Este artículo contiene spoilers de los episodios I, II y III de ‘Star Wars’.
Las series llevan ya unos cuantos años siendo mucho más satisfactorias para los fanáticos de La Guerra de las Galaxias que las películas. Salvo las excepciones de Star Wars: Rogue One o Star Wars: Los últimos Jedi (y esta última salvedad resulta mucho más polémica), las alegrías en la saga han venido más bien de la mano de Star Wars: The Mandalorian o las animadas Star Wars: Las Guerras clon y Star Wars: Rebels. Por tanto, no es de extrañar que las expectativas estén muy altas con los nuevos proyectos. En animación todos estábamos pendientes de Star Wars: La remesa mala, pero sin duda tenemos las esperanzas puestas en Star Wars: Obi-Wan Kenobi protagonizada por Ewan McGregor. Y especialmente después de que anunciaran el reparto completo.
Junto a McGregor llegarán Indira Varma (Juego de Tronos), O’Shea Jackson Jr. (Straight Outta Compton), Joel Edgerton (El gran Gatsby), Kumail Nanjiani (Silicon Valley), Bonnie Piesse (Beru Lars en Star Wars), Rupert Friend (Homeland), Sung Kang (Fast & Furious), Simone Kessell (The Crossing) y Benny Safdie (Good Time). Casi nada. Pero quien despertó más expectación no podía que ser otro que Hayden Christensen. Y no solo porque retomaba el papel de uno –por no decir el más- de los personajes icónicos de la saga, sino porque su presencia en esta nueva ficción puede implicar muchas cosas.
Una oportunidad de redención
Con permiso de Jar Jar Binks, el pobre Christensen fue de lo más odiado de la que por aquel entonces era la nueva trilogía (Star Wars: Episodios I, II y III). Siendo sinceros, los seguidores del universo creado por George Lucas no destacan por ser muy amantes de los cambios y aquellos episodios poco tenían que ver con lo que se había visto en la trilogía inicial en cuanto a tono. Además, aunque Lucas es un visionario del cine (y del merchandising), en estos tres largometrajes demostró que es mucho mejor creativo que director.
Por si fuera poco, Darth Vader a estas alturas ya era historia del cine, un nombre inamovible en todas las listas sobre los mejores personajes o los villanos más inolvidables del cine. Su sombra era casi tan alargada, como reconocible su trabajosa voz. Y entonces llegó el joven Hayden para encarnar uno de los personajes más míticos de la gran pantalla con poco a su favor. Se encontró arropado únicamente por unos guiones rígidos y un director mucho más cómodo desarrollando el apartado visual que con el trabajo de actores.
Además, el actor canadiense tenía el reto de interpretar una historia de amor supuestamente épica. Sobra decir que fue constantemente comparada con la química que tuvieron en su momento Carrie Fisher y Harrison Ford, como si semejantes chispas fueran fáciles de replicar y como si Star Wars: La amenaza fantasma no hubiera presentado a los personajes de Padme y Ani casi en términos de hermanos. Hayden Christensen fue el Ben Affleck del universo galáctico: puso un pie en la saga y antes de decir nada los fans ya le estaban mirando con el ceño fruncido.
Así, Star Wars: Obi-Wan Kenobi es su oportunidad para demostrar que es un actor más competente de lo que se vislumbraba en los Episodios II y III. En otros proyectos (Tierras altas, El precio de la verdad o Las vírgenes suicidas, por poner algunos ejemplos) ha demostrado que puede que no sea el próximo Day-Lewis, pero que sí que tiene oficio. Lo suficiente como para salir airoso en el empeño de haberse dado otras circunstancias. A su favor juega que compartirá pantalla con el Ewan McGregor, protagonista absoluto de la serie y el actor con el que más química tuvo Christensen en la trilogía. Sus escenas eran las mejores y era por algo.
Solucionando agujeros de guion
Que pasaran décadas entre una trilogía y otra provocó que se quedasen algunos hilos sueltos colgando por el camino. Leia recordaba a su madre, que había muerto durante el parto, en un alarde memorístico sin parangón. Mientras, para Obi Wan coger la espada láser del suelo mientras dejaba que Anakin se quemara vivo se convirtió en un “tu padre me la dio”. Ajá. Otro de los cabos sueltos está precisamente en una conversación entre Darth Vader y Luke cuando acaban de apresar al segundo en Endor: en ella, Luke insiste en que aún queda algún rastro de Anakin Skywalker, a lo que Vader responde: «Obi-Wan pensó una vez como tú».
Pero entre la caída final de Anakin en el lado oscuro y el comienzo de la aventura de su hijo bajo los dos soles de Tatooine no hay ninguna señal de que Darth Vader y su antiguo maestro hayan tenido ningún tipo de contacto. La presencia de Christensen en la serie podría indicar que, por fin, vamos a ver que el personaje de Ewan MacGregor no dio por perdido tan rápido al que fue su padawan. Aunque solo sea por el tiempo que pasaron luchando juntos. O porque una Padme moribunda estaba convencida de que todavía había luz en el que era su esposo.
¿Le veremos en armadura o utilizaran las proyecciones astrales?
Entre el estilismo del Mandaloriano y la armadura de los clones, está claro que en las series de Star Wars no entra uno a enseñar su belleza natural. Les gustan los cascos más que a un wookie ganar al dejarik y el de Darth Vader es uno especialmente goloso. Esto sin tener en cuenta que la serie se desarrollará durante los años en los que Anakin hacía mucho que respondía al nombre de Vader. En esta producción los tiempos de vuelta y vuelta a la parrilla en Mustafar ya están lejanos. Pero otra posibilidad es que quieran aprovechar que han fichado al actor original y, en ese caso, las socorridas proyecciones astrales dan mucho más margen a quitarle el casco a alguien que sin él no puede respirar.
Es bastante probable que Vader esté buscando a su antiguo maestro –y a los Jedis que puedan quedar vivos- para terminar con aquellos que sobrevivieron a la Orden 66. «La Orden Jedi se estaba desmoronando. Será interesante tomar un personaje que conocemos de una manera y mostrarlo lidiando con el hecho de que todos los jedis fueron masacrados con el final del Episodio III. Es algo que hay que superar», señaló el propio McGregor en una entrevista.
Para los seguidores de La Guerra de las Galaxias va a ser muy emocionante volver a oír esa respiración trabajosa y ver la capa ondeante. Si con dos minutos al final de Star Wars: Rogue One ya nos volvimos locos, no quiero ni pensar lo que va a suponer tenerlo una temporada en pantalla. Y si Ben Affleck ha conseguido pasar de aquel aluvión de odio que recibió cuando se puso por primera vez el traje de Batma, a ser uno de los Hombres Murciélago más reivindicados después de La Liga de la Justicia de Snyder, Hayden Christensen también puede.
‘Star Wars: Obi-Wan Kenobi’ estará disponible en Disney+