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Ser padre es muy sufrido (según las series de televisión)

(Fuente: NBC, Movistar+, NBC)

Desde que el bueno de Charles Ingalls enseñase a sus hijas los secretos del campo, y de la vida, en La casa de la Pradera la figura paterna en las series de televisión ha cambiado mucho. De la humildad de trabajar un terreno al poder de dirigir un imperio del narcotráfico, los padres de la ficción serializada son personajes imperfectos, a veces ausentes, pero habitualmente amorosos y muy sufridos. Sufren por la responsabilidad de ser el cabeza de familia, pero también porque eso les quite tiempo y se pierdan algún momento importante en la vida de sus pequeños, aunque ya no lo sean. E, incluso, sufren por el ciclo natural de la existencia y se atormentan por qué pasará cuando ellos ya no estén.

Si tuviésemos que buscar un rostro en el que encarnar todo este sufrimiento ese sería, sin ninguna duda, el de Bryan Cranston. Aunque, paradójicamente, el actor californiano era conocido por dar vida al padre más cariñoso e inmaduro de la pantalla en Malcolm in the Middle, con dos de sus últimos proyectos ha cambiado completamente de registro, encarnando a dos hombres preocupados por sus hijos hasta tal punto de hacer cualquier cosa para protegerlos y cuidar de ellos.

En 2008 Cranston protagonizó Breaking Bad y se convirtió en un profesor de química que combinaba dos trabajos para sacar adelante a su mujer y su hijo discapacitado. Pero cuando descubrió que el final de su vida iba a llegar mucho antes de lo esperado, dejó de lado su resignación vital y la cambió por una vertiente mucho más peligrosa y también más lucrativa, la del tráfico de drogas. Su inagotable ambición le llevó a distanciarse de su familia pero White consiguió, con mucho esfuerzo, lo que quería, acumular el dinero suficiente para que a su familia, que había sumado un miembro más, no le faltase de nada.

Desde el otro lado de la ley, convirtiéndose en el juez Michael Desiato, Cranston ha vuelto a encarnar a la figura paterna que está dispuesta a todo por sus hijos en Your Honor. En esta ocasión es Adam, su único vástago, el que se mete en un lío que combinaba mafia y problemas con la ley, pero es él, con sus años de experiencia en la corte, el que lo da todo para evitar que la vida del joven se vaya al traste. Y, para conseguirlo, no duda en dejar de lado sus principios y su fe en la justicia, arriesgándose a desprestigiar su buen nombre e incluso asumiendo la falta cometida por Adam como propia.

Sufrido y viudo

(Fuente: ABC)

El peso con el que carga Desiato es voluminoso porque, por desgracia, es la única figura paternal que le queda a su hijo, tras la muerte un año antes de su mujer. Y aunque la viudez masculina no se ha explotado tanto en Estados Unidos como en la España de los 90 y la primera década de este siglo, con Nacho Martín (Emilio Aragón) y Diego Serrano (Antonio Resines) como principales representantes, la ficción yanqui también ha recurrido a esta condición involuntaria para crear padres televisivos entregados e inicialmente solitarios.

El más mítico de todos ellos es Danny Tanner, padre de DJ, Stephanie y Michelle en Padres Forzosos. Tras perder a su mujer en un accidente de tráfico el personaje interpretado por Bob Saget debe descubrir como criar a sus tres hijas pequeñas y seguir trabajando en la televisión. Y para ello recurre a sus mejores amigos, que se encargarán de contrarrestar la intensidad del cabeza de familia, y sus muy especiales charlas, con humor y dedicación.

Sufrido e intenso

(Fuente:NBC)

Si en algún momento pensamos que Tanner era una representación demasiado moñas de la paternidad, NBC se propuso demostrarnos lo equivocados que estábamos con la familia Pearson, protagonistas de This is Us. Con Kevin pendiente de examen, porque acaba de estrenarse, su padre Jack y su hermano Randall son dos buenos ejemplos de paternidad intensa, especialmente el primero.

El personaje interpretado por Milo Ventimiglia es un hombre dedicado que enseña a sus hijos a sentirse aceptados y amados tal y como son, que conoce cómo se sienten con solo mirarlos y que siempre está ahí para darles el amor que necesitan. Una entrega sin medida que hereda Randall (Sterling K. Brown) en una versión moderna aunque igualmente imperfecta, que no se rinde ante las dificultades de criar a una hija adoptiva adolescente, ni duda a la hora de aceptar la homosexualidad de su hija mayor Tess.

Sufrido y enfurecido

(Fuente: NBC)

Las sitcom de los años 90 dibujaron muchas figuras paternas, porque la gran mayoría se centraban en unidades familiares de lo más diversas y multitudinarias. Pero hubo dos que especialmente se ganaron nuestro corazón y nos demostraron que la paciencia paterna no es infinita. Primero llegó Carl Winslow con Cosas de Casa, interpretado por Reginald VelJohnson.El señor Winslow era un hombre cariñoso con sus hijas que, sin embargo, siempre terminaba frunciendo el ceño, y finalmente desquiciándose, cuando Steve Urkel (Jaleel White) aparecía por la puerta sonriente y como si estuviese en su casa. “Yo me calmaré… ¡todos lo veréis!” fue el mantra que entonaba para evitar ahogar con su propias manos a su estresante vecino, aunque no se puede decir que consiguiera su propósito.

Un año después llegó el tío Carl, que no era el padre de El Príncipe de Bel Air pero, para lo bueno y para lo malo, ejercía como tal. El personaje interpretado por James Avery era un juez honesto que llevaba su hogar con rectitud y educaba a sus cuatro hijos severamente. Hasta que Will Smith entró en sus vidas y todo su empeño se vio frustrado por un joven problemático e irrespetuoso, que además se burlaba de su condición física y siempre trataba de salirse con la suya. Aquel era un comportamiento que se saldaba con el tío Phil enfurecido, con los ojos a punto de salirse de las órbitas, y gritando “Wiiiiillllll”. Pero, a pesar de todas sus fechorías, acabó queriéndolo como a un hijo.

Sufrido y cercano, aunque no padre

(Fuente: Movistar+)

Para ejercer de padre o convertirse en una figura paterna, no es necesario serlo. Y entre los mejores ejemplos de los últimos años está el incansable Johnny Rose, el padre de la familia protagonista de la exitosa Schitt’s Creek. A pesar de que el personaje de Eugene Levy ya tiene dos hijos propios, este hombre de negocios venido a menos decide volcar sus conocimientos y consejos en Stevie (Emily Hampshire), la joven que regenta el motel en el que viven y con la que termina emprendiendo su nueva aventura empresarial. Es una relación especial en la que él encuentra la sintonía laboral que no le ofrecen David y Alexis y ella el guía que falta en su vida.

Pero si tenemos que escoger un padre sufrido, dedicado y que siempre está ahí para los que más lo necesitan es difícil escoger a otro que no sea al entrenador Eric Taylor, protagonista de Friday Night Lights. Interpretado durante cinco temporadas por Kyle Chandler, además de vivir en la legalidad, (no como los de Cranston) y dedicarse a criar a sus dos hijas con amor y comprensión, Taylor es una especie de padre para todos los chicos que forman parte de su equipo de fútbol americano. Se preocupa por ellos más allá del campo de juego, su puerta siempre está abierta para quien necesite un consejo y también acude al rescate de quienes más lo necesitan, como el bueno de Matt Saracen (Zach Gilford). Era un progenitor ambicioso pero también accesible, que episodio tras episodio insiste en demostrar que es el esposo que toda madre querría para su hija y el padre que desearía para sus nietos. 

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