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Guillem Morales, el hijo pródigo del fantaterror que dirige series para BBC

El catalán Guillem Morales dirige ‘Auge y caída’.

Hay una fotografía en el banco de imágenes de Getty que es testimonio de toda una época. En ella aparecen, componiendo una deslumbrante cenefa, la estrella del cine español Belén Rueda y el productor mexicano Guillermo del Toro; una a la derecha, el otro a la izquierda. El pequeño cuerpo que rodean con los brazos, sonrientes, es el de Guillem Morales, en el centro de la instantánea. El director, que se encontraba en aquel momento presentando Los ojos de Julia en la trigésimoquinta edición del TIFF (el festival de cine de Toronto, Canadá), es ahora un expatriado, académico de la BAFTA y artesano de confianza de BBC.

En la foto, Morales encarna toda una camada de realizadores de género fantástico y de terror que España amamantó y luego descuidó. El catalán se resiste a corroborar la homogeneidad de aquella generación milagrosa, que cree más bien un invento de la prensa. Como algunos de sus compañeros, ha emigrado: los jóvenes genios que no apreciamos se mudan de género, de medio o de país. Morales hizo las tres cosas, y ahora es firmante de algunos de los mejores episodios de Inside No. 9 y de la miniserie La casa de las miniaturas. Entre esas dos dirigió Auge y caída, la adaptación de un clásico de la literatura inglesa que Filmin trajo a España recientemente.

La serie, que relata la odisea aliciesca del joven Pennyfeather por la Gran Bretaña de los años veinte, está realizada en un corte clásico; con más comedimiento, al menos, que el enfático trabajo del director en el cine de género: “Es que Evelyn Waugh [el autor de la novela en la que se basa la miniserie] es muy importante aquí”, argumenta Morales. “Es como si estuviéramos hablando de un Valle-Inclán. Es una cosa que impone, bastante difícil, y hubo mucha cautela a la hora de hacerlo. Nos aproximamos desde el clasicismo y el respeto. Por ejemplo, rodar Auge y caída con la cámara al hombro… Pues qué quieres que te diga”.

Pese a algún incontenible ramalazo del verdadero espíritu del realizador, que se manifiesta en la forma de una pícara escena más sangrienta de lo esperable, había una seria preocupación en el set por encontrar el tono del humor de Waugh. “Es una comedia que se basa mucho en cómo se dicen las cosas, en los dobles sentidos… El humor inglés es muy complicado”. No obstante, Morales ya lo domina con soltura, algo que considera una conquista especialmente valiosa para un extranjero en tierra anglosajona. “Además, cuando adapto una obra clásica, intento encontrar su reflejo en el hoy. Estaba buscándolo justo cuando ocurrió el Brexit”.

“Durante el rodaje, veía por la televisión a la gente muy joven, que no pudo votar en el referéndum, quejándose de que los mayores habían decidido el futuro sin pensar en ellos”, relata. “Eso es lo que refleja también Auge y caída: una sociedad de gente mayor que arruina la juventud, y una gente más joven que va a tener que reconstruirla. Decidí que los personajes jóvenes, como Pennyfeather, serían los más humanos y dramáticos, mientras que los de alrededor estarían un pelín high-tuned, como se dice aquí. No grotescos, porque entonces no te los creerías, pero en un tono algo más monstruoso”.

Morales aboga por contar las historias de la televisión en un lenguaje cinematográfico, y rabia por que se tolere menos el silencio en la pantalla pequeña que en la grande. “Pero eso está cambiando”, anuncia. “Lo último que he hecho, por ejemplo, tiene unos seis minutos sin diálogo”. Este movimiento, según él, tiene que afectar también a los poderes ejecutivos, “que deben empezar a asumir que la televisión puede contar las cosas tan visualmente como el cine. Creo que el espectador puede poner tanta atención como en una sala”.

El director de la miniserie, Guillem Morales.

La estética, precisamente, no le dio muchos quebraderos de cabeza en Auge y caída, llena de intérpretes británicos, que Morales adora. “Tienen mucha disciplina del teatro; quieren ser dirigidos y se nota. Cuando tienes proyectos de este tipo, con personajes tan fuertes, pones la cámara ahí y no tienes que hacer nada más”, confiesa. “A veces, mover la cámara sería como arruinar la interpretación, interferir. El género es otra cosa, hay que crear otro tipo de atmósferas”. Se contiene cuando juega fuera de casa; pero, como muchos de sus contemporáneos, respira cine de los ochenta y es amante de todo realizador con una mirada fuerte.

