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‘Pennyworth’ se merece una oportunidad y este es buen momento

Alfie es Jack Bannon. (Fuente: EPIX / Starzplay)

¿Qué se puede esperar de una serie que arranca con Paint It Black de The Rollings Stone? Pues, como mínimo, ritmo, entretenimiento y que sea algo gamberra. Todo eso, y alguna cosa más, es lo que ofrece Pennyworth, serie del universo DC Comics que aquí puede verse en Starzplay y que este domingo estrenó su segunda temporada con un primer episodio algo más flojo que el de 70 minutos con el que aterrizó en España en octubre de 2019.

Creada y producida por Bruno Heller (Gotham), la anterior tanda de episodios –todos ellos con título de mujer– fue un auténtico festival de escenas de acción bien orquestadas, una trama de conspiraciones y sociedades secretas intentando sacar tajada en Reino Unido y un trío protagonista con mucho carisma y química. Con sus fallos, que alguno tiene –léase esos villanos interpretados por Paloma Faith y Jason Flemyng que en ocasiones resultan demasiado caricaturescos incluso para la historia de un personaje salido de los cómics–, Pennyworth dispone de muchos puntos a favor para darle una oportunidad.

Alfred Pennyworth, eterno mayordomo de la mansión Wayne y quien se ocupó del pequeño Bruce cuando sus padres fueron asesinados, es uno de los grandes desconocidos del entorno de Batman. Sin él, el Hombre Murciélago no existiría. Aún así, no ha tenido el protagonismo ni en el cine ni en la televisión que se merecía. Con todo, grandes nombres le han dado vida: Alan Napier, Sean Pertwee, Michael Gough, Michael Caine y Jeremy Irons.

La propuesta de Heller es conocer al Pennyworth anterior, antes de seguir los pasos de su padre y enfundarse el traje de mayordomo. Y ahí es donde entra en la ecuación Jack Bannon, que se convierte en el joven Alfie, un veinteañero que destila humor británico, arrogancia y que está traumatizado con la guerra. Tanto, que a su vuelta tras prestar servicio en las Fuerzas Especiales del Aire del Ejército Británico (SAS) intenta reconducir su vida montando una empresa de seguridad privada. Sus intenciones son buenas, quiere alejarse de la batalla, pero acaba envuelto en otra sin más opción que acabar abrazando la violencia de nuevo.

Una buena y compleja trama de espías

Pennyworth es una serie de espías con un toque de estética gangster por aquello de los sombreros, las gabardinas, las armas y los vehículos que utilizan. Por si alguien se lo pregunta, no hace falta saber nada de Batman y sus cosas. Si se sabe, eso sí, tiene más gracia por la sorpresa que causa ver a Alfred en según qué situaciones, pero no es necesario. La primera temporada se ambienta en los sesenta y el nivel de producción, con esa fotografía tan particular, es un punto a favor. Otro es al servicio de qué se pone esa estética: la historia.

A Bruce Wayne, futuro padre de Bruce, lo interpreta Ben Aldridge. (Fuente: EPIX / Starzplay)

Con el territorio británico como tablero de juego, lo que se plantea es la existencia de dos sociedades secretas (aunque no del todo) enfrentadas entre sí. Unos quieren derrocar a la Reina para imponer un orden dictatorial. Los otros, no. Y ahí, en medio, dos americanos. Uno, haciendo de espía para la CIA y defendiendo los intereses estadounidenses sobre el terreno. La otra, entrometiéndose en todo y alardeando de ideales. Ambos, liando a Alfred en sus planes. Ellos son Thomas Wayne (Ben Aldridge) y Martha Kane (Emma Paetz), futuros padres de Batman y también futuros jefes de Alfred. Por aquel entonces ni siquiera eran pareja, pero la química estaba ya y entre los tres montan un trío, cuanto menos, singular.

La banda sonora se merece también un comentario, porque, más allá del Paint It Black de los Rolling con el que abre, hay otros más, que es mejor no desvelar y que cada uno descubra como parte de la experiencia. En ese sentido, Pennyworth pertenece a la escuela de The Umbrella Academy. Algo que, por otra parte, se echa de menos en el primer episodio de la segunda temporada ahora estrenada. La música y algo más.

A este arranque de temporada le falta el impacto de la primera, aunque recoge muy bien las consecuencias de los acontecimientos con los que acabó Marianne Faithful y salta adelante en el tiempo colando entre medias acontecimientos por revelar que explican por qué los personajes se encuentran en posiciones distintas a aquellas en las que les dejó el espectador. Además, suma al capitán Gulliver Troy (James Purefoy), que no está claro si será aliado o enemigo de Alfie.

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