Escena de ‘Farmacia de guardia’ en la que apareció Montse. (Fuente: laSexta)
En la cuarta temporada de The Crown aparece reflejado uno de los pasajes de la vida de Lady Di por los cuales se la recuerda como una persona comprometida con las causas sociales y, como se solía decir, como la princesa del pueblo. Hablamos del momento en que abraza a un niño enfermo de sida en un hospital de Nueva York que, si bien no sucedió exactamente así, la dramatización que hace la serie está basada en un momento similar y en su enorme trascendencia.
Fue el 19 de abril de 1987, en uno de los momentos más duros de la epidemia del sida, cuando Diana de Gales apareció frente a los medios para inaugurar la primera unidad dedicada específicamente a pacientes de VIH/sida en el Hospital London Middlesex. La importancia de aquel acto residió en cómo lo hizo: saludó, charló y estrechó sin guantes la mano de personas infectadas con VIH, frente a la mirada de todo el mundo, cuando aún se creía que la enfermedad podía transmitirse simplemente con el tacto. El mensaje de Diana al mundo fue sonoro y ayudó a rebajar el estigma del sida, no solo en aquel momento, sino en años sucesivos, pues se convirtió esta causa en una de las que más atención recibió por parte de la princesa, que también mostró que la enfermedad no era exclusiva de homosexuales, como muchos pensaban, sino que también afectaba a madres y sus hijos.
En España, ese mismo poder transformador lo ejerció una serie de televisión: Farmacia de guardia, de Antonio Mercero. En septiembre de 1992, los informativos recogían una desgarradora historia, la de Montse, una niña malagueña de seis años que era abucheada a la entrada del colegio por los padres de otros alumnos que creían que su presencia era un problema de salud público, una amenaza para sus hijos. La ignorancia en cuanto al sida, pese a las acciones de Diana, seguía imperando en la mayoría social. Meses después de aquello, el 14 de enero de 1993, esa misma niña aparecía en televisión. Montse entraba a la farmacia de Lourdes Cano para que la serie mandase un mensaje contundente a la población española: las personas con VIH no son un peligro.
“Mamá, ¿a que si le doy un beso a Montse me puedo morir?”, decía una niña que articulaba el erróneo pensamiento popular. “¡Ay que ver las tonterías que aprenden estos niños!”, contestaba Reyes González, la resuelta y simpática auxiliar de la farmacia a la que daba vida África Gozalbes. Era el primer episodio en el que aparecía Queen, como así conoceríamos de forma cariñosa a la ayudante de Lourdes, y llegaba pisando fuerte (puede verse aquí, recuperado hace unos años por laSexta Columna). No solo restaba valor a aquel juicio sino que se convertía, a los ojos de millones de espectadores, en una prueba viviente: le daba besos y abrazos a Montse para demostrar que nada pasaba, algo que repetía después la propia Lourdes (Concha Cuetos).
Farmacia de guardia no solo era la serie más popular del momento, sino también la más idónea para hacer esta declaración de intenciones. Para muchos de sus seguidores, lo que sucedía en la farmacia ficticia tenía un valor real, no en vano los anunciantes de medicamentos, papillas y otros productos se daban tortas por aparecer entre las vitrinas del plató. Lourdes Cano era un personaje de ficción y no una farmacéutica real, pero su poder de prescripción y su credibilidad eran auténticos. Un ejemplo más de que las series no son solo series, que las obras artísticas no existen en un vacío y que sus mensajes pueden modificar el pensamiento de muchas personas que lo reciben, para bien o para mal.
Sí, una serie de televisión puede contribuir a borrar un estigma y ayudar a muchas personas.
El 1 de diciembre de cada año se conmemora el Día mundial de lucha contra el sida, para concienciar y dar a conocer los avances contra el VIH.