Merlí: Sapere Aude, el spin-off de Movistar+ de la famosa serie de la televisión catalana, se despedirá en su segunda temporada, pero antes ha lanzado una revelación impactante: Pol Rubio ha contraído el VIH. El protagonista recibe de un personaje con el que se había acostado en la ficción de TV3 la noticia de que se ha infectado con el virus que, en última instancia, causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida. Para Héctor Lozano, creador de ambas series, y Menna Fité, el director, retratar cómo se lidia con la infección en la actualidad era el gran objetivo de la segunda y última entrega de Merlí: Sapere Aude, un reto que Carlos Cuevas, que interpreta a Pol, ha hecho suyo. Los tres comentan para Fuera de Series cómo abordaron el tema.
Por supuesto, el descubrimiento de que está infectado no es ninguna alegría para Pol. En la temporada, que sigue el segundo semestre del joven como estudiante de la Facultad de Filosofía, el VIH plantea problemas tanto privados como públicos: Pol sufre de puertas para adentro, pero entra en contacto también con la serofobia y los estigmas que habitan en los demás. Sin embargo, Merlí: Sapere Aude se esfuerza en subrayar que la situación de las personas seropositivas en la actualidad dista mucho de las vidas a las que se veían abocados quienes contraían el virus hace 30 o 40 años. Este doble juego es parte de lo que ha hecho de la temporada un trabajo «muy estimulante» para Carlos Cuevas. «Lo hemos intentado hacer con el máximo rigor posible, recurriendo a gente que sabe más que nosotros», explica. «Sabiendo lo que Héctor quería contar y el tono con el que él y Menna querían contarlo».
La crudeza de ese primer punto de giro de la temporada es precisamente lo que, a ojos de Lozano y Fité, la diferencia de la primera. «Es una temporada que tiene más fuerza, en ese sentido», señala el creador de la serie, que ya tenía claro que quería tocar el asunto del VIH cuando se concibió el spin-off. La entrega anterior era «más despreocupada, más juguetona», mientras que esta «es más dura». Fité asegura que un tema de peso como este les permite atrapar al público por méritos propios; al arrancar Sapere Aude, por el contrario, estaban más hipotecados con la empatía hacia los personajes que los fans de la Merlí de TV3 traían de casa. «El conflicto está presente desde el principio de forma clara y directa porque él es consciente de que ha contraído la infección y, aunque pueda ir haciendo vida normal a partir de cierto momento, no acaba de creérselo», detalla el realizador. La infección le afecta a él, resume, «pero también a todos los que están a su alrededor».
Merlí: Sapere Aude no innova por tocar el tema del VIH —hace muy poco lo hizo It’s a Sin, por ejemplo—, sino por enfocarlo desde el prisma del presente. ¿Habla la ficción televisiva del virus demasiado en pasado? «Yo creo que sí», asevera Cuevas. «Comparemos el futuro apocalíptico que tenían los diagnosticados en los 80 y los 90, porque no había cura, tratamiento ni paliativos. Ya no estamos ahí, ni a nivel médico ni a nivel social, y es lo que queremos contar. Me gusta que no sigamos estigmatizando este virus en colectivos relacionados con la drogadicción, la prostitución… Ahora le toca a un chaval que va a la universidad y, sin comerlo ni beberlo, se ve con esto». Si Merlí era ya en los tiempos de TV3 el viaje iniciático de Pol, este nuevo acelerón de la franquicia, que por el momento es el último, lo obliga a madurar a marchas forzadas. Algunos de los pilares más importantes para el personaje se tambalean ante la idea de un futuro seropositivo: «su sexualidad, su relación con los demás, su confianza, la idea de guardar un secreto delante de sus seres queridos…», enumera Cuevas. «Va a catapultar a Pol a la edad adulta».
La temporada 2 de ‘Merlí: Sapere Aude’ se emite los viernes en Movistar+.