En los últimos años, hemos tenido varias comedias que muestran la crianza y podríamos decir que, aparentemente, son todas iguales. Pero en cuanto miramos un poco más allá, descubrimos que plantean la misma familia de preguntas desde puntos de vista muy distintos. Un caso es el de Mira lo que has hecho, la ficción española de Berto Romero que tan bien funcionó, y desde Alemania nos llegó MaPa, pero no son las únicas. Bendita paciencia (Breeders en su título original), que acaba de regresar a nuestra parrilla con su segunda temporada en HBO España, es otro ejemplo donde, a través de la comedia, se muestra que todos estamos un poco perdidos con esto de la vida adulta.
Y lo hace, además, con suficiente amargura y angustia como para marcar su propio sello. Por encima del humor, el amor que se tienen todos sus protagonistas y las ganas de reír, reina una melancolía que lo baña todo y que hace que la risa vaya (casi) siempre acompañada de la lágrima amarga. Todo ello respaldado por el talento y el carisma de su pareja protagonista, Martin Freeman (Paul) y Daisy Haggard (Ally), cuyos personajes ahora lidian con la adolescencia y preadolescencia de sus dos hijos; son un matrimonio que, de puro no preparados, resulta familiar.
Paul es un tipo agrio en plena autoaceptación de su amargura, Ally lidia en el equilibrio de una vida con todo lo que un adulto se supone que tiene que compatibilizar, y ambos nos reconcilian un poco con el universo. Siempre nos contaron que de mayores haríamos lo que quisiéramos, la realidad es que nuestros protagonistas se encuentran criando a dos hijos sin manual del usuario, dudando en cada decisión y siendo juzgados por sus padres, quienes ya pasaron por esto y tienen su propia opinión. Su piso no es lo que debería, tiene muchas escaleras y es todo un solo espacio que hace imposible la privacidad, pero no fue comprado con el propósito de vivir en él dos generaciones y sirve de alegoría de lo que es ser adulto y padre.
Buena parte de nuestra vida, lo que hacemos es adaptarnos como podemos a los cambios que van llegando y convivir con las opiniones de otros, y es reconfortante verse reflejado aunque tu vida sea otra. Bendita paciencia aporta cierta tranquilidad; todo el mundo siente ira aunque le digan que no está bien estar enrabietado, casi nadie tiene exactamente la vida que programó y nadie sabe realmente si lo que hace es lo correcto. Al final, experimentamos como mejor sabemos y un poco como podemos. Y, en ese sentido, lo que nos trae la serie despierta ternura y empatía, pero sobre todo muchas ganas de que les vaya bien: si ellos pueden llegar al final del día sin haber estropeado demasiado las cosas, quizás nosotros también.
Su toque inglés aporta un humor negro que mezcla la melancolía con la mala gaita y que transforma los dramas en situaciones absurdas que acabamos logrando superar. La serie cuenta con que todos estamos igual de jorobados y confía en el consuelo comparativo para hacer que el público ame a sus personajes desde el primer momento. Ver Bendita paciencia es como invertir en nuestra propia salud mental y una lección de aprendizaje sobre el relativizar los dramas cotidianos.
‘Bendita paciencia’ se emite los martes en HBO España.