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Las 3 cosas que más nos han gustado, y una que menos, de ‘Perry Mason’

(Fuente: HBO)

La reimaginación de Perry Mason ha terminado siendo todo un éxito para HBO. El público ha respondido, y la crítica ha ido volviéndose más benévola con el paso de los episodios, así que la serie tendrá finalmente una segunda temporada que se queda perfectamente preparada con la última escena de Perry, Della y Paul en la antigua oficina de E.B. Johnson. Para llegar hasta allí, sin embargo, los tres han tenido que resolver primero el caso del secuestro y muerte del pequeño Charlie Dodson.

Estos ocho capítulos han tenido sus altibajos. El trabajo de construcción de dinámicas de personajes ha figurado, en general, entre lo más logrado, además de la cuidada ambientación, pero el desarrollo de la investigación ha ido, paradójicamente, perdiendo gas conforme se iban aclarando todas sus ramificaciones. Perry Mason ha terminado girando más sobre la opresión del patriarcado, en sentido amplio, sobre sus protagonistas, un patriarcado que dicta separaciones no solo por género, sino también por clase social.

Cómo se juzgaba a Emily Dodson, más por no plegarse a las convenciones sociales que porque tuviera realmente motivos para secuestrar a su propio hijo, ha sido de los aspectos que se han salvado del caso, y nos permite elaborar una pequeña lista sobre las tres cosas que más nos han gustado de esta primera temporada de Perry Mason. Dejamos para el final una que, sin embargo, nos ha dejado tirando a fríos.

Las cosas que sí

1. Los marginados del sistema son los protagonistas

(Fuente: HBO)

Acaba resultando muy curioso que el equipo que se une para demostrar la inocencia de Emily Dodson, culpable solo de dejarse embaucar por un hombre que le prometía evadirse de un matrimonio infeliz, esté formado por los parias de esa “buena sociedad” en nombre de quien afirma trabajar el fiscal del distrito. Perry proviene de una familia cuyo nombre no vale nada, una familia trabajadora que tenía una vaquería. Ni siquiera en la Primera Guerra Mundial hizo nada que contribuyera a elevar ese nombre; en todo caso, lo hundió más en el barro.

Parte en desventaja por su extracción social y su falta de conexiones, tanto las que te da haber ido a la universidad correcta como pertenecer al círculo de E.B., el que resuelve sus asuntos tomándose un whisky en un club de caballeros. Perry, no obstante, cuenta con un plus que sus compañeros no tienen, que es ser un hombre blanco y hetero (o mayoritariamente hetero, porque en el segundo episodio, al hablar de su salida deshonrosa del ejército, afirma que “tengo un cuarto de galés y queer, solo una vez”).

La discriminación de Paul Drake por el color de su piel es tan evidente, que ni siquiera ser policía le libra de ello. Solo patrulla los barrios de mayoría negra y, si intenta detener a un delincuente blanco, el que puede acabar en la cárcel es él, y no el criminal. Los detectives corruptos lo aprovechan para presionarlo en que cambie los informes y encubra sus acciones, pero le otorga una cierta ventaja, que es poder acercarse a las secretarias negras y obtener de ellas información a la que los otros no podrían acercarse.

Y luego está Della Street y, de una manera un poco más secundaria, su amigo, el fiscal Hamilton Burger. Ambos aprenden a ocultar su homosexualidad manteniendo sus vidas privadas completamente separadas de las públicas. Perry termina sabiendo que Della es lesbiana porque, en la desesperación por encontrar las pruebas que exculpen a Emily, hasta su novia Hazel acaba echando una mano. Della es, así, una doble paria: por su género y por su orientación sexual. Y en parte eso es lo que impulsa su creencia firme en darle a Emily todas las opciones para que el sistema no la hunda.

2. El veredicto del juicio

(Fuente: HBO)

La serie clásica de Perry Mason terminaba siempre con el abogado consiguiendo una confesión del culpable en el estrado, mientras testifica en el juicio. Paul Draje siempre encuentra nuevas pruebas que exculpan a su cliente y el veredicto es invariablemente de “inocente”. En esta ocasión, los grises entran en acción y, si la serie de HBO quería ser tomada en serio, no podía adentrarse por ese camino. Se permite un pequeño gag con el juicio de prueba, presentado como si fuera el real, en el que Hamilton Burger interrumpe desde el público el interrogatorio de Mason al detective gritándole que nadie confiesa durante su testimonio ante el tribunal, nunca.

Perry termina haciendo caso a Della y llamando a testificar a la propia Emily, para que tenga la oportunidad de contar su versión, y deja a un lado su ego y sus ganas de revancha contra la policía y el fiscal del distrito, que está movido casi exclusivamente justo por el ego, por el qué dirán si pierde ese juicio. Que, al final, se declare nulo porque el jurado fracasa al intentar alcanzar un acuerdo es la opción más verosímil y la que más se ajusta a lo que hemos visto en los episodios anteriores.

3. La resurrección de Charlie

(Fuente: HBO)

El gran clímax de la temporada, de todos modos, no es el veredicto, sino la prometida resurrección de Charlie en, precisamente, el Domingo de Resurrección. La Hermana Alice, en uno de sus delirios en medio de las performances que son sus sermones, afirma que el pequeño cuya muerte lo inicia todo volverá a la vida para darle a su madre algo de esperanza. Y porque, si el niño está vivo, no se la puede juzgar por su asesinato, ¿no?

Toda esa secuencia, que dirige Tim Van Patten con mano experta, va creando tensión y expectación en el cementerio hasta que explota en el caos derivado de encontrar el ataúd vacío. Técnicamente, es una de las más destacadas de la temporada, y también lo es emocionalmente. Es la culminación del arco de Alice, el momento en el que se da cuenta que su madre no tiene límites y, como cantarían en Hamilton, decide eliminarse de la narrativa. Y, además, todos los personajes confluyen allí.

La cosa que no

Un caso muy enrevesado

(Fuente: HBO)

Lo que más une a Perry Mason con la tradición del noir californiano, que es tener un caso con corrupción urbanística y policial, prevaricaciones variadas y comportamientos moralmente dudosos, es la parte en la que más flaquea. No es tanto que el caso sea enrevesado como que todos sus elementos, cuando finalmente encajan, resultan menos interesantes de lo esperado. Y eso que son muy relevantes en la actualidad. Empresarios que intentan hacerse ricos a través de información privilegiada los ha habido toda la vida. Pero el tapiz que forman no logra cuajar por completo.

Los tejemanejes de los hombres que dirigen administrativamente la iglesia de la Hermana Alice por hacerse con su control total se quedan desdibujados, y que padre e hijo Baggerly sean unos mezquinos obsesionados con la posición social (y en el caso del hijo, directamente un meapilas) es algo que se aprecia desde el principio. Perry Mason toma prestada parte del manual de Chinatown para entrelazar secretos familiares con tramas corruptas, pero no le sale tan bien.

Por el contrario, que todos los inductores del secuestro de Charlie acaben mordiendo el polvo a manos de sus teóricos compinches sí es un cierre satisfactorio para la historia.

‘Perry Mason’ está disponible completa en HBO España.

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