La primera temporada de El Cid, estrenada en diciembre del año pasado, fue una carta de presentación del universo y contexto histórico que rodea al legendario héroe al que da vida Jaime Lorente. Sirvió para situarnos en la corte de Fernando I El Grande donde Ruy, como apodaban a Rodrigo Díaz de Vivar, era uno más aunque los espectadores supiésemos que estaba destinado a grandes hazañas. La muerte del Rey marcó el final de esa tanda de episodios, que dan pie a los conflictos de la segunda temporada que llega ahora a Amazon: «Es el comienzo de una situación para Ruy complicada porque está en el centro de la relación entre hermanos», avanza José Velasco, productor ejecutivo de la serie.
«Históricamente, además, la realidad es que Ruy se crió y fue amigo de ellos, un compañero de la convivencia. El rey divide el reino entre los tres infantes y eso es la semilla de lo que va a ser una guerra entre hermanos tremenda. Ruy se mueve entre la fidelidad a su amigo y señor Sancho, entre las tentaciones que las maniobras de Urraca generan para que se quede con Alfonso, a quien Urraca de alguna manera cree que controla, y además tiene un corazón partido también entre la pasión y el mundo donde encontró a Amina y el amor representa Jimena, su casi amiga y novia la infancia», expone.
Aunque el propio Rodrigo irá ganando protagonismo en su propia serie, Velasco recuerda que no es solamente su historia: «El Cid es el Cid y sus circunstancias. Para entenderle a él, a su figura, hay que contar su entorno. No pretendíamos hacer una serie de un protagonista único. A través de sus ojos vemos aquella España que aún ni siquiera era España. Además, el contexto es muy interesante, rico e inspirador: la lucha entre hermanos, la relación entre árabes, castellanos y leoneses, esa especie de tradición continua en la que vivía instalada la Corte, cómo un chaval de Burgos se convierte en el personaje más influyente de la época por encima de los reyes…».
Lo cierto es que la primera temporada de El Cid ya dejó claro que el peso de la acción estaba repartido y que había un especial interés en darle espacio a los personajes femeninos que «Eran mujeres muy fuertes que mandaban mucho más de lo que parecía». En este sentido, el productor cuenta que «Urraca se convierte en lo que Urraca fue de verdad. Maneja la situación por detrás de las bambalinas de la corte y tiene mucha influencia sobre su hermano. Tanto es así, que hay documentos que hablan de una posible relación incestuosa entre ambos», mientras que «Sancha mantiene a la familia unida hasta que un giro inesperado hace que todo explote».
Grandes batallas y la forja del héroe
Sobre esta segunda temporada de El Cid, su responsable creativo se siente especialmente orgulloso de las batallas que han grabado: «A mí me encanta la toma de Zamora, que creo que es una de las batallas más impresionantes que se han rodado en este país», y añade, «Pero también me gusta mucho la batalla de Santarem contra el rey de Galicia, en el episodio 3. Con la música de Gustavo Santaolalla detrás y viendo cómo se enfrentan los dos ejércitos y con el rey dirigiendo la última vez que un rey de Galicia dirige a sus hombres, es impresionante».
Será esta la temporada en la que Rodrigo Díaz de Vivar empiece a parecerse a lo que está en el imaginario colectivo de todos, pero para ello deberá ser más asertivo que antes y tomar decisiones: «La de Ruy es una encrucijada de vida y, digamos, profesional, porque tiene que decidir a qué señor se debe. Ahí empezó a forjarse el héroe y la leyenda. En ese momento se convierte en un personaje muy potente y empieza a tener un papel importante entre los hermanos. Su relación con Sancho sufre una situación de subidas y bajadas tremenda, porque por un lado le ofrecen la gloria y por otro lado está la lealtad, su dilema permanente».
‘El Cid’ está disponible en Amazon Prime Video.