Rodrigo de la Serna y Darko Peric interpretan a Palermo y Helsinki en ‘La casa de papel’. (Fuente: Netflix)
Cuando Netflix decicidó reabrir La casa de papel, planeó dos temporadas. Sin embargo, inicialmente solo anunciaron la tercera y no fue hasta unos días antes de estrenarla cuando confirmaron que había otra más. Era inevitable decirlo ya que, en realidad, tercera y cuarta temporada son dos partes de un todo, ese segundo atraco al que deben enfrentarse los protagonistas y que nuevamente se divide en dos tandas de episodios como pasó con el primero.
La cuarta temporada promete poner a los dalís contra las cuerdas, según hemos visto hacia dónde nos ha llevado la tercera, pero para que la serie continuase no podría tener un final demasiado trágico (con todos muertos o en la cárcel, por ejemplo). Entonces llega la duda de si La casa de papel podría renovarse para un tercer atraco (o una quinta y sexta temporada) o si sería estirar demasiado el chicle.
“Estamos rodando la cuarta temporada y me da en la nariz que no se acaba ahí”, decía Itziar Ituño (Raquel Murillo en la serie) recientemente en una entrevista a El País. Algo debe saber. Y hasta cierto punto es normal que Netflix no quiera dejar escapar tan pronto uno de sus mayores éxitos. Vista por 34 millones de espectadores en todo el mundo en su primera semana, es la serie de lengua no inglesa más vista de su historia y en algunos territorios, incluidos Francia, Argentina o España, es también la serie más vista por encima de cualquier producto norteamericano. Con esos datos en cuenta, parece imposible que no haya continuidad.
Y en Netflix confían en que La casa de papel pueda seguir. “Me contaron que la visión de Álex [Pina] era que en cada temporada hubiese más y más en juego. Podemos llevar la serie a Estados Unidos y que el mismo equipo robe Fort Knox. Y pensé: ‘Boom’. Eso es interesante y es coherente con la visión de la historia, quizás podría ser un spin-off. Sería maravilloso”, decía el año pasado Erik Barmack, responsable de las series internacionales de Netflix, a Variety. Más tarde Pina aclaró que nunca quisieron llevarse la serie fuera de España para no perder ese carácter latino que tiene la serie y que la diferencia tanto de las producciones anglosajonas. Pero sí podemos sacar algo en claro de las palabras de Barmack y es que Netflix sabe el filón que tiene entre manos y que les gustaría que La casa de papel fuese una gran franquicia.
Lo empresarial está claro, pero ¿y lo creativo? Desde luego, si hay un tercer atraco, es algo que no nos van a decir hasta que veamos la cuarta temporada, para no romper la sensación de peligro y la tensión del espectador. Si la renuevan antes, sabremos que Tokio no puede morir, por ejemplo. Porque continuar la serie supone que esta cuarta temporada no puede quemar las naves del todo y eso, en parte, es una pena. Si en este segundo atraco (o la tercera temporada) ya se ha notado cierta reincidencia en la fórmula porque, al final, encerrarse en un banco no es tan distinto a hacerlo en la Casa de la Moneda, una tercera ocasión podría matar al producto. O no.
Porque lo interesante de la presente historia es cómo han girado el relato hacia la lucha contra el sistema y el objetivo de protegerse los unos a los otros, además de cómo han subido la apuesta, como apuntaba Barmack, tanto a nivel creativo como de producción. Y aunque hay elementos que puedan resultar repetitivos, La casa de papel no pierde de vista lo importante que no es ni más ni menos que tener al espectador enganchado y entretenido. Y confío en que el equipo de Vancouver Media puede hacerlo una vez más y la serie vuelva a sorprender. Veremos.
La tercera temporada de ‘La casa de papel’ está disponible en Netflix, mientras que la cuarta se espera que llegue a principios de 2020.
