Interior del Club Inferno, uno de los escenarios de ‘Toy Boy’. (Fuente: Atresmedia)
En la playa de Fuengirola (Málaga) hay algunas urbanizaciones, construidas durante el boom turístico de los 60 y los 70, que ya no son lo que eran en aquella época. Los edificios de apartamentos están ocupados, pero las instalaciones anexas donde se ubicaban locales de ocio variados están vacías. En la discoteca de una de ellas se abrió a principios de este año el Club Inferno. El cartel en el exterior, negro y rojo, ya ayuda a que los clientes se metan en el ambiente del lugar. Desde luego, ayuda a que los periodistas que lo visitan en una ventosa tarde de abril se hagan una idea del tono de la serie cuyo rodaje han ido a visitar.
Porque el Club Inferno no existe. Es una invención de Toy Boy, la serie que Antena 3 rodó en la primera mitad de 2019 en la provincia de Málaga y que será uno de sus grandes estrenos de ficción para este otoño. Producida por Plano a Plano, es un thriller ambientado en un mundo poco habitual para las series españolas como una discoteca con strippers masculinos.
Uno de ellos, Hugo, sale de la cárcel tras pasar siete años allí, condenado por asesinar al marido de su amante (Cristina Castaño), una mujer rica y poderosa de Marbella. Vuelve al Inferno a reencontrarse con sus antiguos compañeros, pero también va a verse otra vez metido en un mundo de la noche que oculta secretos peligrosos. Hugo, por su parte, siempre sostuvo que era inocente del crimen, y entrará en contacto con una joven abogada (María Pedraza) que va a ayudarle a reabrir su caso.
Ésa es la sinopsis de Toy Boy. Su productor ejecutivo, César Benítez, explicaba a la prensa que “queríamos contar la historia de un juguete roto, queríamos contar cómo un hombre es manipulado por las mujeres, sobre todo”. El trabajo de Hugo como stripper es ser, más que un juguete, objeto de las fantasías de las clientas del Inferno, y los periodistas que visitaron el rodaje pudieron ver cómo se rodaba una de las escenas de baile y striptease de la serie.
Exterior del Club Inferno. (Fuente: FDS)
Todas las localizaciones utilizadas en Toy Boy son naturales; el club es una discoteca real que cerró hace algún tiempo y el departamento de arte sólo tuvo que ambientarla para que se ajustara al local que se necesitaba para la serie. Sus escaleras de acceso transportaban realmente a un ambiente de bajos fondos y de noche, y aún era más sencillo ponerse en situación al ver la larga barra de su centro y los asientos de pseudo terciopelo rojo situados recorriendo las paredes.
El escenario donde los chicos actúan se sitúa al fondo, con algunas mesas justo delante de él. Son las mesas para las clientas privilegiadas, como la que va a presenciar uno de los bailes en la escena que está a punto de grabarse. Hay una grúa montada en la pared izquierda del club cuyo brazo atraviesa por encima toda la barra, por lo que los técnicos deben mover botellas y vasos cada vez que hace un pase por allí, y la actuación de los chicos también se graba con una steadycam.
Los cincos van vestidos con traje, sombrero y gafas de sol, con un maletín, y menos uno de ellos, que está sentado en el escenario, los demás aguardan entre bambalinas, a la derecha, su señal para entrar y empezar a bailar. Esa señal es el principio de la canción Let’s dance, de David Bowie.
Un momento del baile. (Fuente: Atresmedia).
De los cinco actores que repiten varias veces la coreografía, muy pocos tenían experiencia previa en el baile. Jesús Mosquera, el protagonista principal de la serie, reconoce que “nunca había hecho nada a nivel de interpretación, no había bailado”. Hasta que se presentó al casting, Mosquera era futbolista (su último equipo fue el Antequera) y necesitaba prepararse lo mejor posible para asumir no sólo su primer trabajo como actor sino, además, como protagonista: “fui nueve meses a Madrid para prepararme tanto a nivel interpretativo como de baile y físicamente”.
Let’s dance suena en el Inferno hasta seis veces. Es una rutina de unos dos minutos en la que los cinco strippers actúan sólo para esa mujer sentada delante de ellos. Jesús Mosquera, Carlos Scholtz, José de la Torre, Carlo Costazia Jr. y Raudel Raúl Martiato la repiten para que el director los grabe desde diferentes ángulos de cámara, incluida una steadycam que pasa entre ellos, y también porque, a veces, alguno se equivoca en un paso o los pantalones se traban al quitárselos.
“Hay unos piques sanos”, explica Mosquera sobre la camaradería entre los cinco: “Al principio éramos muy tímidos porque algunos no habíamos bailado. Raudel tenía mucha experiencia en baile. Ahora, cuando ya controlamos y estamos seguros de nosotros mismos, no nos picamos, nos retamos, pero de buen rollo, para disfrutar porque lo pasamos muy bien”.
Un descanso durante el rodaje. (Fuente: FDS)
Sin embargo, aunque la prensa vio el rodaje de una de las escenas más Magic Mike de la ficción, sus responsables aseguraban que eso no va a ser lo principal de Toy Boy. Los intentos de Hugo por demostrar su inocencia, y las pretensiones de los criminales que pululan alrededor del Inferno, constituyen el centro de la serie.