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Ryan Murphy divide a la crítica con ‘Hollywood’: ¿ha perdido su magia?

Cuatro de los protagonistas de ‘Hollywood’. (Fuente: Netflix)

Durante toda su carrera, Ryan Murphy ha estado oscilando entre el mainstream y el nicho, entre la gloria crítica y las reseñas denostadoras. Nip/Tuck, por ejemplo, resultó muy sugestiva, pero quedó escondida como una rareza de FX a la sombra de las producciones del momento de HBO, mientras que con Glee cosechó tantos desprecios como millones para FOX. Varias de cal y varias de arena, según el proyecto. Pero con Hollywood, su última miniserie para Netflix, ha recibido de todo; no hay consenso sobre si es un paso en firme en su carrera o si ha derrapado.

Aunque la citada Glee y American Horror Story supusieron su consagración como creador de éxito, no sería hasta American Crime Story cuando a Ryan Murphy se le tomaría en serio como autor. En serio, en serio. Y Feud terminaría por coronarle. Pero cuando estás tan arriba cabe la posibilidad de caer y, desde luego, habrá mucha gente esperando a que lo hagas. Pose se mantuvo bajo la etiqueta de calidad, aunque muchos la señalaron como activista en exceso y minoritaria -en realidad su historia es bastante universal- y sobre 9–1–1 y su spin-off nadie se planteó que tuviesen más ínfulas que las de entretener a lo grande. Pero con su millonario salto a Netflix, los palos estaban aguardando.

Era el hombre más poderoso de Hollywood, según muchos titulares, y de él se esperaban grandes cosas. Quizás el error era pensar que esas “grandes cosas” serían grandes éxitos pensados para todos los paladares. Al contrario, Murphy entendió la propuesta de Netflix como un patio de recreo donde hacer lo que le diese la real gana y para contar las historias que a él le importasen, de la forma más suya posible y sin presión de la audiencia. No estaba para crear hits ni para, siquiera, hacer “televisión de calidad”. Estaba ahí para hacer lo suyo.

Y así llegó The Politician con una animada promoción y un recibimiento antipático, a pesar de su calidad. Resultó una incomprendida, pero no todo tiene que gustar a todo el mundo, a pesar de que todos quieran opinar sobre “Lo De Murphy”. Y vuelve a suceder con Hollywood: nadie quiere quedarse fuera de la fiesta del aplauso o el abucheo de este “y si…” que se ha inventado sobre la Meca del cine. Daniel D’Addario afirma en Variety que la historia es enrevesada y no tiene nada que decir, mientras que Alan Sepinwall opina en Rolling Stone que la dimensión sentimental de la serie y sus interpretaciones son suficientes para perdonar otros defectos que pueda tener. En Entertainment Weekly, Kristen Baldwin y Darren Franich han tenido que hacer una crítica doble porque no se ponían de acuerdo y en BBC un tal Hugh Montgomery está enfadadísimo; que es aburrida, irritante y que su historia inspiradora es moralmente cuestionable, dice. Ira y admiración.

Entonces, ¿ha perdido Ryan Murphy la magia para hacer series que le gusten a todo el mundo? Sencillamente, nunca tuvo eso. Su personalidad creativa siempre ha sido disonante, rompedora, grandilocuente y pomposa. A veces algo más sobria y otras más excesiva, pero nunca complaciente ni mediocre. Que Ryan Murphy no guste a todos no puede sorprendernos. Que Hollywood avive filias y fobias no puede más que divertirnos.

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