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‘Memorias de Idhún’, el sueño que pudo ser y no fue (y otras adaptaciones literarias fallidas)

(Fuente: Netflix)

Cuando Netflix anunció la adaptación de Memorias de Idhún la alegría no pudo ser mayor. Para los lectores de la fantasía juvenil española, Laura Gallego es uno de esos nombres mayúsculos que construyeron un camino muy complicado en un momento en que la literatura de este género no movía a tanta gente ni acaparaba tanta fama. Podríamos decir que hoy día hasta es popular escribir para chavales (aunque sus creadores sigan teniendo que aguantar preguntas sobre por qué se dedican a lo que mucha gente sigue considerando literatura menor), pero hubo un tiempo donde las firmas de autores juveniles no tenían grandes colas ni gran expectación. Y ahí estaba Laura Gallego publicando un título tras otro y moviendo cada vez a más seguidores.

Los idhunitas marcaron un antes y un después y la saga aún hoy sigue cosechando buenas críticas. Por ello, la reacción ante la noticia del gigante rojo fue de alegría y jolgorio. Luego llegó el primer tráiler, y algo se nos empezó a mover por dentro; no para bien. Había algo que no se transmitía, parecía todo bastante impersonal y falto de ese halo que nos llevaba acompañando tanto tiempo. Y el estreno de la primera temporada, en septiembre del año pasado, no hizo más que confirmarlo.

La primera polémica vino de la mano del doblaje, pues pese a que Michelle Jenner estaba a la altura de las circunstancias, el resto de actores no lo estaban. Y todo se quedó un poco en eso: el comentario medio fue acerca del desastre en las voces y parece que ahí se limitaban todos los problemas de la serie Memorias de Idhún, pero no era así. Tras un mal doblaje que chirría a casi cualquier oído se esconden otros defectos que han hecho que la serie no parezca funcionar en España, pero tampoco fuera. Para empezar, la animación resulta poco trabajada, teniendo una ausencia completa de matices y dando la impresión de ser una producción de segunda, que no es lo que los seguidores esperábamos.

Memorias de Idhún es la obra del fantástico juvenil moderno español por excelencia y tras ella llegaron El ciclo de la luna roja de Cotrina, la saga de Marabilia de Iria y Selene o La Segunda Revolución de Costa Alcalá; todas ellas son buenas por sus propios méritos, pero desembarcaron en un camino que ya había sido abierto, en buena medida, por Laura Gallego. Y ante nosotros teníamos un producto audiovisual que no permitía ni entender claramente el mundo construido ni disfrutar de las imágenes. Había ciertos momentos que se salvaban y cuando recurría a una ilustración casi de cuento brillaba a pequeña escala, pero no era en absoluto lo esperado. Breve, demasiado simple y sin ritmo, la primera temporada de Memorias de Idhún pasó con malas críticas y pocas ganas de continuar con ella. Parte de esa falta de emoción se ha visto estas últimas semanas con la casi nula expectación ante la segunda temporada (estrenada hoy, viernes 8 de enero); el público no la espera y la prensa especializada tampoco.

(Fuente: Netflix)

El caso de esta serie nos podría servir para abrir un melón más grande: no es la única adaptación española reciente que no brilla. Podríamos mencionar a Valeria y cómo una saga literaria de la que hemos oído hablar (mucho) incluso los que no consumimos ese género no consiguió levantar excesiva emoción. A la Valeria televisiva le faltaba tensión sexual, querer que sus protagonistas se bebieran por los rincones y sudor, mucho sudor. Por el contrario, vimos a un personaje principal descafeinado, al que le faltaban preocupaciones de verdad y que no conseguía conquistar.

No es un problema exclusivo de Netflix, pues Dime quién soy ha conseguido despertar un total de cero ilusiones entre los lectores de la novela (obviamente es una exageración expresiva para darle dramatismo a la cosa). Si bien su autora, Julia Navarro, tiene una dilatada carrera llena de éxitos, la adaptación de Movistar, más que animar críticas negativas, lo que ha hecho es pasar sin pena ni gloria. Y es una lástima, tratándose de una producción a la que parecen haberse destinados buenos recursos y que contaba con una obra original que despertaba pasiones entre sus seguidores.

¿Qué sucede? ¿Por qué tantas no acaban de cuajar? Cuando en otros países las adaptaciones literarias son el pan nuestro de cada día (solo hay que ver los estrenos que vienen este año) aquí parece que no logramos explotar la ingente cantidad de títulos exitosos e internacionalmente bien considerados que tenemos. Llegados a este punto cabe plantearse si vale la pena continuar con los títulos ya estrenados o necesitamos parar, echar la vista atrás, ver en qué nos hemos equivocado y volver a arrancar. No lo tengo claro, pero espero que la tendencia se detenga, que los títulos que están por venir logren mantener el espíritu del original y que incluso los que se reinventen (pienso en El desorden que dejas) con polémica sobre los cambios respecto a la obra original cosechen suficientes éxitos. La literatura española merece ser un gran referente para la televisión.

La temporada 2 de ‘Memorias de Idhún’ está disponible en Netflix.

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