En Capitán América: El primer vengador, cuando el Dr. Abraham Erskine elegía a Steve Rogers entre un pelotón de soldados más que capaces, no lo hizo porque fuera el más fuerte. A la vista estaba que no lo era. Tampoco lo hizo porque fuera el más inteligente, aunque fuera al único que utilizaba el pensamiento estratégico en las pruebas. Tampoco le importó mucho si era el que mejor iba a obedecer órdenes. Lo escogió porque –como diría Machado- era, en el mejor sentido de la palabra, bueno.
John Walker (Wyatt Russell) ha sido elegido por todo lo contrario: es el más fuerte, es astuto (porque nadie parece nunca pararse a pensar en la diferencia entre la inteligencia y la astucia, es sutil, pero ahí está) y su principal cualidad es que sabe obedecer órdenes. Steve Rogers era un buen hombre que intentaba hacer lo correcto; John Walker es un soldado que solo hará lo que le diga su gobierno.
Ese escudo no combina bien con la prepotencia
Ya nos viene avisando el casco desde el primer episodio, que como el Mjölnir sabe quién no es digno de llevarlo y le da un aspecto de Carl Fredricksen al pobre Wyatt Russell que de otra forma no tiene. Pero, más allá de chivatazos estilísticos, su prepotencia queda clara con las comparaciones con Banner o Tony Stark, que han sacrificado su felicidad y su vida respectivamente, para ponerse por encima de ellos ya que uno tenía la fuerza de Hulk y el otro sus gadgets. Y él tiene… agallas. Por no decir otra cosa, que esto es Disney. Pues muy bien, Walker, tienes lo que tiene el 90% de la población y el 100% de los Vengadores. Enhorabuena por nada.
La diferencia entre Rogers y Walker queda en evidencia en el momento en el que Bucky –que está tan hasta las narices de este señor como la audiencia- le pregunta “¿Pero tú te has lanzado encima de una granada alguna vez?” y, con cierto recochineo, el nuevo Capitán América contesta “Sí, cuatro veces. Tengo un casco reforzado”. Sin quitarle ningún mérito a saltar encima de una granada, creo que todos podemos estar de acuerdo en que no es lo mismo saltar a pecho descubierto, por salvar a aquellos que te rodean sin pensártelo dos veces, aunque no haya nada entre tu cuerpo y la granada, sabiendo con certeza que vas a morir, y tomar la decisión sabiendo que tienes todo un equipo físico que se interpone entre tu cuerpo y la explosión. John Walker sabe que está seguro, por eso lo hace una, dos, tres, y hasta cuatro veces. Pero, cuando llegue el momento de hacerlo sin red de seguridad, ¿se sacrificaría por sus compañeros? Visto lo visto, no tiene pinta.
Por si fuera poco, se permite el lujo de tratar de segundones a Falcon y al Soldado de Invierno, como si no le dieran mil vueltas en todo, porque él tiene el escudo. Ni Sam ni Bucky tienen claro por qué este señor piensa que se lo ha ganado, y yo tampoco, porque le han elegido a dedo por ser rubio, blanco y ser obediente. No veo muchos méritos ahí, John.
La humanidad de Rogers vs. la distancia de Walker
¿Recordáis esa escena en Breaking Bad cuando sabíamos ya sin lugar a duda que no quedaba nada que salvar en Walter White? Skyler, tras verbalizar una más que razonable preocupación por aquello de que su marido estuviera lidiando con narcotraficantes, asistía patidifusa al discurso de “Yo soy el peligro” del personaje de Bryan Cranston. Pues, por muchas barras y estrellas que le pongan al asunto, por muchos guiños que haga John Walker a la cámara, a la psicóloga y a cualquiera que se le cruce por delante… la escena de la comisaría le delata.
“Yo soy el gobierno”, parece decir mientras saca a Bucky de la cárcel y vuelve a reducir a un arma de guerra en una sola frase. “No os interpongáis en mí camino”, espeta después a dos héroes que han salvado el mundo más de una vez porque no tienen intención de trabajar bajo sus términos. Porque John Walker está aquí para darle la razón a Steve sobre los acuerdos de Sokovia, aunque él no lo sepa. Lo sentimos por el Team Stark, pero es la prueba viviente de que los gobiernos eligen a los héroes por los motivos que más les conviene, no porque sean los más merecedores. Y, sobre todo, no les dejan ir a donde son más necesarios, sino a los lugares donde residen sus intereses. Ya lo dicen en la rueda de prensa para presentar a este Capitán América de baratillo: está muy bien tener superhéroes que protejan al mundo, pero queremos uno que proteja a Estados Unidos.
Si ya nos lo dicen los cómics, que no hay que fiarse
Si algo ha quedado claro es que la decisión de Steve de dar el escudo a Wilson no convence mucho al gobierno estadounidense, que prefieren al mucho más blanco y mucho más rubio John Walker . La serie no nos deja ignorar, y hace bien, que han escogido a este señor en gran parte basándose en prejuicios raciales y, desde luego, no nos sorprendería que en la vida real Walker acabara siendo votante de Trump. Pero es que, además, los lectores de los cómics ya tienen claro que no deben fiarse de este personaje creado por Mark Greendwald y Paul Neary para ir en contra de los valores de Steve Rogers y llevar el patriotismo a su lado más retorcido y extremista.
Steve se preocupaba por las personas. John Walker por ganar. El simple hecho de que le hayan dado el título de Capitán América es un insulto a todo lo que hacía de Steve Rogers un héroe. Y cada minuto que le veo con ese escudo se me revuelven un poco más las entrañas, porque Steve siempre estuvo en el MCU no para resaltar el patriotismo, sino la importancia de las buenas personas.
El legado de Steve debería ir donde dijo Steve
Steve eligió a Sam por las mismas razones que el doctor Erksine le seleccionó a él. Wilson es un buen hombre, que quiere hacer lo correcto, aunque sea la decisión difícil. Alguien que cree que no es más especial que nadie, pese a que todo demuestra lo contrario. Es un héroe que no se plantea si lo es, se guía por su conciencia para hacer lo que considera que es más justo en cada ocasión y asume las consecuencias.
No es una cuestión de super fuerza, o de habilidad en combate. La bondad, la fe inquebrantable en lo bueno del ser humano y en la justicia. Ese es el legado de Steve Rogers, más que el escudo o el título. Y por eso Walker nunca estará a la altura.
‘Falcon y el Soldado de Invierno’ se emite los viernes en Disney+.