El catalán desapareció en 2010, tras estrenar Los ojos de Julia, y no volvió a firmar proyectos hasta cinco años después. Ese vacío fue para él, más que un parón, un periodo de adaptación a su nuevo país, durante el que aprendió a escribir en inglés e intentó llevar a cabo coproducciones cinematográficas entre Reino Unido y España, que no fraguaron. El cine empezó a cambiar y “la financiación se complicó muchísimo. El medio se polarizó entre superproducciones y low budget, y todo lo que había en medio se fue yendo a la televisión. Así que resurgí allí, que era lo más lógico: fíjate qué televisión tenemos ahora”.

Una novela y una serie como autor total

En un viraje inesperado de la conversación, el académico de la BAFTA anuncia que publicó una novela hace unos días, El accidente de Lauren Marsh, en la editorial Plaza & Janés. “Es una aventura en la que he podido sentir lo que es escribir con todo el presupuesto del mundo [ríe]. Es algo que se podrá disfrutar inmediatamente. Con un guion, pueden pasar años hasta que el proyecto se completa; con esto puedo controlar los tiempos”. Morales cree que, lejos de imaginar un plano y después ponerlo negro sobre blanco, la escritura tiene más que ver con la interpretación, con jugar a ser otra persona.

El director deambula últimamente entre la comedia y las historias de época. También lleva un año desarrollando una serie con Atresmedia como creador, guionista y director, y ha dirigido los tres primeros episodios de La templanza, una de las primeras producciones de Amazon Prime Video en España. Sin embargo, su relación con el género (el otro, el fantástico, el suyo), sigue prendiendo con la misma gracia: “De hecho, la mayoría de las películas que he intentado hacer eran de género. Lo que ocurre es que aquí [en Inglaterra] la comedia es muy buena, y quería explorarla; y el period drama es una cosa que está, y que tienes que hacer en algún momento. Son dos cosas que se venden muchísimo en este país”.

La serie es una sátira de la Gran Bretaña de los años 20. (Fuente: BBC)

Morales quería comprobar si era un director lo suficientemente bueno para explorar otros géneros y disfrutarlos. “No es que haya renunciado al fantástico”, amenaza. “Es donde me siento más cómodo”. Eso no constriñe en absoluto sus gustos como consumidor. El terremoto de Jesse Armstrong, que sacudió la industria televisiva, también lo alcanzó: Succession es la última serie con la que recuerda haberse maravillado. “Me la recomendaban muchísimo, sobre todo agentes de casting. Es increíble cómo llegas a interesarte por esa panda de personajes”, dice, siempre discreto y mesurado, como reprimiendo algún calificativo más soez que sería aplicable a la familia Roy.

Tan certero como lujurioso en el manejo de su cámara, Morales es parte de esa quinta de cineastas de fantaterror que incluye también a Bayona, Amenábar o Rodrigo Cortés. La sombra del fallecido Chicho Ibáñez Serrador se abate sobre estos, sus alumnos aventajados, desde que el director de contenidos de TVE anunciase el pasado verano que el boceto de una nueva iteración de Historias para no dormir ya vuela entre despachos. Quizá ocurrió incluso antes, cuando ocho de ellos tomaron el escenario de la gala de los Goya que galardonó al maestro uruguayo con el premio honorífico, apenas cinco meses antes de su necrológica.

El alfarero de Auge y caída no parece ver muy claro este remake. “Creo que es muy difícil amalgamar algo así; hacer, con directores y miradas distintas, una antología coherente. Van a tener una aproximación al terror muy diferente; y eso puede confundir al espectador, que no sabe muy bien la que va a ver cada vez. Debería haber una especie de showrunner que dijera exactamente qué tipo de terror se va a hacer, aunque sea en diferentes historias. Si no, lo que puede pasar es que se pongan personalidades muy fuertes dirigiendo los episodios y cada uno vaya a su bola”. Es necesaria una voz, oscura y firme, que atraviese los capítulos. Guillem Morales la tiene.

‘Auge y caída’ está disponible completa bajo demanda en Filmin.

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