Con todas las plataformas añadiendo a sus catálogos series de hace años que todos recordábamos con cariño, ha sido inevitable para muchos revisar estas producciones. Y lo que muchos han encontrado es que, aunque en el gran esquema de las cosas no han pasado tantos años, aún podemos exclamar aquello de «cómo hemos cambiado», que decía la canción. Pasó con Friends, pasó con Dawson crece y, por supuesto, ha pasado también con Bones. Y más concretamente con el personaje de Booth.
Internet echa la vista atrás
En Reddit no han podido evitar plantearse si el personaje que interpretó David Boreanaz, visto con los ojos de hoy, digamos que no ha envejecido muy bien. La serie, recordemos, se basaba en la dinámica entre Brennan (Emily Deschanel), una doctora extremadamente racional y lógica hasta el punto de que en ocasiones podía pasar por una persona muy fría, y el agente Booth, un hombre de acción, más intuitivo y que se guía más por el instinto. Ambos resuelven casos que, curiosamente, siempre tienen un esqueleto que reconstruir de por medio y, ya que están, pues se enamoran y fundan una familia.
Porque qué es una serie de estas características sin un poco de drama sentimental. La química de ambos actores estuvo clara desde un primer momento y, desde su estreno en 2005, tuvieron una legión de seguidores que les mantuvo en antena hasta 2017, que se dice pronto. Al verla con los ojos de 2020, sin embargo, los usuarios de Reddit han encontrado algunos problemillas con el personaje de Booth.
El típico “macho Alpha”
Varias voces señalan que Booth tiene un comportamiento que correspondería con el típico “macho”: primero disparar y luego preguntar, hombre de acción con un cinturón que enmarque su hombría y más que un poco controlador. No olvidemos cuando dispara aquella furgoneta de helados después de un caso porque tiene embotellados todos los sentimientos provocados por el anterior. O que la primera vez que lo vemos es porque ha hecho que Seguridad Nacional retenga a Brennan ilegalmente para poder convencer a la doctora de que vuelva a trabajar con él. Tampoco emociona su comportamiento durante el embarazo de esta, que no la dejaba en paz casi que ni para ir al baño.
Otro asunto para repensar es que su imagen proyecta la idea de que el gobierno y las instituciones policiales no tienen tacha. Booth cree en el FBI y cree en las fuerzas policiales y del orden y esta, especialmente en Estados Unidos, está tan puesto en cuestión ahora mismo que le ha costado la renovación incluso a series actuales como Brooklyn 99. Su rígido sistema de creencias también chirría ante los ojos del espectador actual: Booth es muy tradicional y, a lo largo de la serie, es poco respetuoso con aquellos cuya forma de vida o de ver el mundo difiere de la suya. Esto incluye a sus compañeros: comenzando por su trato con Sweets, las mil y una veces que ridiculiza a Brennan por su forma de vida… o cualquiera de los episodios donde hay algún tipo de fetiche involucrado, donde sus comentarios vistos hoy en día son más dañinos que graciosos.
Y esto por no hablar de su querencia por salir con compañeras de trabajo (Brennan, Cam…) o con otras mujeres en cuya relación existe un gran desequilibrio de poder. Es el caso de Hanna Burley: por muy romántico que parezca salir con alguien que te salvó la vida en Afganistán, lo cierto es que la pobre Hannah en la vida real siempre se hubiera sentido en deuda y eso, para tomar decisiones de pareja, no suele venir muy bien.
No es el único: el equipo tampoco se libra
Aunque sea Booth el personaje en el que más se nota el cambio de paradigma que ha habido en la sociedad, desde luego no es el único en la serie Bones. Un episodio que ahora se ve como problemático es La chica de la máscara, de la cuarta temporada. En él, mientras Temperance intenta encontrar un nuevo ayudante personal, Booth recibe la llamada de un antiguo amigo desde Tokio, el sargento Ken Nakamura, quien había participado en un programa de intercambio policial junto a él. Al parecer, su hermana Saki, una joven estudiante de 21 años, lleva unos días sin devolverle las llamadas.
Durante la investigación colaboran con el Dr. Haru Tanaka y se pasan todo el episodio intentando adivinar su género. Porque se ve que es de vital importancia para el transcurso de sus vidas etiquetar a esta persona. Es una actitud especialmente flagrante en el caso de Ángela, la bohemia, la librepensadora y bisexual, en definitiva, un personaje que la serie presenta como la más concienciada y sensible en el grupo protagonista. Es ella la más agresiva un su aproximación, llegando a abrazar a Tanaka para averiguar su género (como si el hecho o no de tener pene fuese a sentar la cuestión, además). Queda una trama que, desde luego, hoy en día queremos pensar que no se hubiera hecho así, ni mucho menos.
Aunque claro, también es Ángela la que, cuando decide ser célibe, se dedica a acosar sexualmente a todos los becarios que se cruzan por su camino. Lo que, dejadnos deciros, aunque seguro que ya lo sabéis: está rematadamente mal.
Entonces ¿cancelamos ‘Bones’?
No. Bones siempre ha sido una serie entretenida y hay que tener en cuenta que los personajes evolucionan y aprenden de sus errores. Booth tiene una trama completa en la que tratan cómo comienza a dudar del gobierno y, por ende, de todo su esquema de valores. De hecho, su personaje se caracteriza por la necesidad de mejorar constantemente como persona. Además, se adapta y aprende nuevos valores; ejemplos de ello son que acepta que su tía era gay o que, hacia al final de la serie, se abre y respeta mucho más a sus compañeros. Su masculinidad tóxica se revisa y se cambia, de tal forma hace que la serie sea más real. La gente es problemática, todo el mundo. Tener fallos no los hace malos personajes, los hace personajes reales.
Tampoco podemos olvidar que esta serie se emitió en FOX, con los valores que eso implica, y hace 15 años ya. Los tiempos cambian más rápido de lo que nos parece a nosotros (y a Bob Dylan) y no se puede juzgar un producto audiovisual de hace años con los ojos de hoy en día. Esto no significa dejar de ser críticos, o no saber ver cuándo se está diciendo y/o haciendo una barrabasada en dichas cuestiones. Sinceramente, me preocupa más una falta de diversidad o cierto tipo de valores en un producto actual, que el hecho de que la representación LGTB en Friends fuera menos que perfecta en los noventa o que Dawson crece le hiciera un slut-shaming como la catedral de Burgos a sus personajes femeninos (especialmente a Jen), porque, estos temas no estaban al frente de la discusión en aquel momento y donde no hay mata no hay patata. Lo mismo aplica con Booth y su masculinidad tóxica.
Todas estas actitudes eran tan perjudiciales entonces como ahora, de eso no hay duda, pero eso no quita su calidad como entretenimiento en el contexto de sus años de creación. Si simbolizan algo, en todo caso, es que son el testimonio de cuánto hemos cambiado.