ana Mari. Necesito entrar de nuevo a su universo glamouroso de fiestas con taconeo y también al de camas por hacer y caldo de pollo en el fuego. Pero, más allá del jaleíto, necesito una serie con ese altísimo nivel de calidad que no sea ni un melodrama ni un thriller de chicas muertas.
En un mercado que se mueve por modas, tendencias y poca capacidad de riesgo, Arde Madrid fue una raya en el agua. Algo totalmente fuera de los tópicos, de las formas de escribir antes vistas y también de contarlo en imágenes. Una orgía de situaciones atractivas y de frases memorables celebrada en un piso con muebles caros elegidos con gusto. Y entonces como vino se fue. “En realidad, estaba bien cerrada así”, nos dijimos para consolarnos. Pero no, Arde Madrid tenía mucha vida por delante después de su primera (y por el momento única) temporada.
Tras ser renovada por Movistar+, fue Paco León quien anunció que no habría más, alegando motivos “personales y profesionales”. No hay que ser muy avispado para atar cabos: durante la promoción, él y Anna R. Costa hablaron mucho (entre bromas, pero no tanto) de lo difícil que había sido para ellos hacer malabares entre su relación sentimental y sacar la serie adelante. ¿Aparcaron Arde Madrid para salvar su pareja? ¿Fue la serie más un problema para ellos que una alegría? Hasta ahí no entramos, pero entendemos que algo hay.
Y aún así, yo pido más. Porque sí, hay que saber parar. Hay que saber respirar y contar hasta veinte antes de tirarse de los pelos. Tampoco queremos los espectadores una segunda temporada hecha con prisa, malrollo y desgana (¡no es lo que merecemos!). Pero el tiempo pasa, las cosas se calman y en el horizonte no deja de estar Ana Mari. Con los brazos en jarras. Esperando a que vuelvan a darle vida en la piel de una Inma Cuesta que no ha tenido mejor papel en su carrera (con permiso de La novia, claro).
Decía Paco el otro día en Vitoria que un proyecto así consume mucho tiempo, que si tenían otras cosas en mente… excusitas. Nadie levanta con el esfuerzo de años la serie más celebrada de la televisión española y luego la deja durmiendo el sueño de los justos. Comprendo su decisión, pero también espero que llegue ese día en que Anna y Paco sientan que toca volver junto a Ava. Que Arde Madrid no se podía quedar ahí. No hay prisa, pero que no muera. Mientras tanto, I need otra copichuela.
Crítica: ‘Arde Madrid’ es irreverente, incisiva y con mucha personalidad
La serie de Movistar+ va más allá de las borracheras de Ava Gardner en Madridfueradeseries.com
