Los protagonistas de ‘Élite’ deberán volver a enfrentarse con las consecuencias de lo ocurrido la temporada pasada. (Fuente: Netflix)
El ritmo vertiginoso de Élite fue una de las cosas que nos enganchó completamente la pasada temporada, pero no la única. Entre otras dudas, saber qué había pasado con Marina y, sobre todo, quién y cómo la había matado fue una de las intrigas que nos tuvo pegados a la pantalla.
Podríamos decir que la gran incógnita quedaba resuelta; sin embargo, su respuesta no hacía más que abrir otros hilos y otras historias que este viernes podremos, si no cerrar, al menos aclarar en parte. Repasemos algunos de los puntos más relevantes.
Marina, una muerte y un pacto de silencio
(Fuente: Netflix)
El reloj, ese maldito reloj que encerraba los chanchullos entre el padre de Marina y el de Carla fue lo que nos trajo a esta situación. Carla vio en él la posibilidad de volver a estar bien considerada en su casa. El plan era sencillo, robar la mochila de Marina, coger la maldita memoria escondida en él y volver a los brazos de sus padres como una triunfadora, como la que rescató a la familia de la ruina. Pero en estos casos, pocas cosas salen como están previstas, y menos en este tipo de series.
En su lugar aparece Polo, desesperado por recuperar a su ex novia y al borde de la histeria. Una de esas situaciones en que no se está para escuchar las cuatro verdades que Marina, harta de todo y todos, le suelta a la cara. Lo están usando, todos. Los amigos, las chicas. Polo es el obediente y sumiso al que tratan como desean. Y esa crítica colma el vaso, agarra el trofeo por el que llevan peleándose medio curso y la golpea. Ni siquiera insiste. Un impacto en la cabeza es suficiente para acabar con ella.
El resto ya lo recordaréis. Carla manteniendo la sangre fría y obligando a Christian a ser cómplice. Parece que el mundo sea suyo y que esté preparada para mantener el control sobre todos. Veremos lo que aguanta. Si Christian está dispuesto a vivir preso de una mentira en la que no ha tomado parte directa. Si Polo soporta la carga moral de ser un asesino sobre el que nadie clava sus ojos. Pero sobre todo, si no es descubierto y el plan se arruina.
Samuel, de acusador a defensor
Y es que la policía va a por Nano. Ex presidiario, novio problemático, de estrato social humilde y con cierta afición por los líos. Sería el candidato perfecto sin necesitar que su hermano lo señalara. Con la declaración de Samuel pasa a que no se necesiten demasiadas pruebas para poder acusarle.
Pero recapacita. Ya es tarde, quizás no del todo. Se propone esclarecer la situación. Librar a su hermano. Averiguar qué pasó con Marina. Lo tiene todo en contra. Ellos tienen el estatus, el dinero, la aprobación general. Y a él no le queda demasiado, más que una beca para estudiar en un colegio pijo en donde no hacen más que salir problemas. Si la segunda temporada tiene un reto por delante es el de lograr que nos interese ese intento por esclarecer la verdad y que no se tope demasiado sistemáticamente con un muro ciego.
Amores prohibidos y pecados pasionales
(Fuente: Netflix)
El segundo gran paquete de tramas gira entorno a los romances que Élite nos presentó. Iba a decir parejas, pero aunque las mayores incógnitas recaen sobre dos de ellas, lo cierto es que el trío que tantas escenas nos dio la pasada temporada no está del todo esclarecido.
Sin embargo, las grandes intrigas están en la familia de Nadia y Omar. Para ambos se han reservado las historias más dulces. Pese a que el final de la pasada temporada nos hacía pensar que poco le queda por hacer a Nadia. No sólo Lu parece haber recuperado a Guzmán, sino que gracias a la palabra de él de no volver a acercársele, su padre ha accedido a dejarla seguir estudiando en el colegio.
Un padre acordando con el novio la permanencia de una muchacha en su centro educativo. Si esto no es retorcido, no sé qué podría serlo. Pero lo cierto es que esas son las condiciones para que Nadia pueda seguir estudiando en un lugar que le puede abrir puertas por las que nunca llegó a pensar que podría pasar.
Y por otro lado, Omar. Él y Ander hacen la que es sin duda la pareja más bonita de la serie. En medio de un montón de relaciones en las que el interés y los contactos priman sobre todo lo demás, ellos simplemente se quieren. Son jóvenes, tienen pasión y viven intensamente todo lo que sienten. Como debe de ser con esa edad, de una forma pura y luchando contra lo que se les ponga por delante. Si existe algo de justicia en el mundo que han creado Darío Madrona y Carlos Montero, aún nos queda mucho por ver de esta pareja.
De cualquiera de las maneras, en breve resolveremos parte de las dudas. Sabemos que habrá una tercera temporada, lo que hace pensar que no nos lo van a poner todo tan fácil. Queda emoción para rato hasta saber si las cosas pueden llegar a ponerse en su sitio cuando una estudiante es asesinada en el colegio en una fiesta de fin de curso.
La segunda temporada de ‘Élite’ se estrena en Netflix este viernes 6 de septiembre.
