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Olan Rogers, creador de ‘Final Space’: «Cada vez que pienso en el espacio exterior, sonrío»

(Fuente: TNT)

La vida de Olan Rogers ha cambiado mucho. Antes vivía en Nashville, Tennessee, volcando ideas en animaciones amateurs; desde hace unos años, sin embargo, las cocina en Los Ángeles y no las vierte en cualquier recipiente. Lo que fuera su página en blanco es ahora Final Space, una épica sci-fi de largo aliento que estrena hoy su tercera temporada en nuestro país, en TNT. La idea, un proyecto levantado por TBS al que se ha sumado por el camino la marca Adult Swim, fructifica por escribirse en contra de las tendencias que imperan en la animación para adultos contemporánea. «Cuando se ve la serie por primera vez, todo el mundo espera Futurama o Rick y Morty«, asegura Rogers, convencido de que la sorpresa que asalta después al espectador lo gana para siempre.

Final Space no es, ni por asomo, una sitcom. A pesar de que muchos de los involucrados así lo desearan, como rememora el creador de la serie. «Cuando la compraron, creo que la network quería eso, una serie que pudiera acompañar a American Dad!. Con la segunda temporada querían algo más episódico, pero una vez empiezas a trastear con el tono, trasteas también con el ADN de la serie». Trece episodios compusieron aquel segundo año de la serie, como trece dan forma a la nueva entrega, una nómina de capítulos algo más abultada de lo habitual, acorde al resto de atrevimientos de un salmón contracorriente como este.

El problema y también la virtud de Final Space, cree Olan Rogers, es que da quebraderos de cabeza a los departamentos de marketing. Porque ¿cómo se publicita una serie que se parece más a Guardianes de la galaxia que a las decenas de producciones animadas clónicas que las plataformas estrenan cada año? «Es una anomalía. La gente no sabe cómo publicitar una serie como esta, así que la anuncian como una sitcom». El proyecto pilló desprevenido también al propio creador, abrumado por el brusco vuelco que dio su rutina en cuanto Conan O’Brien, el presentador de late night, se interesó por unos cortometrajes suyos de 2011, que pronosticaban lo que luego sería la serie, y quiso convertirlos en algo que vender a TBS y ejercer de productor ejecutivo.

https://www.youtube.com/watch?v=HC0XYt2_abc&ab_channel=TNTEspa%C3%B1a

«Todo pasó muy rápido», narra Rogers. «Al día siguiente ya tenía que tener un sitio donde vivir en Los Ángeles. Tuve que hacer un anuncio para una marca de colchones —puro humor Rogers— mientras escribía la serie para poder permitírmelo. No sabía muy bien qué estaba pasando, pero me quedaba en la oficina hasta las dos de la mañana para asegurarme de que estaba haciendo todo lo que debía. No cogía vacaciones, no hacía nada. Estaba muy obsesionado. Y cuando salió la segunda temporada, pensé: ‘Bueno, puedo ir al médico, a tomarme un café o algo'». Ha contado tantas veces cómo, en medio de esa época oscura, el personal del primer edificio en el que se hospedó en su particular éxodo a La La Land fingió una fuga en un grifo de su apartamento para entrar a robarle una pizza del congelador, que está convencido de que ya nadie lo cree.

El guionista cuenta que, después de cinco años absolutamente frenéticos, se enfrenta a la tercera temporada de Final Space «mucho más cómodo, escribiendo y siendo showrunner». «Estoy mucho más seguro de mí mismo en lo de ser capaz de motivar a la gente y conseguir lo que busco, pero también asegurándome de que mantienen la pasión por lo que hacen. Sé lo que la serie es». Y es, entre otras cosas, su primera experiencia como actor de doblaje: «Fue muy interesante ponerle voz a Gary [el protagonista], pero creo que todo el mundo tenía miedo de corregirme mientras hacíamos la primera temporada porque yo era el creador de la serie; ojalá lo hubieran hecho. Hay muchas veces que veo algo de la primera temporada y me da vergüenza ajena», confiesa entre carcajadas. Final Space es también una extraña oda a las galletas, que ocupan un papel sorprendentemente central en la historia. Rogers ni siquiera se acuerda de dónde salió aquello, pero, por el carácter icónico que ha adquirido, «es algo que ya solo puede seguir expandiéndose».

Rogers ha vendido otro proyecto de serie, The Lion’s Blaze —también salido de un piloto de diez minutos colgado en YouTube—, solo para poder seguir trabajando con su equipo entre una temporada de Final Space y la siguiente. No es un plan descabellado, teniendo en cuenta que el guionista asegura tener hasta seis temporadas de la space opera que emite TNT armadas en su cabeza. Tal es el atractivo de la negrura interminable que nos rodea, y que inspira su odisea: «El espacio exterior es como un patio de recreo sin límites. No sabemos lo que hay por ahí, en ese infinito desconocido, y eso emociona y conecta con mucha gente. Cada vez que pienso en el espacio exterior, sonrío».

La temporada 3 de ‘Final Space’ está disponible en TNT.

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