El Internado: Las Cumbres es una de esas series que deja claro con el final de su primera temporada que tiene mucho más a contar. Son muchas las preguntas lanzadas que hasta el momento no han hallado respuesta, pero no es algo ni accidental ni improvisado: «Sabemos a dónde queremos llegar, sabemos cuál es la explicación final de los misterios que hemos plantado», nos cuenta Laura Belloso, creadora del popular regreso de la ficción y artífice de lo que hemos podido ver hasta el momento.
La primera temporada ha servido, sobre todo, para presentar a los personajes y para madurar la necesidad de unirse como grupo. «En las relaciones entre los chavales hay una evolución. Al arrancar la serie, Amaia e Inés son antagonistas y, de hecho, Amaia se porta fatal con Inés, que está muy perdida y sola en el mundo. Pero cuando avanza la serie la relación cambia de una forma radical al descubrir que tienen una conexión inexplicable y algo parecido pasa con el resto del grupo», explica la guionista, «A Paul sin embargo lo concebimos como un tipo que no forma parte del grupo, era amigo de Manuel, pero no se llevaba especialmente bien con nadie. Es con la desaparición de Manuel que emprende una aventura de la mano de Amaia y se va generando una amistad en lo que se engrasa el grupo».
Un arranque como este cobra más sentido cuando la historia que se tiene en mente necesita hacer pasar a sus protagonistas por un largo recorrido y cuando es un plan de varios pasos muy medidos. La pregunta, entonces, es evidente: ¿el éxito de la serie provoca una segunda temporada o parte de su concepción original? «Estábamos muy confiados en que habría una segunda temporada, así que no queríamos cerrarlo en la primera. En la primera temporada nos hemos dedicado a lanzar señuelos y sembrar muchas cosas, pero está todo por contar y por descubrir. Hay muchísimos misterios que queremos desvelar todavía».
Por el camino ha habido que hacer sacrificios. Por ejemplo, el único adulto que sentía cariño y complicidad con los estudiantes ha tenido ya un final macabro que puede ser la chispa de algo mayor. «Lo que hicimos fue utilizar a Elías para trasladar al espectador la información y hasta qué punto es corrupto el lugar, el propio internado, y su relación con un laboratorio que está haciendo prácticas poco éticas. Él se lleva ese secreto a la tumba, pero Elvira ha tomado conciencia y los chicos van a seguir, en su búsqueda de Manuel, dando con pistas. Falta mucho por descubrir y con Elías hemos lanzado un señuelo».
Este es un señuelo que tiene una propósito más esencial de lo que podría parecer. De hecho, era precisamente esta muerte la que en un principio iba a ser el punto de partida de El Internado: Las Cumbres. Sin embargo, un cambio en el proceso alteró el orden narrativo, despertando nuestra simpatía para descubrir de golpe que su marcha del lugar iba a ser definitiva. «Al principio la serie empezaba con el vuelo de los cuervos y el descubrimiento de ese lugar. Le entregaban una nota a Elías que atravesaba el monasterio, subía, nos íbamos fuera y le veíamos caer y morir», expone Belloso, «Decidimos cambiarlo porque pensamos que iba a tener más fuerza e iba a ser más sorpresiva si la contábamos al final, cuando ya el espectador le ha cogido mucho cariño al personaje. Elías siempre fue diseñado como un héroe en ese lugar, en el mundo de unos adultos que son hostiles para los chicos, y nosotros queríamos que brillara mucho como antagonista de Mara».
Hay por delante muchas preguntas por contestar y camino por recorrer en la temporada 2 de El internado: Las Cumbres: «Más allá de profundizar en los personajes y enfrentarlos a situaciones extremas hay mucho misterio por descubrir. Hay un asesino en serie que se intuye desde el capítulo ocho, no sabemos quién es esta persona ni dónde está Manuel, cómo está. Esa es la pregunta fundamental», recalca Laura Belloso.
‘El Internado: Las Cumbres’ está disponible en Amazon Prime Video.