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‘Feel Good’ expone la otra cara del #MeToo en su segunda temporada

(Fuente: Netflix)

La cómica canadiense Mae Martin ha regresado a Netflix con la segunda entrega de Feel Good, la adorable comedia que escribe y protagoniza y que empieza donde acaban las comedias románticas. De carácter semiautobiográfico, esta producción británica pone en el centro de la historia la relación sentimental entre la protagonista, Mae (que se interpreta a sí misma), y George, una joven profesora. Sin embargo, a partir de esta adorable e intensa pareja surgen problemas que la desestabilizan (o se desestabiliza y surgen los problemas, es indiferente).

En la primera entrega de Feel Good, Mae, que tenía un largo historial de adicciones a sus espaldas, vuelve a consumir y con ello decepciona a mucha gente y a sí misma. En los seis nuevos episodios trata de remediar este problema, pero se adentra en una de las razones que le llevan a recaer y a fracasar en sus relaciones personales, porque no hay nada como la terapia de grupo para llevarte a un ejercicio de introspección personal que despierte viejos fantasmas.

A pesar de la felicidad que debería sentir por su reencuentro con George, Mae siente una enorme ansiedad que le presiona el pecho y le obliga a meterse debajo de la cama o el sofá como lugar seguro. Sin embargo, no sabe de dónde viene tanto dolor hasta que suena el teléfono y al otro lado se encuentra con alguien que no conoce pero que vivió lo mismo que ella. Entonces los recuerdos se agolpan y la frustración crece, porque aquello que había borrado de su memoria le devuelve una imagen que no le gusta y le hace sentirse insegura.

Mientras lidia con el hecho de que Scott, su amigo del alma, en realidad abusó de ella siendo menor de edad, la vida profesional de Mae da un importante cambio. Donna, una representante conocida en el mundillo de la comedia, quiere trabajar para ella y su primera propuesta es que acuda a un conocido programa de televisión, que presenta Arnie Rivers. El mismo que en la primera temporada, aprovechando su común aprecio por las sustancias ilegales, le ofreció que le tocase el pene, porque se iban de gira juntos y en esas circunstancias “se intima mucho”. Cuando ella lo rechaza, él se limita a buscar otro compañero de gira.

(Fuente: Netflix)

Mae le cuenta su episodio de acoso con el presentador, aclarando que “no soy especial, a la mayoría le ha pasado”, pero Donna le responde diciéndole que en su época no se hablaba de eso y que debe aprovechar su aparición en el programa para airear los “trapos sucios”. Le habla de venganza y de justicia y le dice que debe hacerlo “por todas a las que se lo ha hecho“, una presión que crecerá antes y durante el programa al que la cómica ha sido invitada, con frases como “se lo debes a quienes no tienen este altavoz y a mí”.

Es aquí donde la creadora plantea una visión que desde el estallido del movimiento #MeToo es inusual. Porque, aunque en un principio está dispuesta a hacerlo, creyendo que con la humillación de Rivers solventará sus problemas con Scott, posteriormente no se siente capaz. Tiene dudas sobre su futuro en la profesión, pero también sobre sí misma y más tarde reconoce que es “una cobarde, nunca tendré la valentía para hacer lo que tengo que hacer con mi vida”.

El argumento de hacerlo por todas aquellas que también lo han vivido es poderoso, y para reforzarlo, al terminar el programa, se encuentra a Rivers con una empleada del programa en una situación que le es familiar. Sin embargo, Mae representa a todas aquellas que no se sienten con fuerzas para sobrellevar un escándalo y protagonizar todas esas portadas de la prensa amarilla que tan planificadas tiene su representante.

(Fuente: Netflix)

Al frente del movimiento que sacó a la luz el comportamiento de Harvey Weinstein y otros hombres poderosos, hubo mujeres que tuvieron la fuerza necesaria para lidiar con la atención mediática que suponía, en un intento de dejar atrás su doloroso pasado e intentar que no le pasase a otras. Sin embargo, seguro que también hubo otras muchas que no fueron capaces de dar el paso y tuvieron que lidiar con sus recuerdos en soledad o, con un poco de suerte, con la discreción propia de la ayuda psicológica profesional. Y eso puede que no llene titulares ni cree hashtags, pero es tan legítimo como aquellas que dan el paso.

“Creo que la reacción al movimiento #MeToo y todas las conversaciones en torno a él se centraron realmente en exponer a la gente”, explicó Mae Martin en una entrevista, “así que quería demostrar que no hay ganadores en estas situaciones. Si alguien expone a alguien online eso no significa que haya ganado. Todavía están lidiando con el efecto dominó del daño“, añadió antes de comentar que la mayoría de las veces las víctimas conocen previamente al acosador. “No creo que lleguemos a mostrar lo insoportable que es tratar de contar con personas que te importan y te han hecho daño de esa manera”, concluyó.

La cómica también reconoció que en la nueva temporada no quería hacer una historia sobre una venganza o una agresión sexual, simplemente plantear preguntas como “qué hacemos con nuestro trauma del pasado y cuánto dejamos que afecte a nuestro presente”. Y con su retrato ha plasmado una realidad que puede ser poco heroica, pero que también existe y merece el mismo respeto que aquellas que se atrevieron a alzar la voz. Los culpables de que haya víctimas de acoso siempre serán los acosadores, nunca pueden serlo otras víctimas.

‘Feel Good’ está disponible en Netflix.

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