Antonio Recio esperando el estreno de ‘La que se avecina’ amargamente. (Fuente: Telecinco)
La que se avecina vuelve a salir a la luz. Los episodios de la temporada 11 llevaban cogiendo polvo desde junio del año pasado, cuando terminaron de grabarse y, desde entonces, no han sido pocos los amagos de lanzamiento 8iuen forma de promos que, como el Guadiana, iban y venían. Ahora sí que sí, promete Mediaset a los fieles de una ficción que no lo tienen fácil.
Y es que los habitantes de Mirador de Montepinar llevan emparedados mucho tiempo: desde el 22 de diciembre de 2017 no hay episodios nuevos ni en Telecinco ni en la rueda de reposiciones de Factoría de Ficción. Un año y cuatro meses. 488 días de espera. Para una serie de éxito son muchos, demasiados.
Sus razones deben tener. Una de ellas es que se han ido reservando La que se avecina como un as en la manga, un arma arrojadiza que lanzar contra un posible éxito de la competencia para hacerle la puñeta. O cuando la cadena rival levantase la cabeza y amenazase con liderar el mes. Todo cuestión de share. Y luego está el asunto de la rentabilidad de los productos: ¿para qué consumir los cartuchos de una serie tan querida cuando podemos quemar un reality tres noches por semana y que salga más barato?
Es una estrategia, la de Telecinco, con sentido pero también muy cortoplacista. Ir tan al día, tan a la décima de share y tan al balance de cuentas tiene más sentido ante el accionista que ante el espectador. Como consecuencia de ello tenemos una serie española de primer orden abandonada en la cuneta durante más de un año. Tan cierto es que los episodios nuevos de La que se avecina podían esperar -y que el público terminará perdonándoselo- como que en este tiempo podrían haber emitido dos temporadas de la serie. Una el otoño pasado y otra esta primavera. Dos temporadas de grandes cifras para Telecinco, ojo.
Lo que daña a Telecinco a largo plazo es que cada vez sea menos referente de ficción. Lo he dicho muchas veces: no es que Telecinco tenga peores series -ni menos populares- que las otras cadenas en abierto, es que tiene muchas menos. Y eso cuenta. Si Movistar+ estrena una docena de series al año y Telecinco un par, es normal que la primera dé en la diana más veces que la segunda, por mera cuestión de probabilidad, aparte de elecciones creativas.
La presencia de la ficción en el canal principal de Mediaset ha sido mínima en los últimos años -tampoco es que estén obligados a lo contrario-, si bien parece que se aproxima un cambio: tienen una amplia batería de novedades en marcha y varias de esas series vienen con acuerdos con otros socios que les aprietan para que vean la luz en determinados tiempos. Que Brigada Costa del Sol, por ejemplo, sea una coproducción con Netflix, les pone una fecha límite de estreno (eso le pasaba, por ejemplo, a La catedral del Mar, de Antena 3, también asociada con el gigante rojo). El Pueblo se verá en Amazon antes que en Telecinco, parece, por un motivo similar, aunque desconocemos los detalles de sus acuerdos.
Las cadenas en abierto están encontrando en las grandes plataformas aliados, si no clientes, que están impulsándoles a darle cuerda a la maquinaria de la ficción. Telecinco no quiere -o no debe- dejarle a Antena 3 y su Atresmedia Studios comerle la tostada en esto de ser creador y vendedor de series a las plataformas. Así que quizás por eso veamos en adelante más series en pantalla. Esperemos que sirva para que series como La que se avecina no pasen tanto tiempo olvidadas en los cajones de la vergüenza.