La respuesta obvia a la pregunta del titular podría ser «nostalgia», pero Friends: The Reunion tiene mucho más mérito que simplemente eso. Reconozco, de hecho, que yo era de los que se mostraban un poco escépticos ante este regreso, un evento televisivo que mentiría si dijese que no tenía ganas de ver pero que tampoco sentía como algo tan necesario. Y he acabado llorando. Desde el minuto cuatro y a lágrima viva. Y os aseguro que esperaba tener la sonrisa en la cara durante todo el visionado, pero no la nariz metida en un pañuelo.
Lo de Friends: The Reunion no es solo nostalgia. No es la añoranza o el recuerdo, no es solamente reconectar con un tiempo en el que éramos más jóvenes, más inocentes y más felices. Venga, voy a decirlo, no es Stranger Things. Porque la magia de volver a Friends no reside solo en nosotros sino en ellos: en lo que fueron, en lo que significaron, en lo que nos aportaron. Y este especial consigue equilibrar la curiosidad y la anécdota con otra cosa más importante: reivindicar la relevancia social y cultural de la serie. Friends, el fenómeno. Friends, la serie que nos tocó el corazón.
No resulta difícil perdonarles que formalmente esta reunión sea un batiburrillo: que si reencuentro en el set por aquí, que si entrevista con James Corden por allá, que si gente hablando a cámara por otro lado, que luego ya pegaremos todo junto como buenamente encaje. La otra nota amarga es la escasa participación de Matthew Perry, por razones que todos conocemos y no han querido tocar. Pero qué más da cuando tienes a los seis del Central Perk juntos de nuevo. Juntos y queriéndose. Eso es lo especial, antes y ahora, de aquella comedia de NBC. Por todos es sabido que los protagonistas hicieron verdadera piña, que se apoyaban entre sí, que negociaron sus salarios juntos y que su relación personal fuera de la pantalla se convertía en esa química especial que hacía que una sitcom se percibiese como algo más.
Esa idea del impacto emocional que una simple serie de televisión puede tener en la gente es algo que aparece varias veces a lo largo de Friends: The Reunion. Desde famosos como David Beckham a personas anónimas de todo el mundo, escuchamos cómo Friends no era solo un entretenimiento. Friends escapismo, Friends era risa, Friends era un abrazo, Friends eran nuestros amigos. Lo eran de verdad o, al menos, así lo sentimos nosotros. Decir «Friends me salvó la vida» puede sonar muy desproporcionado, pero en muchos casos no nos cabe duda de que fuese real. La televisión acompaña y la televisión cura.
Y eso es lo que hace que nuestros corazones se derritan mientras vemos Friends: The Reunion y que nuestras lágrimas se descontrolen. Friends está dentro de nosotros y, aunque lo tuviésemos semiolvidado o latente, reaparece a los primeros compases de su canción de cabecera. He llorado con sus recuerdos, he llorado viéndolos en la mesa italiana reviviendo los guiones, he llorado con las tomas falsas y el metraje tras las cámaras, he llorado con las apariciones estelares y he llorado mientras jugaban. Y, a la vez, reía. Reía y lloraba. Porque, joder, no vayamos de duros, estos seis actores, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Jennifer Aniston, Matthew Perry, David Schwimmer y Matt LeBlanc, ahora ya casi ancianos, son nuestros amigos. Siempre lo serán.
‘Friends: The Reunion’ está disponible en HBO España.