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‘Star Trek: Discovery’: 4 aciertos y 3 fallos de la temporada 3

(Fuente: Netflix)

Star Trek: Discovery fue creada con la firme intención de que se convirtiera en la joya de la corona de la nueva etapa de la veterana franquicia Star Trek. No ha terminado de conseguirlo, en parte por la competencia (cuando Picard vuelve al puente de mando poco más puedes hacer que retirarte y dejarle hacer) y en parte porque como buena nave científica a esta ficción le gusta experimentar… con resultados de lo más variados. Tras una segunda temporada de quitarse el sombrero, volvían intentando recuperar la idea de exploración de series anteriores de la franquicia. Repasamos en qué acertaron y en qué no, en esta temporada 3.

Acierto: Deconstrucción del universo

Star Trek: Discovery lo tenía muy complicado para estar a la altura de una segunda temporada muy redonda. ¿Qué podrían ofrecernos tras aquel final heroico y espectacular? Optaron por deconstruir el mundo trekkie y llevarnos a un futuro en el que la Federación, y por ende todos los valores que hacen especial el universo creado por Roddenberry, casi habían sido reducidos a cenizas. La tarea de reconstruir una edad de oro basada en la igualdad, el sentido de comunidad y la solidaridad llegaba en el momento perfecto: con una política internacional más crispada, pandemias y catástrofes por doquier; el mensaje de Star Trek se adaptaba para recordarnos que, por muy oscuras que se vean las cosas, siempre hay sitio para la esperanza.

Acierto: Las nuevas incorporaciones

Adira (Blu del Barrio) o Book (David Ajala) llegaron a principio de la temporada como un soplo de aire fresco y tampoco nos olvidamos del Almirante Vance (Oded Fehr), aprendiendo de nuevo lo que significa ser la Federación. Ofrecen puntos de vista diferentes de personas que se habían criado en un mundo muy distinto respecto a aquel del que llegaban nuestros protagonistas. Nuevos perfiles para enriquecer una tripulación que vienen repletos de posibilidades y que permanecen fieles al credo que debería regir, si no a todas las ficciones actuales, al menos sí a una franquicia como Star Trek: diversidad y empatía.

No nos podemos olvidar tampoco de la aparición de la Cadena Escarlata y su cabecilla, Ossyra, que prometen convertirse en unos enemigos más que dignos de una Federación que está volviendo a caminar de nuevo. Esperamos que la próxima temporada indague más en la mitología de este conglomerado comercial galáctico con toques de imperio persa. No serán los Borg o los cardassianos, pero prometen dar mucho juego y nos hemos quedado con ganas de saber más.

(Fuente: Netflix)

Acierto: La producción

Se podrá decir lo que se quiera, pero ver Star Trek: Discovery es una delicia para la vista. Se nota que no han escatimado en gastos y la fotografía es exuberante e inmersiva, pese a la falta de ambición del episodio final. El departamento de producción ha puesto cuidado hasta en el más mínimo detalle para crear mundos nuevos y para acercarse de una forma distinta a los que ya conocíamos (¿podría estar más agradecida de que vulcanos y romulanos ya no estén obligados a llevar ese infernal corte de pelo? No, no podría).

Acierto: El valor no se queda solo en lo que pasa en pantalla

Esto está muy relacionado con el primer punto, pero Star Trek: Discovery se arriesga. A veces le sale bien y otras veces no tanto, pero siempre intenta salirse del molde. Primero fueron unos klingon de lo más peculiares, después una vista atrás desde una perspectiva muy moderna y ahora haciendo saltar por los aires a la misma Federación de planetas. Puede que sea una serie altamente irregular en muchos aspectos, pero no se puede dejar de respetar a una ficción que no tiene miedo en saltarse todas las convenciones de su universo para contar algo nuevo sin perder de vista de dónde viene.

(Fuente: Netflix)

Fallo: Falta de planificación

Nombradas las virtudes de la temporada 3 de Star Trek: Discovery, nos toca repasar la otra cara de la moneda. Y lo cierto es que no se le han tomado muy bien el pulso a esta tanda de episodios. Según avanzaba la temporada, se intensificaba el sentimiento de que el grupo de guionistas se había dividido en trece equipos más pequeños a los que habían enviado a habitaciones diferentes para trabajar en sus respectivos episodios sin permitirles luego reunirse con los otros grupos para coordinarse o compartir ideas. Esto se ha traducido en una temporada con algunos capítulos individuales muy potentes, pero que en conjunto daba la sensación ir a la deriva.

Fallo: Tripulación… ¿de una sola persona?

Las series de esta saga siempre han adolecido del síndrome “tripulación de cinco personas”. Star Trek: La nueva generación, Star Trek: Espacio profundo 9 o la incluso la original, pese a ser ficciones esencialmente corales, por razones narrativas las cosas siempre acababan siendo solucionadas por los mismos oficiales. Se cuidaban mucho, eso sí, de dar a cada uno de esos personajes atención personalizada al menos durante un episodio y de repartir entre ellos el peso argumental.

Bien, este síndrome en Star Trek: Discovery se ha potenciado de tal manera que, pese a un par de aportaciones totalmente secundarias de Saru, Tilly o Stamets, el resto de la tripulación ha sido reducida a un papel totalmente marginal. Michael es la última y única solución a todos los problemas del universo. Nos encanta Burnham, y ciertamente iríamos a los fines de la galaxia siguiendo a Sonequa Martin-Green, pero contando con un reparto tan lleno de potencial no podemos dejar de lamentar que, a excepción de un tímido intento en los primeros dos episodios de la temporada, el resto de los oficiales de la nave pasen sin pena ni gloria.

Fallo: Un mundo demasiado intenso

¿Os habéis dado cuenta de que en esta nave no tienen conversaciones cotidianas? Nada de cotilleos sobre tu último ligue con cráneo transparente o sobre cómo aprender a silbar. No, no. En la Discovery todo es de vida o muerte, si te encuentras con alguien en el turboascensor debatirás sobre el futuro de tu relación (si tienes el día positivo) o sobre la posibilidad de destrucción apocalíptica que se cierne sobre tu planeta de origen (si tienes un día regular). Todas las charlas con tus compañeros equivaldrían a la fase de “exaltación de la amistad” en cualquier persona que no sea de esa tripulación (quien sangre conmigo será mi hermano, te seguiré a los confines de la galaxia, tu presencia en mi vida me ha hecho mejor persona y todas esas cosas).

La consejera Troi tendría las manos llenas con esta tripulación.

La tercera temporada de ‘Star Trek Discovery’ está disponible en Netflix.

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