Jaime King es la protagonista de ‘Black Summer’. (Fuente: Netflix)
Z Nation era, probablemente, una de las series de zombies más peculiares de la televisión. Durante cinco temporadas en SYFY contó cómo un grupo de supervivientes intentaba salir adelante en un mundo postapocalíptico en el que un virus letal había convertido a casi toda la población mundial en no muertos. Sólo una persona había logrado superar la plaga, y los protagonistas debían llevarla a un laboratorio en el que se pudiera desarrollar una cura.
Con esa sinopsis, suena a que era un drama de terror serio. Nada más lejos de la realidad. Z Nation apostaba más por la irreverencia y hasta por la comedia. Al fin y al cabo, su productora es The Asylum, la misma detrás de la saga de Sharknado. Su escaso sentido del ridículo terminó por granjearle un público fiel que también la convirtió en un éxito en Netflix, cuando pasó a formar parte de su catálogo, por lo que no es extraño que la plataforma haya querido continuar explorando ese mundo.
La manera para hacerlo ha sido desarrollar una secuela, Black Summer, que tiene lugar en el “verano negro” al que aluden los personajes de Z Nation cuando hablan del principio del fin del mundo.
Un spin-off diferente
El creador de la serie es Karl Schaefer, que era también uno de los responsables de Z Nation, y ha intentado que esta sea una ficción bastante distinta de su serie madre. Si aquella tiraba más hacia la comedia, con sus momentos de drama, Black Summer va a ser una historia de terror de zombies a la antigua usanza. Los protagonistas tendrán que escapar de los no muertos como buenamente puedan y los espectadores sólo sabrán lo que ellos sepan.
(Fuente: Netflix)
El personaje principal es una mujer corriente que es evacuada junto a su familia a una base militar en los primeros momentos del apocalipsis. Sin embargo, durante la evacuación es separada de su hija y, desde ese momento, la buscará por todos los medios a su alcance, mientras los zombies se multiplican y los vivos empiezan a adoptar comportamientos poco edificantes para garantizar su supervivencia.
Una de sus guionistas y directoras, Jodi Binstock, afirmaba en una entrevista que “la serie no hace bromas, es muy, muy seria. Es como si el apocalipsis zombi hubiera ocurrido de verdad en 2018, y explora cómo habría sido eso para todos nosotros. Es un estilo único y creo que a la gente le gustará”.
Tiene, eso sí, la sombra de Fear the Walking Dead sobre su cabeza, pues es otro spin-off que decidió contar los primeros momentos de la tragedia que da pie a The Walking Dead. Y sus protagonistas también acababan todos confinados en una instalación militar que resultaba ser mucho menos segura de lo prometido.
Lo que sí parece ser el gran punto fuerte de Black Summer es su ritmo. Su primera temporada son ocho capítulos y la trama no da descanso en ningún momento, siguiendo no sólo a su protagonista principal, sino a otros personajes que también intentan adaptarse al nuevo mundo que está surgiendo de los estertores del anterior. La sociedad como la conocían ya no existe.
Netflix apuesta por el terror
La serie encaja en la potenciación que Netflix está haciendo últimamente de su catálogo de terror. Aparte de La maldición de Hill House y de películas como la recién estrenada The Silence (o el juego con los códigos del género de Las escalofriantes aventuras de Sabrina), la compañía tiene en cartera la adaptación de Locke & Key y la antología de Guillermo del Toro 10 after midnight, entre otras.
Además, el estreno de Black Summer entra en otra de las estrategias de Netflix de aprovechar un contenido licenciado que le ha funcionado muy bien con uno propio que se sitúe en el mismo mundo o que siga sus mismas reglas. Así encontramos Las cuatro estaciones de las chicas Gilmore o, sin ser series derivadas de Velvet, dramas de época como Las chicas del cable y la próxima Alta mar.
‘Black Summer’ está disponible en Netflix.