Los niños de los noventa nos estamos haciendo mayores y esto se ha traducido a lo largo de los años en dos cosas. Por un lado, que la nostalgia de los cardados imposibles, los calentadores y las hombreras casi geométricas de los ochenta se está transformando en añoranza de los colores neón y el pelo a tazón. Por otro, que las peticiones incansables de los seguidores de Friends por volver a verlos en pantalla tuvieron respuesta. HBO Max puso en marcha un especial que sabemos que los actores ya han grabado y con el que parece que todo el mundo está encantado, pero que es posible que no nos vaya a gustar tanto como creemos.
Los propios actores ya habían pasado página
Friends acabó de la forma en que tenía que acabar y su final fue resultado del ciclo vital del propio producto. No hubo ninguna cancelación inesperada, ni fugas de actores, ni problemas de presupuesto como con otros productos que después se han rescatado, o de los que se han hecho episodios especiales. Tampoco se puede recuperar la ‘franquicia’ con otra historia, como con Somos los mejores. Una nueva era.
Por lo tanto, pese a los sempiternos rumores de un capítulo especial que les habían rodeado siempre, los actores ya estaban a otras cosas. En 2018, Matt LeBlanc comentó en un programa de radio que tras su paso por Friends se encontró inmerso en una etapa muy dura de su vida y, además, afirmó que no quería ver que había sido de la pandilla de amigos con el paso del tiempo.
“Entiendo que la gente realmente quiere que esa reunión se produzca. Pero esa serie trataba sobre un período finito en la vida de esos personajes, entre los 20 y los 30. Para ver qué están haciendo ahora, creo que es algo parecido a lo que se dice sobre que el libro es mejor que la película. Que la gente imagine lo que están haciendo ahora es mejor”
Del mismo modo, David Schwimmer fue tajante en 2019, cuando le preguntaron sobre las declaraciones de Jennifer Anniston en el programa de Ellen DeGeneres. Ella había expresado su deseo de que volviera la serie, pero Schwimmer no estaba de acuerdo: “Creo que todos sentimos que terminó (la serie) de la manera perfecta”. Por su parte, Courteney Cox reveló en el programa de Jimmy Kimmel que no recordaba mucho de la serie, algo que quedó probado de sobra con el trivial sobre la sitcom que le propuso el presentador y en el que la actriz no fue capaz de acordarse ni de los nombres de los padres de su personaje. Y qué decir de Matthew Perry, el cual en una entrevista para BBC confesó que no recordaba tres temporadas completas de la grabación debido a sus problemas de adicción, de los cuales afortunadamente se encuentra recuperado.
Con semejante panorama, a la que más se ha visto con la memoria fresca y con ganas de volver a ponerse en contacto con ella ha sido, curiosamente, a la que menos ha necesitado de su legado luego: Jennifer Aniston. En el programa de Graham Norton demostró junto a Reese Witherspoon que, a diferencia de Cox, todavía recordaba hasta frases completas de diálogo.
Es verdad que, tras la confirmación del especial, los discursos de los más reticentes han cambiado. No sabemos si por ilusión de reencontrarse o por ganas de contentar a unos seguidores muy insistentes. Igual es tan simple como aquel verso quevedesco, «poderoso caballero es don dinero». En cualquier caso, esperamos que Aniston haya pasado unos cuantos apuntes a sus compañeros antes de rodarlo.
La nostalgia: un arma de doble filo
Para una generación que desde 2008 acumula crisis económicas casi al mismo ritmo que coleccionaba cromos en el patio del colegio, resulta muy tentador el canto de sirena de aquellos ratos tan agradables sentados delante de la televisión, después de comer, riendo con este grupo de amigos que eran como de la familia. No olvidemos que Friends modeló hasta nuestra forma de hablar: nosotros no decimos “media naranja”, ni “alma gemela”, porque sabemos que en realidad no hay nada como tener una “media langosta” y Ross (David Schwimmer) nos enseñó que no se “está alerta”, sino que practicamos “unagi”. También tenemos claro que los peores dos enemigos de alguien son Rachel Green y los carbohidratos y que, por supuesto, no hay mejor bocadillo que el de albóndigas, aunque no hayamos probado uno en la vida.
