Y entonces ‘Veneno’ demostró que sí había actrices trans

por Álvaro Onieva31 de marzo de 2020

Isabel Torres interpreta a Cristina Ortiz en sus últimos años. (Fuente: Atresmedia)

Antes del estreno de La casa de las flores, hace ya un par de años, la elección de Paco León para interpretar a una mujer trans en la serie suscitó una polémica en las redes sociales que abrió un debate en la industria audiovisual española sobre quién debería asumir este tipo de papeles. Venía de la mano de controversias similares en Hollywood; por aquel entonces Scarlett Johansson abandonó la película Rub and Tug en la que iba a interpretar a un hombre trans, mientras otras obras como Pose reclamaban el derecho de los colectivos minoritarios y desfavorecidos a contar y protagonizar sus propias historias.

Los Javis, a su modo, llevaron a la ficción aquellas polémicas a través del episodio Edwin de Paquita Salas donde la obsoleta representante y Lidia San José se veían envueltas en un lío similar al intentar hacer un cortometraje en el que ponían a la actriz un bigote de pega para dar vida a un hombre trans. Aquello, más allá del chascarrillo, servía para articular un potente discurso a través de una hasta el momento desconocida actriz trans, Laura Corbacho, pero también como promesa tácita de los creadores de cara a su siguiente proyecto.

Cuando saltó la noticia de que los Javis iban a llevar a la pantalla la vida de Cristina Ortiz, La Veneno, no faltaron los recelos. “Seguro que los Jerbos [así los llaman algunos detractores] ponen a un actor con peluca a hacer de trans”. Las comillas exactas me las he inventado, pero mensajes de ese tipo circularon por las redes. Y el miedo era comprensible: la escasez de oportunidades para actrices trans hace que no haya apenas actrices trans en nuestro imaginario colectivo (ni en el de directores de casting) y un proyecto como Veneno, en manos de cualquier otra gente, habría terminado con Blanca Suárez o Carmen Machi como protagonistas. Afortunadamente, había mucho compromiso.

El reto para ellos era muy grande: no solo debían buscar a una actriz que se pareciese físicamente a Cristina -al final han sido tres- y que tuviese el talento para encarnarla (con escenas que buscan ser recreaciones fieles), sino también a un amplio abanico de secundarias. Las actrices trans que necesitaba el proyecto debían, primero, existir y, luego, probar su valía. Precisamente cuando sucedió la polémica de La casa de las flores, actor y director se escudaron en que la elección se debía al requerimiento actoral, que se habían buscado opciones de actrices trans y no las había. “¿Que no? Te digo yo a ti que sí”, debieron pensar Ambrossi y Calvo.

Desde luego, escoger a un actor o actriz experimentado es la opción fácil, tanto en este caso como cuando se busca una estrella para el cartel o un actor que ya ha interpretado papeles similares para llenar un personaje cliché. Pero hay otra manera de hacerlo, también. Porque una serie como Veneno, cargada de discurso social, resonaría hueca si no tuviese una base coherente en la realidad, tras las cámaras. ¿Recordáis aquello de que Juego de tronos parecía feminista hasta que recordabas que apenas había mujeres en guion y dirección?

No es fácil poner ante una cámara a una actriz sin experiencia, pero si se dan las oportunidades necesarias podremos descubrir a huracanes como Isabel Torres y Daniela Santiago (y esperamos que Jedet estará a la altura también), que no solo aportan un parecido físico a Cristina Ortiz, sino que regalan fragilidad, descaro, vis cómica y ternura en su trabajo. ¿Sabéis de qué habla todo esto? No solo de unos principios, los del equipo de Veneno a la hora de cimentar la serie, sino del enorme talento como directores que tienen los Javis. ¿Quién podría imaginar que Desirée Rodríguez, conocida por su paso por Gran Hermano, iba a estar estupenda en la piel de una joven Paca La Piraña? Pues lo está. A lo mejor es que otros no se atreven, o no saben, trabajar así con intérpretes. ¡DIGO!