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El arte, el dinero y ‘Mythic Quest’

Cristion Milioti y Jake Johnson, en ‘Dark Quiet Death’, el quinto capítulo de ‘Mythic Quest’. (Fuente: Apple TV+)

Uno de los personajes principales de Mythic Quest: Banquete de cuervos, el productor ejecutivo del juego, está siempre debatiéndose entre apoyar a tope el lado creativo de la empresa (representado en el creador y la jefa de desarrollo) o decantarse por el aspecto corporativo (encarnado en ese director de marketing totalmente sociópata). Cada uno intenta siempre barrer para casa; los creativos afirman que es gracias a ellos que el juego es tan exitoso y no van a comprometer su visión, mientras la gente del dinero se escuda en que, si no consiguen monetizar dicha visión, no habrá nada que comprometer.

Ese tira y afloja constante entre la idea y la pasta es curioso para centrar una comedia, pero eso es lo que ha elegido esta serie de Apple TV+ y, además, lo explora con detenimiento en dos episodios concretos: Dinner Party, el tercero, y Dark Quiet Death, el quinto, que justamente ha llamado más la atención por encarnar ese debate en la historia de amor de dos desarrolladores a os que interpretan Jake Johnson y Cristin Milioti. Ella es la “visionaria”, la que quiere crear un juego que represente la vida misma a través de monstruos a los que no puedes vencer; él esta más dispuesto a ceder, a hacer concesiones si eso significa que pueden sacar adelante su sueño. Con las concesiones, sin embargo, acaba llegando la corrupción.

Y también acaba llegando la idea de que, si pagan, ¿por qué vas a echar de tu juego a un grupo de nazis? El cinismo máximo de justificar que estén ahí porque tu plataforma es neutra y no controlas lo que la gente hace con ella centra un tercer capítulo que merece generar la misma conversación que el quinto. Expone la hipocresía y el progresismo dicho con la boca pequeña de las grandes corporaciones, que se paralizan cuando tienen que expulsar a gente que va contra los valores que ellas dicen defender. En Mythic Quest, lo que se ve es que todo lo que signifique perder dinero a corto plazo siempre va a encontrarse con reticencias porque no se mira más allá. Y cuando se decide tomar cartas en el asunto, es una decisión más cosmética que otra cosa, como deja claro ese hilarante, pero muy real, comité de ética.

Es una comedia sobre un grupo de gente con egos desmedidos y relaciones disfuncionales que han creado algo de gran éxito, sí, pero también es una mirada muy clara a la traslación a las empresas del siglo XXI de uno de los versos más famosos de Quevedo: “poderoso caballero es Don Dinero”.

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