Ross, Rachel (Jennifer Aniston), Monica (Courteney Cox), Chandler (Matthew Perry), Joey (Matt LeBlanc) y Phoebe (Lisa Kudrow) fueron los encargados de dar un abrazo colectivo a los Estados Unidos tras el 11-S. Y también nos hicieron creer que con un sueldo de camarera podías permitirte tener un piso en el centro de Nueva York a los 25 años. Pero como cantaba Ana Belén “al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver”. Y esto lo mismo aplica a Macondo que a Central Perk.
Por eso era tan peligrosa la idea de un episodio titulado «El de la reunión». Partamos de la base de que los seguidores de la serie querían un episodio donde volver a ver de nuevo a sus «personajes prozac» con la curiosidad de quien acude a una reunión de antiguos alumnos del instituto. Y todos sabemos lo que ocurre con estos regresos: cuando vuelves a las aulas parecen más pequeñas, y los que acuden pocas veces son como te imaginabas que serían. Lo hemos vivido hace nada con la nefasta cuarta temporada de Veronica Mars o con Física o Química. Nuestra detective adolescente nunca tuvo un corazón tan duro y, aunque nos alegramos mucho por que a ‘la Yoli’ le vaya bien en la vida, lo del reencuentro de los chicos del Zurbarán solo sirvió para dejar claro que algunas cosas mejor dejarlas quietas.
Al final, HBO Max se ha decidido por un programa en el que los actores compartirán con la audiencia sus recuerdos del rodaje en los diferentes sets de la mítica ficción. No queda otra que ponderar si la cadena y los actores han pensado también que las expectativas en caso de intentar grabar un episodio iban a ser inalcanzables. La realidad siempre brilla un poco menos que nuestra imaginación, así que mejor verlos a todos juntos, sí, pero sin pillarnos los dedos. Y no puedo culparles por pensarlo, no vayamos a encontrarnos con otro Física o Química: El reencuentro entre las manos. Pero tampoco se puede negar que esta decisión condena el programa a que, ya desde antes de su emisión, lo ronden aires de desilusión.
Gasolina para la polémica
Las relaciones en tiempos de Tumblr y de Tik Tok han cambiado. Cuando Netflix compró la sitcom y la incluyó en su catálogo por primera vez, aquellos que la habían visto en el momento de emisión estaban encantados. Los que la veían por primera vez tardaron poco en dejar claro que ya no conectaban con los personajes ni con las tramas. Cada serie es producto de su tiempo. Lo que en los 90 había sido inclusivo (Carol y su mujer, las madres de Chandler…), romántico (la historia de Ross y Rachel) o divertido (muchos de los chistes de Joey y Chandler), pasó a ser irrespetuoso, tóxico o directamente ofensivo.
Dejando aparte la discusión sobre si estas acusaciones eran justas o simplemente producto de no tener en cuenta que con el tiempo los valores evolucionan y cambian, lo que sí quedó claro es que las nuevas generaciones, en general, no sienten ninguna vinculación especial con los personajes. ¿Qué interés podrán tener en ver esta reunión? Más allá de la pura curiosidad por ver a qué viene tanta fanfarria por el programa, suponemos que poco más. Y esperemos que quede ahí la cosa, porque las declaraciones que hagan sobre la falta de diversidad en el reparto, tramas como la relación de Ross y Rachel, todos los chistes de ‘Mónica la gorda’ o la línea argumental de la gestación subrogada de Phoebe para su hermano van a ser gasolina para traer de nuevo a la palestra el rechazo de las nuevas generaciones por la ficción.